UN HOMBRE QUE NO PUEDO OLVIDAR

1107 Words
Janet queda viendo fijamente el rostro de Alejandro, y le dice: — Si, demasiado diría yo… pero es mejor que cada quien tome su camino. Y que esto que paso, quede aquí. — ¿Por qué? Lo que vivimos fue hermoso, quisiera repetir lo que paso una y otra vez. — Alejandro, entiende que estando conmigo corres el peligro de morir. Alejandro se sienta, y luego le dice a Janet: — ¿A qué te refieres? — Solo hazme caso, aléjate de mí. — ¿No quieres contarme? — No. — Pues yo también podría decirte lo mismo, pero la realidad es que quiero estar contigo. Janet también se sienta, y le expresa a Alejandro: — En el rostro se te ve que guardas algo muy importante. — Janet, voy a decirte la verdad. — Adelante. — Yo soy un espía del gobierno español… Janet mira el mar por unos segundos, y luego mira a Alejandro, y le expresa: — No sé qué decirte. — Dime cualquier cosa. — ¿Sabes lo que te pasa si los portugueses se enteran de esto? — Si, pero es mi trabajo… yo jure proteger los intereses de España. Y también protegerla de cualquier peligro. — Bueno, no esperes a que yo te ayude en eso. — Claro que no… yo no me lo perdonaría si a ti te pasara algo. De inmediato, Alejandro le da un beso a Janet, pero esta le vuelve a decir: — Es en serio, esto no va a funcionar. — A mí no me importa que estes enamorada de otro hombre, yo voy hacer que te olvides de él, yo te protegeré. Al escuchar eso, Janet ve a Alejandro como Joaquín, y acaricia su rostro, diciéndole: — Cumpliste mi sueño de conocer el mar cuando estaba en Pedraza, yo estaré por siempre agradecida por eso. Alejandro se incomoda un poco, y le dice: — ¿De qué hablas? Janet pone su mano derecha en su frente, diciendo: — Disculpa. — Debe ser que estas delirando del hambre que está haciendo, espera, yo voy a la ciudad. Y de cualquier manera busco algo de comer. Alejandro se levanta. Cuando Janet le dice: — Mejor voy yo, créeme tengo mucha experiencia en situaciones como esta. — Aunque me digas todo lo que quieras Janet, yo como hombre es que debería de buscar de comer. Janet se sube a su caballo, y le dice a Alejandro: — Ya está decidido, espérame aquí… En seguida, Janet se va a la ciudad a buscar comida, mientras Alejandro la ve, y dice en voz baja: — Que mujer… 6:00 pm, Leandro hace reunir a sus amigos en un lugar turístico con vista al mar. En ese momento, Leandro le dice a Ferreira y a salvador: — ¿Dónde está Oli? Ferreira le responde a Leandro: — No lo encontré en su casa, pero le dejé el mensaje con su mujer, diciéndole donde iba a estar esperándolo. Salvador les dice a los dos: — Bueno señores, supongo que esta reunión tan urgente, es porque paso algo muy grave. De inmediato, Leandro les dice a sus compañeros: — Viriato está aquí en Loulé, ahora más que nunca es que tenemos que buscar la manera de acabar con él. Salvador dice: — ¿Cómo? Leandro se pone a pensar. Cuando Ferreira dice: — Yo puedo inventarme una reunión en mi casa. Y así invitarlo, y ustedes se encargan de los demás. En seguida, Salvador le expresa a Ferreira: — ¿Quieres decir que vas a prestar la casa y que nosotros hagamos el trabajo sucio? Ferreira los queda mirando a los dos, y dice: — Pues sí, qué más quieren, yo no tengo armas. Leandro dice: — No se preocupen, yo puedo conseguir varias dagas, aquí lo importante es hacer esa reunión e invitarlo a dicha celebración, y luego lo matamos. Salvador se sonríe un poco, y le dice a Leandro: — Dices las cosas como si fueran tan fáciles, Viriato anda con varios hombres, ¿qué vamos hacer con ellos? Leandro se enoja un poco, y le contesta a Salvador: — Pues los distraen, pero tenemos que acabar con ese sujeto, sí o sí. Oli llega al lugar acordado, y les dice a todos: — Perdonen por la demora, ¿en qué están? Leandro se levanta de la mesa, y le expresa a Oli: — Dile a Ferreira y a Salvador que te expliquen lo que vamos hacer, yo me voy a buscar las armas. Desconcertado, Oli dice: — ¿Armas? Ferreira le dice a Oli: — Así como lo oyes, Leandro está empeñado en asesinar a Viriato a como dé lugar, y Salvador y yo le vamos ayudar, ¿qué piensas tu? — Después de recibir maltrato de ese matón que manda a quitarnos lo poco que tenemos, yo estoy de acuerdo con cualquier cosa… a ver muchachos, cual es el plan para acabar de una buena vez con ese sujeto. Salvador y Ferreira se ven las caras, y luego le explican con lujos y detalles todo el plan a Oli. En la playa, Alejandro mantiene su mirada en el mar. Cuando ve a Janet venir, y se levanta de la arena. En ese instante, Janet se baja de su caballo, y le expresa a Alejandro: — Conseguí mucha comida. — ¿Cómo la conseguiste? — Utilice mis dotes de médica para lograr conseguir esto. Janet pone en la arena una manta con pan y frutas. Y coge dos manzanas, y se la da al caballo. Minutos más tarde, Alejandro y Janet se comen todas las frutas y el pan que había en la manta. Cuando Janet mira a Alejandro, y le dice: — ¿Dejaste familia en España? — ¿Te refieres a que si deje mujer? — Si. — No, estoy soltero, ¿y tú? ¿Tienes esposo e hijos? — Estoy soltera… mi hija adoptiva se llamó Zafiro. — ¿Cómo así que se llamó? — Ella murió. — Lo siento… ¿hace cuanto paso eso? Janet recuerda muchos momentos en los que vivió junto a Zafiro, y le expresa a Alejandro: — Hace tiempo, pero no quiero recordar eso. — Bueno, cambiemos de tema… hoy nos tocara dormir en la intemperie, espero que no llueva. — Yo estoy acostumbrada a esto, así que no tengo problema. Alejandro abraza a Janet, y le expresa: — Buscaré un lugar para dormir. — Alejandro, yo estoy de paso por esta ciudad de Portugal… tengo una razón, una muy fuerte razón. Alejandro queda viendo a Janet, mientras ella se recuesta en su pecho, y casi dormida, dice: — Tengo una búsqueda eterna…
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