EL JEFE DE LOS CENTURIONES

1073 Words
En el norte de la ciudad, Alejandro necesita información y entra en una taberna de muy mala reputación. Donde ve a mucha gente divirtiéndose y bebiendo en gran cantidad. Alejandro observa a dos militares bebiendo. Y se hace el borracho, y se sienta en la mesa donde se encuentran ellos. En ese momento, los dos militares se quedan viéndolo. Y uno de ellos le dice a Alejandro: — Esta es una mesa para los militares, ¿qué hace usted aquí?... lárguese o vera que la va a pasar mal, muy mal. El otro militar también dice: — Es cierto, es cierto, nosotros somos los más temibles del ejército. Alejandro les sigue la corriente a los borrachos y trata de sacarle información, diciéndoles: — ¿Ustedes dos y todos los portugueses, son muy temibles? Los dos militares se miran, y dicen: — Si, claro que sí. Alejandro se sonríe un poco, y les dice: — ¿Ustedes están con los británicos? Los militares se quedan en silencio. Cuando uno de ellos le dice a Alejandro: — ¿Tu quien te crees para preguntar una cosa así? Alejandro sigue haciéndose el borracho, y le responde: — Pues yo quiero unirme al ejército, pero antes quiero saber si tienen una alianza con otro ejército. Con la cabeza, los dos militares dicen que no, y luego uno de ellos dice: — ¿De qué ciudad eres?... Alejandro se levanta de la mesa. Dejando a los militares con la palabra, y apunto de quedarse dormidos en la mesa. En ese instante, Alejandro busca con gran desespero entre la gente, una pluma y tinta para hacer una carta. Después de buscar y buscar y que nadie quería hacer el favor, un señor que vende telas de muy buena calidad por el lugar, le da todo a Alejandro. Para que pueda escribir su carta y enviarla a España. Hospital de Loulé, Janet esta junto al único medico de la ciudad, hacen que el paciente se recupere del fuerte golpe que sufrió. La esposa del hombre afectado, coge las manos de Janet y del médico, y les dice: — Gracias, no saben cuanto se los agradezco, le han salvado la vida a mi esposo. El médico le dice a la señora: — Eso es nuestro deber. Janet le dice a la señora: — Quédese junto a su esposo, la necesita ahora más que nunca. Con gran alegría, la mujer abraza a su esposo, mientras Janet los mira con agrado. En ese instante, Janet intenta irse. Cuando el médico le dice: — Espera, ¿cómo te llamas? — Soy Janet Fischer. El médico le da la mano a Janet, diciéndole: — Y yo soy Álvaro Lobo Carvajal, es usted muy buena en lo que hace. — Gracias. — ¿No le gustaría trabajar para mí? — No puedo, yo ando por el mundo de un lado para el otro, pero gracias por tenerme encuentra. — Que lástima, realmente eres muy buena en esto, no había conocido a una mujer como tú. Janet le da la mano al médico, diciéndole: — Fue un gusto en conocerlo. En ese instante, Janet sale del templo hecho hospital y se sube a su caballo. Para luego irse de ese lugar. En ese momento, los grandes Caballeros de la ciudad, se reúnen en una pequeña plaza de la ciudad, para tratar de un tema de seguridad que les urge. En ese momento, Leandro toma la vocería de los cuatro, y dice: — Bueno muchachos, estamos todos aquí reunidos por el mismo motivo que nos urge salir de Viriato, ya le hemos pagado los favores por habernos ayudado a escalar en el gobierno… si no hacemos algo, este hombre nos va a ruinar. Olí, Federico y el Salvador, están de acuerdo con Leandro. Salvador les dice a todos: — ¿Qué vamos hacer?, le debemos muchos favores y también mucho dinero. Federico dice: — Favores que ya le pagamos. Leandro les dice a todos: — Tenemos que deshacernos de Viriato o él nos acabara, tenemos que pensar en un plan. Olí los ve a todos, les dice: — Ustedes están locos, se les olvida que Viriato es el jefe de un grupo muy poderoso, si tan solo tuviera una sospecha de lo que queremos hacer, créanme señores, el mismo nos mata. Leandro vuelve a tomar la palabra, y les dice a todos: — No podemos vivir del miedo, tenemos que actuar y pronto. Salvador le dice a Leandro: — ¿Qué propones? Leandro hace que todos se acerque a él, y les dice: — Vamos a provechar que siempre manda a su hombre de confianza, el cual se encarga de cobrar lo prestado, para luego seguirlo, tenemos que saber dónde se esconde esa rata. Federico le dice a Leandro: — Siempre hay una primera vez. En ese momento, varios hombres de Viriato roban y atacan a personas del comercio por primera vez en Loulé. Centro de la ciudad, Viriato y su esposa Ruth, llegan a la ciudad y se ubican en su nueva casa. Cuando Viriato acaricia la mejilla derecha de su esposa, diciéndole: — Después no digas que no te doy gusto, querías venir a Loulé y te cumplí. — Yo sé que tú también tienes negocios en esta ciudad, así que no te hagas el complaciente conmigo, yo sé quién eres tú. — Deja esa agresividad mujer y bajemos del carruaje. Para que veas la casa. — Está bien. Minutos después, Janet va por la calle en dirección al mar. Viendo a toda la gente. Cuando le da hambre, y se pone a buscar un lugar donde comer. Y llega a una cafetería de venecianos que se encuentra en el lugar. Y se baja de su caballo. Para entrar en el establecimiento. En ese instante, Janet le dice a uno de los dueños del lugar: — Deme lo mejor que tiene para comer y beber, por favor. El dueño de la cafetería queda encantado por la belleza de Janet, que le responde: — Por favor bella dama, siéntese… yo con el mayor de los gustos la atenderé. En seguida, Janet se sienta y descansa un poco en ese lugar, y piensa en el parecido que tiene Alejandro con Joaquín. Cuando el dueño del establecimiento, le dice: — Lo mejor que tengo en este momento es pollo, y de beber le puedo recomendar lo mejor de este establecimiento. — ¿Qué? — Café. — Si, tráigame eso…
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