ALEJANDRO ES ARRESTADO

1079 Words
En el centro de Loulé, Ruth recorre toda la lujosa casa, que le dio su esposo, y le dice: — La de Lisboa es más grande, pero definitivamente esta casa está más bonita. Viriato le da un beso a Ruth, y le responde: — Es toda tuya. En ese momento, su hombre de confianza entra a la casa, y le dice a Viriato: — Señor, todo salió bien, solo espero órdenes para ir por los que le deben en esta ciudad. Viriato lo ve fijamente, y le dice: — Acaso ves a mi esposa pintada en la pared. De inmediato, Mateus le dice a Ruth: — Perdón señora, ¿cómo se encuentra? Ruth coge el hombro izquierdo de Viriato, y le expresa: — Voy a estar en la habitación. — Bueno querida. Viriato le da un beso a su esposa y luego le dice a Mateus: — Ve y cobra la deuda que debe Leandro, ah, y hazle entender que los centuriones están más vivos que nunca. — Si señor. En ese momento, Mateus sale de la casa de su jefe. Y se monta en el carruaje con dos sujetos más. En la cafetería, Janet termina de comer y de tomarse todo el café, y muy satisfecha, le expresa al dueño: — ¿Cuánto le debo? — Tres Macutas. En ese instante, Janet le paga al señor y sale de la cafetería. Para montarse a su caballo e ir hasta la playa, y seguir buscando a Joaquín. En ese momento, Alejandro envía la carta a España a través del correo. Y se dispone a pasar la calle. Cuando le toca tirarse hacia un lado. Para esquivar un carruaje que viene a toda velocidad. Alejandro se enfada, y le grita al carruaje: — ¡Estúpidos! Fíjense por donde pasan. El carruaje se detiene. Cuando Alejandro se acerca y les vuelve a decir: — Tengan cuidado con la gente que pasa en la calle. Mateus se baja del carruaje, y con mucha arrogancia, le dice a Alexandro: — ¿Qué fue lo que dijiste hace un instante que pasamos? — ¡Estúpidos!... ¿por qué? De inmediato, Mateus mira a uno de sus hombres. Y luego le pega un tremendo puñetazo a Alejandro, que lo manda al suelo, y le dice: — Cierra tu boca y piérdete de Loulé, porque si te vuelvo a ver te mato. Alejandro habla español, diciendo cuando se toca su mejilla izquierda: — Pega duro este tipo. Mateus lo escucha, y le dice: — ¿Qué dijiste? ¿Acaso eres español? Desde el suelo, Alejandro le pega una patada en la rodilla derecha de Mateus. Y se levanta, y le pega un puñetazo en el rostro, diciéndole en portugués: — ¿Quién te crees para decir quién entra y quien sale de Loulé? Ante la mirada de toda la gente, los guarda espaldas de Mateus cogen a Alejandro de las dos manos. Y esperan a que Mateus se reponga del golpe, para acabar con Alejandro. Mateus se levanta y se acerca a Alejandro, y le pega un puñetazo en su estómago, diciéndole: — No sabes con quien te metiste… Mateus va al carruaje y saca una espada, y le expresa a Alejandro: — Me has hecho retrasar un cobro del señor Viriato. Y eso se paga con la muerte. Tratando de recuperarse del fuerte golpe de su estómago, Alejandro le dice: — ¿Quién es Viriato? — Alguien que nunca quisieras conocer, pero vete preparando, porque ahora mismo te mueres. En ese instante, varias personas traen a unos militares que estaban cerca, los cuales llegan al lugar. Deteniendo a Mateus y luego a Alejandro, y a los otros dos hombres, pero estos últimos protestas de que no tenían nada que ver en la pelea y los sueltan. Cuando Alejandro se libera de un militar y le pega un puñetazo. Casualmente, Janet va pasando por el lugar. Cuando ve a Alejandro siendo arrestado por los militares portugueses. Sorprendida, Janet se encuentra junto una multitud de personas. Observando como los militares sacuden a todos los capturados. Mateus les dice a todos los militares: — Ustedes se están metiendo en un problema muy grande con mi jefe. Un militar le dice a Mateus: — Ya cállate, nadie está por encima de la ley. De inmediato, los militares suben en un carruaje a Mateus y a Alejandro, y se los llevan a la cárcel. Janet intenta irse por otro rumbo, pero se detiene un momento, y dice en voz baja: — No sé porque, pero siento que tengo que ayudarlo. En ese momento, Janet se da vuelta y sigue con mucha discreción el carruaje militar. Minutos después, Alejandro y Mateus son encerrados en celdas por separados, hasta nueva orden. Alejandro da vueltas y vueltas en la celda, y dice: — Esto no era lo planeado, ¿qué voy hacer? Janet entra a la cárcel. Cuando un militar le dice: — Señorita, no creerá que usted está en su casa y que puede pasar, así como si nada, ¿a quién viene a buscar? — Disculpe, andaba pensando lejos, vengo a buscar a un hombre que hace minutos ingreso aquí. — ¿Cómo se llama? — Alejandro Rodríguez. — No, aquí no tenemos a nadie con ese nombre, los que llegaron ahora eran dos que estaban haciendo un escándalo público, y agresión a un oficial del ejército. De inmediato, Janet le dice al militar: — ¡Son esos!, uno de ellos es al que quiero ver. — ¿Quién es usted?, ¿es algún familiar? Janet mira al otro militar. Y luego miente, diciendo: — Yo soy su esposa… — Esta bien, voy a dejarla que entre. Casa de Viriato, uno de los hombres que cuidaba a Mateus, entra a la casa y con gran desespero le dice a Viriato, quien está con su esposa en el sofá: — Señor, Mateus fue arrestado. — ¿Qué?, ¿y en donde lo tienen? — Esta en la cárcel principal junto al otro sujeto. — ¿Como así?, ¿cogieron a otro de nosotros? — No precisamente, Mateus se puso a pelear con un sujeto. Y en eso llegaron los militares a desapartarlos, pero ese sujeto golpeo a un militar sin ninguna justificación. Y los detuvieron. Asustada, Ruth queda viendo el rostro de su esposo, y le dice: — Cálmate. Viriato no le hace caso a su esposa y se levanta del sofá, y dice: — Llévame al lugar donde tienen a Mateus…
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