En casa de Pedro, Alejandro y Janet se bajan del carruaje. Cuando Alejandro le dice:
— Ahora veras el futuro de nosotros…
Después de dos minutos tocando en la puerta, Janet le expresa a Alejandro:
— Parece que no hay nadie.
— Si, aquí hay alguien, estoy escuchando que alguien viene.
En ese instante, uno de los trabajadores le abre la puerta a Alejandro y a Janet, diciéndole:
— Hola don Alejandro, perdone la demora.
Alejandro le dice al trabajador:
— ¿Y es que estas solo?
— No, don Pedro esta con su novia.
Sorprendido, Alejandro entra a la casa y se dirige a donde esta Pedro. Y encuentra a su mamá sentada conversando con él.
Laura le dice a Alejandro:
— Hola, ¿cómo estás?
— Bien, Veo que tú también estas bien.
Laura ve a Janet, y también le dice:
— Hola hija.
Janet se medio sonríe al ver a Pedro tan cerca de Laura, y le responde:
— Hola, hacen muy bonita pareja.
Laura mira a su hijo. Cuando Pedro le dice a Janet:
— Gracias jovencita, ustedes dos también se ven muy bien, deberían casarse pronto.
Alejandro le dice a Pedro:
— Quiero hablar contigo.
Pedro mira a Laura y luego se levanta, diciéndole:
— Bueno, vamos…
Mientras que Pedro se va hablar a solas con Alejandro, Laura aprovecha el momento, y le dice a Janet:
— Ven, siéntate aquí.
Janet le hace caso a Laura y se sienta junto a ella. Cuando Laura le dice:
— Aunque no me creas Janet, yo te estaba extrañando, me hacen mucha falta… me gustaría que tú y Alejandro vuelvan.
Janet mira a Laura, y le responde:
— No sé qué decirte…
— No digas nada, solo piénsalo.
— Está bien.
En ese momento, Alejandro le dice a Pedro:
— Bueno, antes que nada… quisiera agradecerte.
— ¿Por qué?
— Porque estas haciendo feliz a mi mamá, hace mucho tiempo no la veía así de contenta.
— No tienes que agradecerme, yo solo quiero hacer feliz a Laura para siempre… quiero casarme con ella.
— ¿Cómo? ¿Y ya se lo propusiste?
— Todavía no, ¿tú qué opinas?
— Pues díselo, yo estaré muy contento de verlos casados.
— Gracias hijo, ¿y tu como vas con Janet?
— De eso es que venía hablarte.
— Dime.
— Quiero mantener ocupada a Janet mientras le salga algo de trabajo.
— ¿Y que se te ocurrió?
— Quiero que nos ayude en la gran entrega que tenemos en estos días, Janet es muy habilidosa.
— Bueno, es un hecho, Janet nos ayudara con la entrega del café.
Alejandro abraza a Pedro, y luego le dice a Janet:
— ¡Ven! Te voy a mostrar algo.
En ese momento, Janet se levanta al igual que Laura. Y van a donde esta Pedro y Alejandro.
En ese instante, Alejandro le muestra toda la mercancía que tiene a Janet, y le dice:
— Prepárate porque ya eres parte de esto.
Janet toca los bultos de café. Y también ve una muestra que tienen destapada, y le dice a Pedro y a Alejandro:
— Se ve muy bueno esto, ¿y que tengo que hacer?
Pedro le dice a Janet:
— Alejandro es el que sabe, yo los dejo solos para que hablen, mientras Laura y yo nos vamos para la cocina a preparar una buena comida. Para celebrar.
En ese momento, Laura y Pedro se van. Cuando Alejandro le dice a Janet:
— Tu nos acompañaras a llevar todo esto al barco, ¿aceptas?
— Si, acepto.
Alejandro le da un beso a Janet, y le dice:
— Has cambiado tu actitud…
En casa de Fernando, decepcionado por se derrota con una mujer, Fabian llega a casa. Cuando su mamá lo ve antes que lo vea Mileici, y le dice:
— ¡Hijo!
— ¿Qué pasa mamá?
— Mileici esta aquí. Y está muy furiosa.
— Uy, ahora no tengo paciencia para lidiar con ella.
— Pero tienes que hacer algo con ella. Esta en la sala esperándote.
Fabián pierde la poca paciencia que tiene, y dice:
— Voy acabar con esto de una buena vez.
— Hijo, ¿qué vas hacer?
De inmediato, Fabián se va a la sala.
En ese momento, Mirna le trae un vaso con agua a Mileici. Y le dice:
— ¡Mire! Aquí le traigo agua para que se tranquilice un poco.
Mileici la queda viendo, y le contesta:
— Yo no te he pedido agua, vete de mi presencia.
Fabián le dice a Mileici:
— Mucho cuidado, esta no es tu casa para que estes tratando a Mirna así.
Mileici se levanta de su silla, y le expresa a Fabián:
— Te estaba esperando, ¿se puede saber porque dejaste plantados a mis padres?
Elena se pone cerca de su hijo. Cuando este con gran enojo le dice a Mileici:
— ¡Se acabo!
Mileici se pone más histérica de lo que esta, y le grita:
— ¡¿SE ACABO QUE?!
De inmediato, Fabián coge los dos hombros de Mileici, y le expresa muy detalladamente:
— Esta relación se terminó, quiero que ahora mismo te vayas de mi casa. Porque no te quiero, porque estoy enamorado de otra mujer… ¿entendiste o quieres que te lo re pita otra vez?
De inmediato, Mileici le pega una tremenda bofetada a Fabián. Y sale corriendo de esa casa.
Elena le expresa a su hijo:
— Me parece que fuiste muy duro con esa niña, lo que hiciste no me gusto.
— Tenía que ser así, yo nunca voy a querer a Mileici, yo estoy enamorado de otra mujer.
— ¿Y se puede saber quién es?
— Ya no tiene importancia.
En ese momento, Fernando termina de hacer el amor con otra mujer en el burdel de la ciudad, y le dice:
— ¡Oye Paola!
— ¿Que?
— Todavía no me has dicho si me vas ayudar a contactar con tu hermano, yo pensé que todavía estaba aquí en Valencia… pero habla mujer.
— Él está escondido.
— ¿De qué se esconde?
— Y de que va ser, pues del ejército, no ves que se estaban llevando a los hombres a la fuerza. Para que vayan a combatir en Portugal.
— Eso ya es agua pasada Paola, yo arregle eso hace días con un general de la realeza, con el comandante del ejército y con el líder, así que ya le puedes decir a tu hermano que salga de donde quiera que este, y dile que lo necesito.
— Todavía no he dicho que te voy ayudar.
Fernando coge las dos mejillas de Paola con su mano izquierda, y le dice:
— No me gusta el tono que utilizas al referirte a mí, espero a tu hermano mañana en la mañana en tu casa.
— Está bien, está bien, pero suéltame.
Fernando suelta a Paola, y luego se levanta de la cama, diciendo:
— Me estoy jugando mi futuro, así que necesito a tu hermano…