ENEMIGOS OCULTOS

1103 Words
En ese momento, Fabián ataca a Janet confiándose de que es mujer. Y luego de cuatro golpes de sus espadas, Janet lo desarma en un abrir y cerrar de ojos, diciéndole: — ¡Has perdido! Estupefacto, Fabián dice: — ¿Qué paso aquí? Alejandro le dice a Fabián: — No lo vez, Janet te gano en unos segundos. Fabián no acepta su derrota, y le expresa a Janet: — Yo no estaba peleando en serio, yo pensé que no sabias coger una espada y por eso me confié. Alejandro le dice a Fabián: — No seas tramposo, Janet ha ganado y punto. Janet camina hacia el lugar donde cayo la espada de Fabián. Y con su espada, le lanza la que esta en el suelo a Fabián, diciéndole: — Vamos a comenzar, ah, y por favor, pelea con todo lo que tengas. Fabián sostiene con mucha fuerza su espada, y le dice a Janet al verla con su postura de ataque: — ¿Quién te ha enseñado eso? — No hagas preguntas y defiéndete. En ese instante, Janet es la que ataca a Fabián, el cual lucha con todas sus fuerzas. Y muestra en un instante todo lo que Johan le ha enseñado. Y aun así no puede doblegar a Janet, quien después de un minuto de luchar. Le muestra toda su gran experiencia y de un buen espadazo, le vuelve a tirar la espada al suelo, y le dice a Fabián: — ¡Se acabo! — ¡Impresionante! Eres mejor que mi profesor. — No exageres Fabián. Alejandro se acerca a Janet, y le dice a Fabián: — Quiero que te largues, ya no tienes nada que hacer aquí. Fabián no le presta atención a Alejandro, y le expresa a Janet: — Lo que acabas de hacer con toda esta demostración tan increíble, es que me enamore más de ti, nunca había visto a una mujer combatir y manejar la espada, así como lo haces tu. Janet le entrega la espada a Fabián, y le dice: — Tenía tiempo que no hacia esto. Fabián mira su espada y luego mira a Alejandro y a Janet, y se va. Alejandro le da un beso a Janet en la mejilla. Cuando esta le dice: — ¿Qué haces? — Pues dándote un beso. Janet se sonríe un poco y se Aleja de Alejandro, diciéndole: — Tú también tienes que alejarte de mí, has perdido con Fabián. Alejandro se sonríe y coge la mano derecha de Janet, diciéndole: — Hace rato no vía esa sonrisa en tu rostro, voy a tener que seguir perdiendo con Fabián. Para seguir viéndote así. Alejandro abraza a Janet, y le dice: — Vamos a la casa de Pedro. — ¿Qué vamos hacer allá? — Quiero mostrarte algo. — Está bien… En la ciudad, Laura va a la casa de Pedro y por casualidad ve en una esquina un carruaje con alguien mirando disimuladamente hacia la casa, y decide tocar la puerta sin prestar más atención. En ese momento, Pedro abre la puerta y le dice a Laura: — ¡Laura! Ya estaba anhelando tu presencia. — Hola, ¿puedo entrar? — Claro que sí, esta también es tu casa. En ese instante, Laura entra a la casa de Pedro. Cuando este comienza a besarla. Chicho los queda viendo e interrumpe, diciendo: — Bueno, ya me voy. Pedro le dice a Chicho: — Te presento a mi novia, ella es Laura. Chicho le da la mano a Laura, diciéndole: — Hola señora, yo soy Chicho. Laura lo queda viendo, y le responde: — Hola. En seguida, Pedro le dice a Chicho: — Bueno, mañana en la mañana te espero. Para que empieces a trabajar. — Gracias señor, mañana estaré aquí muy temprano. — Eso espero, ya te puedes ir. En ese instante, Chicho sale de la casa y sin que nadie lo vea, se sube al carruaje de Manolo. Cuando este le dice: — ¿Qué viste allí dentro? — Están llenos de cargamentos. — ¿El viejo te dio trabajo? — Si, mañana entro a trabajo. — Tienes que averiguar el día exacto en que vayan a mover toda esa mercancía. — Si. En la casa, Laura le dice a Pedro: — ¿Vas a contratar a ese muchacho? — No escuchaste Laura, ya lo contraté… ¿por qué la pregunta? — Ese muchacho no me gusta. Pedro se sonríe y le dice a Laura: — ¿O es que no te gusto el nombre? — ¿Qué tiene que ver el nombre con la personalidad?... Pedro, ya tienes varios trabajados a tu servicio, no contrates a ese muchacho, él no me gusta. — La decisión ya la tomé, además, ese muchacho está pasando trabajo, es mi deber ayudarlo. — Está bien, está bien, has lo que quieras… ¿y mi hijo? — Tengo al socio más irresponsable, esta es la hora que no ha aparecido. — Debe de estar con Janet, mi hijo está muy enamorado, debes de entender. — Yo entiendo, por eso todavía está trabajando conmigo. En seguida, Pedro abraza a Laura y le da un beso, diciéndole: — Además, él ya sabe lo que nosotros. — ¿Qué? En casa de Fernando, Mileici está muy disgustada con Fabián. Cuando Elena le abre la puerta, y le dice: — Hola querida. — Hola Señora Elena. — Entra Mileici. — Gracias. — Mileici, ¿es mi impresión o estas molesta conmigo? — Con usted no, es con su hijo. — ¿Qué te hizo Fabián? — No asistió a la invitación que amablemente mis padres le enviaron, eso fue una grosería de su parte. Y es por esa razón que mis padres dicen que Fabián no es un hombre serio. — Pues yo que te digo, tienes que esperar a que mi hijo este aquí para que solucionen sus problemas. Mileici se sienta, y dice: — Aquí lo voy a esperar. A unas cuadras de la Iglesia, Fernando le dice a Manolo: — Tu empleado me dijo que nos viéramos aquí, ¿qué has averiguado? — El viejo Pedro tiene un verdadero fortín dentro de su casa… ahora quiero saber cuál es el plan. — Pues es muy sencillo, vamos a quitarle todo. — No será fácil, Pedro no está solo. — Nadie ha dicho que va hacer fácil, pero tenemos que buscar la forma de quitarle toda su mercancía… ahora yo voy a ocuparme de buscar a las personas adecuadas para el robo. Y tú te vas a encargar de decirme el día preciso en que Pedro y Alejandro saquen su mercancía. — Está bien…
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