En ese momento, Fabián ataca a Janet confiándose de que es mujer. Y luego de cuatro golpes de sus espadas, Janet lo desarma en un abrir y cerrar de ojos, diciéndole:
— ¡Has perdido!
Estupefacto, Fabián dice:
— ¿Qué paso aquí?
Alejandro le dice a Fabián:
— No lo vez, Janet te gano en unos segundos.
Fabián no acepta su derrota, y le expresa a Janet:
— Yo no estaba peleando en serio, yo pensé que no sabias coger una espada y por eso me confié.
Alejandro le dice a Fabián:
— No seas tramposo, Janet ha ganado y punto.
Janet camina hacia el lugar donde cayo la espada de Fabián. Y con su espada, le lanza la que esta en el suelo a Fabián, diciéndole:
— Vamos a comenzar, ah, y por favor, pelea con todo lo que tengas.
Fabián sostiene con mucha fuerza su espada, y le dice a Janet al verla con su postura de ataque:
— ¿Quién te ha enseñado eso?
— No hagas preguntas y defiéndete.
En ese instante, Janet es la que ataca a Fabián, el cual lucha con todas sus fuerzas. Y muestra en un instante todo lo que Johan le ha enseñado. Y aun así no puede doblegar a Janet, quien después de un minuto de luchar. Le muestra toda su gran experiencia y de un buen espadazo, le vuelve a tirar la espada al suelo, y le dice a Fabián:
— ¡Se acabo!
— ¡Impresionante! Eres mejor que mi profesor.
— No exageres Fabián.
Alejandro se acerca a Janet, y le dice a Fabián:
— Quiero que te largues, ya no tienes nada que hacer aquí.
Fabián no le presta atención a Alejandro, y le expresa a Janet:
— Lo que acabas de hacer con toda esta demostración tan increíble, es que me enamore más de ti, nunca había visto a una mujer combatir y manejar la espada, así como lo haces tu.
Janet le entrega la espada a Fabián, y le dice:
— Tenía tiempo que no hacia esto.
Fabián mira su espada y luego mira a Alejandro y a Janet, y se va.
Alejandro le da un beso a Janet en la mejilla. Cuando esta le dice:
— ¿Qué haces?
— Pues dándote un beso.
Janet se sonríe un poco y se Aleja de Alejandro, diciéndole:
— Tú también tienes que alejarte de mí, has perdido con Fabián.
Alejandro se sonríe y coge la mano derecha de Janet, diciéndole:
— Hace rato no vía esa sonrisa en tu rostro, voy a tener que seguir perdiendo con Fabián. Para seguir viéndote así.
Alejandro abraza a Janet, y le dice:
— Vamos a la casa de Pedro.
— ¿Qué vamos hacer allá?
— Quiero mostrarte algo.
— Está bien…
En la ciudad, Laura va a la casa de Pedro y por casualidad ve en una esquina un carruaje con alguien mirando disimuladamente hacia la casa, y decide tocar la puerta sin prestar más atención.
En ese momento, Pedro abre la puerta y le dice a Laura:
— ¡Laura! Ya estaba anhelando tu presencia.
— Hola, ¿puedo entrar?
— Claro que sí, esta también es tu casa.
En ese instante, Laura entra a la casa de Pedro. Cuando este comienza a besarla.
Chicho los queda viendo e interrumpe, diciendo:
— Bueno, ya me voy.
Pedro le dice a Chicho:
— Te presento a mi novia, ella es Laura.
Chicho le da la mano a Laura, diciéndole:
— Hola señora, yo soy Chicho.
Laura lo queda viendo, y le responde:
— Hola.
En seguida, Pedro le dice a Chicho:
— Bueno, mañana en la mañana te espero. Para que empieces a trabajar.
— Gracias señor, mañana estaré aquí muy temprano.
— Eso espero, ya te puedes ir.
En ese instante, Chicho sale de la casa y sin que nadie lo vea, se sube al carruaje de Manolo. Cuando este le dice:
— ¿Qué viste allí dentro?
— Están llenos de cargamentos.
— ¿El viejo te dio trabajo?
— Si, mañana entro a trabajo.
— Tienes que averiguar el día exacto en que vayan a mover toda esa mercancía.
— Si.
En la casa, Laura le dice a Pedro:
— ¿Vas a contratar a ese muchacho?
— No escuchaste Laura, ya lo contraté… ¿por qué la pregunta?
— Ese muchacho no me gusta.
Pedro se sonríe y le dice a Laura:
— ¿O es que no te gusto el nombre?
— ¿Qué tiene que ver el nombre con la personalidad?... Pedro, ya tienes varios trabajados a tu servicio, no contrates a ese muchacho, él no me gusta.
— La decisión ya la tomé, además, ese muchacho está pasando trabajo, es mi deber ayudarlo.
— Está bien, está bien, has lo que quieras… ¿y mi hijo?
— Tengo al socio más irresponsable, esta es la hora que no ha aparecido.
— Debe de estar con Janet, mi hijo está muy enamorado, debes de entender.
— Yo entiendo, por eso todavía está trabajando conmigo.
En seguida, Pedro abraza a Laura y le da un beso, diciéndole:
— Además, él ya sabe lo que nosotros.
— ¿Qué?
En casa de Fernando, Mileici está muy disgustada con Fabián. Cuando Elena le abre la puerta, y le dice:
— Hola querida.
— Hola Señora Elena.
— Entra Mileici.
— Gracias.
— Mileici, ¿es mi impresión o estas molesta conmigo?
— Con usted no, es con su hijo.
— ¿Qué te hizo Fabián?
— No asistió a la invitación que amablemente mis padres le enviaron, eso fue una grosería de su parte. Y es por esa razón que mis padres dicen que Fabián no es un hombre serio.
— Pues yo que te digo, tienes que esperar a que mi hijo este aquí para que solucionen sus problemas.
Mileici se sienta, y dice:
— Aquí lo voy a esperar.
A unas cuadras de la Iglesia, Fernando le dice a Manolo:
— Tu empleado me dijo que nos viéramos aquí, ¿qué has averiguado?
— El viejo Pedro tiene un verdadero fortín dentro de su casa… ahora quiero saber cuál es el plan.
— Pues es muy sencillo, vamos a quitarle todo.
— No será fácil, Pedro no está solo.
— Nadie ha dicho que va hacer fácil, pero tenemos que buscar la forma de quitarle toda su mercancía… ahora yo voy a ocuparme de buscar a las personas adecuadas para el robo. Y tú te vas a encargar de decirme el día preciso en que Pedro y Alejandro saquen su mercancía.
— Está bien…