De inmediato, Alfonso y los demás, pegan un gran grito de festejo, y la gente junto a los militares le aplauden a Janet.
En ese momento, Duque le dice a Janet:
— ¡Mátame!
— ¿Por qué?
— He perdido contigo… merezco lo peor.
— Duque, esto no era un duelo a muerte.
— Pero esta fue la peor humillación que he vivido en toda mi vida, termina con mi vida.
— Pues… yo no soy una asesina, ni tan poco tengo deseos de ir a la cárcel, así que vete.
De inmediato, Janet quita su espada del cuello de Duque, y se va a donde esta Sara y los demás. Cuando uno de los militares se acerca en su caballo, y le dice:
— Señorita, ¿cómo esta?
— Bien, ¿paso algo?
— No, solo quería felicitarla, es usted muy ágil con la espada, ¿puedo saber quién le enseño?
En ese momento, Alfonso se pone celoso y coge a Janet de su mano derecha, y se la lleva.
Sara y Flora abrazan a Janet, y luego Carlos y Guillermo también la felicitan.
Dicho, Alfonso no cabe de felicidad, y le dice a su esposa:
— Vamos a casa, haremos una gran celebración por tu tremenda victoria.
Humillado y con su ego por el piso, Duque y sus hombres se suben al carruaje. Y se van de Pedraza para no volver.
En ese momento, Alfonso y los demás se montan al carruaje, y se van hacia el Arca.
Minutos después, el gobernador se instala en la casa de gobierno de Pedraza. Y luego se dirige al cuartel militar. Donde nombrará el remplazo de Patricio.
Sendero y una gran camada de militares, le dan la bienvenida al gobernador como es de costumbre cuando llegan a los pueblos.
Sendero intento por todos los medios, caerle bien al gobernador para que le diera el puesto, pero este en ultima hora nombra a Gustavo Morales Aponte como nuevo líder del Ejercito de Pedraza.
Quedándose en el mismo cargo de capitán, Sedero comienza a odiar a Gustavo y al gobernador.
Después de varios minutos en el cuartel militar, el gobernador disfruta de la reunión entre los militares y varios amigos. Cuando Sendero llama a Gustavo, y le dice:
— ¿Como lo hiciste?
— ¿De qué me hablas Sendero?
— No te hagas el tonto Gustavo… como lograste para que el gobernador te nombrara general o líder, o como quiera llamarle ese viejo.
Gustavo se sonríe un poco, y le dice a Sender:
— ¿Estas muerto de envidia?
— ¿Envidia yo?, no… tuviste suerte.
— Si, y también tuve la suerte de conocer a una mujer espectacular, creo que me enamore.
Sendero se toma un vaso de vino por completo, y luego le dice a Gustavo:
— ¿Cómo se llama esa mujer?
— No sé, pero lucha como un militar.
En el Arca, Alfonso no se cambia por nadie y carga a Janet, y le dice a Leonor, prepara la mejor comida. Porque hoy estamos de celebración.
Dichosa también por la victoria de Janet, Sara le expresa a su primo Carlos:
— Tú que hablabas mal de Janet, ¿ahora como la ves?
— No, yo nunca hable mal de ella, solo que había cosas, con la que no concordaba con ella. Y sus peleas con mi primo, pero eso ya es pasado, ahora hay que celebrar.
Flora le dice a Guillermo:
— Quien lo creyera, solo Janet fue suficiente para ganarle a ese odioso del Duque.
Guillermo le responde:
— Nos ha quitado un gran peso de encima, ahora si podemos vivir en paz… y que te parece si nos devolvemos a Matabuena.
— No.
— Flora, a ya tenemos nuestra casa y nuestro trabajo, tu con tu costura y yo, y yo con mi salón militar.
— Guillermo, ya me estoy a costumbrando a vivir así juntos con una familia, si quieres vete tú a Matabuena, porque yo creo que hasta Sara se va aquedar en Pedraza.
En la celebración, Alfonso bebe demás y cae dormido en la mesa, mientras Carlos se despide de todos y se va a su casa.
Entre Guillermo y Cesar, acuestan a Alfonso, mientras Flora, Sara y Janet, comparten en la sala. Y hablan de todo lo que paso en el duelo.
Quince días después, Flora consigue clientes para seguir trabajando con su costura, Guillermo se pone a trabajar junto a Janet sembrando trigo en gran parte de las tierras.
Alfonso sigue haciendo negocio con Hugo, y sigue en su propósito de gobernar Segovia.
En sus múltiples salidas al centro del pueblo, Sara encuentra trabajo junto al profesor Fanor Martínez Márquez, quien les enseña a solo doce niños la geografía del país.
En ese momento, Sara se queda viendo en la puerta a Fanor. Y cuando le toca su turno, le dice al profesor:
— Que buen profesor eres.
— Hago lo mejor que puedo…
Sara se sonríe con Fanor y entra al salón. Y saluda a los niños con gran cariño y se acuerda de los niños que tenía en Matabuena.
Luego de una hora de clase, Sara y Fanor aprovechan el momento y salen a caminar por distintas partes del centro del pueblo.
Por el camino, Sara le pregunta a Fanor:
— ¿Porque eres tan atento conmigo?
Fanor se sonríe, y le responde:
— Porque desde el primer día que te vi, me enamoré de ti.
— ¿Qué dices? Vas hacer que me sonroje.
— Es la verdad Sara, quiero hacerte una pregunta.
— Dime Fanor.
— ¿Estas casada?
— Yo soy viuda, ¿y tu estas casado?
— Yo soy soltero, pero ya no quiero estarlo, porque encontré el amor.
Sara y Fanor se sientan cerca de un árbol, y con muchos nervios, Sara le dice a Fanor:
— ¿Quieres decir quete comprometerías conmigo?
— Si, ahora y siempre, solo dime que sí.
De inmediato, Sara lo mira a los ojos y le dice:
— Si.
En el Arca, Janet y Guillermo terminan de sembrar gran parte de todo el trigo que tenían. Y se van caminando a la casa. Cuando Guillermo le dice a Janet:
— Hay tierra para sembrar una cantidad de frutas y verduras, no sé porque gran parte de estas tierras esta sin nada.
Janet le responde:
— Joaquín se encargaba de esto, estas tierras estaban cubiertas de trigo, mis padres y yo hacíamos pan para vender, y para nosotros mismo.
— Entiendo.
Janet y Guillermo entran a la casa, y al no ver a Alfonso por ningún lado, Janet le pregunta a Flora, quien está terminando un vestido azul:
— ¿Has visto a Joaquín?
Flora mira a su esposo, luego le responde a Janet:
— Él se llevó a Cesar, y se fue hace mucho rato en su carruaje.
De inmediato, Janet se va por un caballo, y se va del Arca.
Minutos después, Janet cabalga cerca de la Plaza mayor. Cuando se encuentra con Francisco, quien le dice:
— Lo veo y no lo creo, ¡estas viva!
— Hola, ¿tú eres el esposo de Cecilia?
— Si.
— ¿Cómo estas Francisco?
— Bien, Cecilia me había contado que casi muere cuando te vio en el cementerio. Y yo no le creí, pero ahora… ahora es distinto, yo te estoy viendo.
— Dile a Cecilia que ahora la visito, ando buscando a Joaquín, ¿lo has visto por aquí?
— ¿A quién?, yo no conozco a ningún Joaquín.
— Perdona, es Alfonso, ¿lo has visto por aquí?
— Ah… no, yo tengo días que no lo veo, porque estoy muy ocupado en la casa. Trabajando como afilador de espadas de los militares.
— Si, ya Cecilia me conto… bueno, nos vemos ahora en tu casa.
— Bueno Janet, le diré a mi esposa cuando llegue.
En ese instante, Janet sigue cabalgando por el pueblo y al no encontrar a Alfonso, Janet piensa:
“Sera que este hombre volvió a sus andanzas haciendo negocios extraños”
En ese momento, Alfonso termina de Hablar secretamente con Hugo, y al salir de la casa clandestina, le dice a Cesar:
— Ni una palabra de esto a Janet.
— Si, señor, usted sabe que puede contar conmigo para todo, yo soy una tumba.
— De seguro, ella te va a preguntar a donde estaba, ya que en estos días está tratando de averiguar qué es lo que hago.
De inmediato, Cesar le pregunta:
— ¿Y la señora tiene de que preocuparse?
— No.
— Recuerde señor, que ella lucho muy duro. Para conservar las tierras, y otro problema como ese… le dañaría el matrimonio por completo…