EL AGUA PERDIDA

1775 Words
Alfonso se enoja con Cesar, y le dice: —   Mejor cállate, y súbete al carruaje para que me lleves a casa, así como esta Janet estos días… debe de estar buscándome. En ese momento, Janet visita a Cecilia, y queda encantada al ver a Isabel con noventa y cinco años y todavía caminando muy bien, y le dice a su amiga: —   Que bien esta tu mamá. —   Gracias Janet, ella es todo para mí. En ese instante, Cecilia y Janet no se imaginaron de lo que iba hacer Isabel, la cual se queda viendo a Janet fijamente, y luego se sienta en su silla favorita, y le expresa a Janet: —   Yo te conozco… yo a ti te conozco, tú eres la hija de Fanny y de Adal. Estupefactas, Janet y Cecilia se quedan viendo las caras. Cuando Isabel sigue diciendo: —   ¿Vienes a llevarme?… ¿ya es mi hora de morir? De inmediato, Janet le dice a Isabel: —   No señora, yo estoy viva, yo no he venido a llevarla. Isabel se pone a llorar y hace que Cecilia y Janet, salgan de la casa, para que ella se pueda calmar. Estando afuera, Cecilia le dice a Janet: —   Disculpa a mamá. —   Tranquila Cecilia, tu mamá es adorable… ¿yo pensé que vivías con tus hijos? —   No, cada quien tiene su hogar, y debes en cuando me visitan. Cecilia nota un poco ida a Janet, y le expresa: —   ¿Te ocurre algo? —   Si, siento que Joaquín está haciendo algo extraño cuando sale del Arca, y eso me preocupa. —   Porque no te separas de Alfonso, créeme Janet, ese hombre es malo, él se casó contigo solo por conveniencia. Janet comienza a enojarse de solo pensar en eso que le dice Cecilia, y le dice: —   Ya me voy. —   Espera Janet, pero si recién llegaste a visitarme. —   Después vuelvo, tengo que irme En el Arca, Sara llega a la casa, Y en su rostro se le ve el brillo del amor que está viviendo. Flora ve a su prima sonriendo un poco extraño, y le pregunta: —   ¿Por qué tienes esa cara? —   ¿Qué tiene mi cara? —   Te estas sonriendo sola, estas como tonta, y eso puede ser una cosa. —   Si Flora, yo estoy enamorada… estoy perdidamente enamorada de Fanor. —   ¿Fanor?... ¿dónde conociste a ese tal Fanor? —   En la casa que puso el padre Jiménez para enseñarles a los niños, él también es profesor. Y es muy lindo. —   ¿Él te corresponde? —   Si, ya somos novios. —   Sara, yo no quiero que sufras, es por eso que te pregunto todo eso… ¿él es casado?, ¿cuántos años tiene?, ¿tiene hijos? —   ¡Para!, ¡para!... ¿qué es todo esto Flora? —   No te enojes prima, solo quiero lo mejor para ti… En ese momento, Alfonso llega a la casa y de inmediato les dice a Flora y a Sara: —   ¿Janet está en casa?... Cabalgando hacia el Arca, Janet es interceptada por Gustavo Morales y otro militar. Janet se asusta y le dice a Gustavo: —   ¿Qué paso?, ¿estoy detenida? Gustavo se sonríe de lo que dice Janet, y le responde: —   No estas detenida, solo te observaba desde lejos y me acorde de esa espectacular demostración que hiciste ese día, y te quería preguntar algo… Janet con ganas de irse al Arca, le expresa: —   ¿Qué quieres saber? —   ¿Cómo te llamas?, ¿y quién te enseño a combatir así con la espada?, pareces un militar. De inmediato, Janet le responde: —   Mi nombre es Janet Fischer. Y lo del duelo… simplemente fue suerte. —   ¿Cómo suerte? En ese momento, Janet se va y deja con la palabra a Gustavo, quien dice al ver alejándose a Janet: —   Que mujer… Minutos después, Alfonso se encuentra caminando dentro de su habitación. Cuando Janet entra y le dice: —   ¿En dónde estabas Joaquín? Alfonso le miente a Janet, y le responde: —   Estaba buscando el médico, pero no lo encontré. —   No me mientas Joaquín, ¿tu sigues en negocios extraños? —   No, estaba buscando un médico. —   Si estabas buscando médico, entonces porque no fuiste a casa de tu primo Carlos, su esposa Judit es médica, y te puede atender. —   Me dio pena con Judit, además, no quería decirle esas cosas a ella. —   ¿Y qué es lo que tienes Joaquín? Alfonso busca hacer sentir mal a Janet, y le dice: —   Yo… ya soy un hombre mayor, y la verdad… yo me pregunto, ¿porque nunca has podido quedar embarazada?, ¿seré yo el del problema?, ¿o eres tú Janet? En seguida, Janet se entristece y le da la espalda a Alfonso, y se toca su vientre, y piensa: “¿Sera que esto también lo hizo esa roca?” El día siguiente, Janet se pone por primera vez a ordeñar desde que tiene sus dos vacas en la casa, y luego se pone a darle de comer al ciervo. Cuando Guillermo le dice: —   ¿Ahora en que te ayudo? Janet mira desde lejos que viene un joven vestido de militar, y le dice a Guillermo: —   Empieza con atender a ese joven. Guillermo se da vuelta, y dice con gran alegría: —   ¡Es mi hijo! De inmediato, Guillermo sale a atenderlo y lo abraza, diciéndole: —   Cuanto te extrañe hijo. —   Yo también papá, hace poco recibí la carta que me enviaron. Y vine a conocer Pedraza, y el lugar donde vivían. —   Hijo, ¿te vas a quedar en Pedraza? —   No, yo solo estoy de pasada, tengo que unirme al ejército dentro de unos días, así que mañana mismo viajo. —   Entonces ve, y saluda a Janet, a tu madre y a Alfonso. —   ¿Sara no vino con ustedes? —   Si, pero salió temprano a enseñarles a los niños, tu madre consiguió aquí también, y tiene muchas clientes, quienes vienen a menudo por un vestido diferente. —   Eso me alegra. —   Vamos Alirio. En ese momento, Janet se sonríe y le dice a Alirio: —   Hola. —   Hola Janet, está muy bonita tu casa. —   Gracias, y tú has crecido más, parece que el ejército te ha sentado bien. Alirio y Guillermo se sonríen. Cuando Alfonso ve a Alirio, y lo llama, diciéndole: —   ¡Sobrino!, ven aquí. Janet le dice a Alfonso: —   Es tu primo segundo. Alirio se vuelve a sonreír, y le dice a Janet: —   Es mi tío. En ese momento, Alirio entra a la casa junto a los demás, y es abrazado por Alfonso, quien le dice: —   Bienvenido sobrino, tu mamá está a ya en esa habitación. Terminando de bordear otro vestido, Flora descansa un poco. Cuando ve entrar a su hijo y salta para abrazarlo, y darle besos en la frente. Janet los deja, y se va a darle de comer a los pollos y cerdos. Flora ve a su hijo de arriba abajo, y le dice: —   ¿Has comido bien? —   Si, mamá… tú sabes que yo me alimento muy bien. —   Te lo digo porque te veo muy flaco. Alfonso le dice a Guillermo: —   Voy a ver que está haciendo Janet. Alfonso sale de la casa y ve a Janet trabajando en la cerca de los cerdos. Cuando le dice: —   ¿Porque trabajas?, eso déjaselo a Cesar. —   A ti se te olvido que yo siempre trabaje en mis tierras, yo soy una mujer que le gusta trabajar, así que… si no vas ayudarme con los pollos, ve y sigue atendiendo a tu sobrino. —   Janet, tú también ven a la casa. —   No, ve tú, después que termine aquí con los cerdos, le daré de comer a los pollos. —   Bueno. Alfonso se va para la casa, mientras Janet sigue alimentando a los cerdos. En el salón de clase, Sara le enseña a leer a los niños, pero comienza a desconcentrarse al ver a Fanor en la puerta, y se sonríe. En ese instante, el padre Jiménez sorprende a Fanor por la espalda, y le dice: —   ¿Qué hace ahí profesor? —   Eh… eh, viendo como la profesora le enseña a leer a los niños. —   ¿Usted cree que yo soy tonto? —   No señor, yo lo respeto mucho a usted. —   Mejor venga y ayúdeme a arreglar un tejado que se ha corrido un poco, y no desconcentre a la otra. Sara se ríe y sigue enseñándole a los niños. En el Arca, Janet va a darle de comer a los pollos, pero inexplicablemente uno se escapa del corral y corre por el sembrando del trigo. Janet deja la comida de los pollos en el suelo, y corre detrás del animal, el cual es muy rápido y se mete al bosque. Janet salta e intenta atrapar el pollo, pero este se le escapa de las manos y sigue corriendo, hasta perderse. Janet busca y busca el pollo por todos lados, pero no lo vuelve a ver y decide internarse aún más en el bosque, hasta llegar a donde quedaba la quebrada. Janet pone su mano derecha en su rostro, y dice: —   ¿Qué se hizo ese pollo? Janet mira de nuevo la quebrada, la cual está seca. Y de un momento a otro, decide volver a caminar, hasta donde se ven los árboles grandes. Minutos después, Janet llega otra vez al punto acordado y sigue caminando, hasta que ve desde lejos a una niña, y dice: —   Vaya, hasta que encontré a alguien. Janet sigue caminando y en cuestión de dos minutos, llega a donde está la niña, la cual está recogiendo unas piedras de colores. Cuando Janet la sorprende, y le expresa: —   ¿Qué haces sola en este lugar? La niña le responde: —   Mi casa está cerca. Janet observa que la niña esta mojada, y le dice: —   ¿Por qué estas mojada si está haciendo mucho sol y la quebrada esta seca? —   Nosotros tenemos mucha agua y junto a mis hermanos, estamos bañando en un gran lago. —   ¿Cómo te llamas niña? —   Mi nombre es Ninfa y tengo ocho años, ¿y tú?, ¿cómo te llamas? —   Yo me llamo Janet… ¿me puedes llevar a ese lago?... ¿qué dices? —   Si, pero creo que mi papá se va a enojar conmigo. —   No te preocupes Ninfa, yo hablo con él. —   Está bien, yo te voy a llevar. —   ¿Y cómo se llama tu padre? —   Se llama Hugo…
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