Alfonso se enoja con Cesar, y le dice:
— Mejor cállate, y súbete al carruaje para que me lleves a casa, así como esta Janet estos días… debe de estar buscándome.
En ese momento, Janet visita a Cecilia, y queda encantada al ver a Isabel con noventa y cinco años y todavía caminando muy bien, y le dice a su amiga:
— Que bien esta tu mamá.
— Gracias Janet, ella es todo para mí.
En ese instante, Cecilia y Janet no se imaginaron de lo que iba hacer Isabel, la cual se queda viendo a Janet fijamente, y luego se sienta en su silla favorita, y le expresa a Janet:
— Yo te conozco… yo a ti te conozco, tú eres la hija de Fanny y de Adal.
Estupefactas, Janet y Cecilia se quedan viendo las caras. Cuando Isabel sigue diciendo:
— ¿Vienes a llevarme?… ¿ya es mi hora de morir?
De inmediato, Janet le dice a Isabel:
— No señora, yo estoy viva, yo no he venido a llevarla.
Isabel se pone a llorar y hace que Cecilia y Janet, salgan de la casa, para que ella se pueda calmar.
Estando afuera, Cecilia le dice a Janet:
— Disculpa a mamá.
— Tranquila Cecilia, tu mamá es adorable… ¿yo pensé que vivías con tus hijos?
— No, cada quien tiene su hogar, y debes en cuando me visitan.
Cecilia nota un poco ida a Janet, y le expresa:
— ¿Te ocurre algo?
— Si, siento que Joaquín está haciendo algo extraño cuando sale del Arca, y eso me preocupa.
— Porque no te separas de Alfonso, créeme Janet, ese hombre es malo, él se casó contigo solo por conveniencia.
Janet comienza a enojarse de solo pensar en eso que le dice Cecilia, y le dice:
— Ya me voy.
— Espera Janet, pero si recién llegaste a visitarme.
— Después vuelvo, tengo que irme
En el Arca, Sara llega a la casa, Y en su rostro se le ve el brillo del amor que está viviendo.
Flora ve a su prima sonriendo un poco extraño, y le pregunta:
— ¿Por qué tienes esa cara?
— ¿Qué tiene mi cara?
— Te estas sonriendo sola, estas como tonta, y eso puede ser una cosa.
— Si Flora, yo estoy enamorada… estoy perdidamente enamorada de Fanor.
— ¿Fanor?... ¿dónde conociste a ese tal Fanor?
— En la casa que puso el padre Jiménez para enseñarles a los niños, él también es profesor. Y es muy lindo.
— ¿Él te corresponde?
— Si, ya somos novios.
— Sara, yo no quiero que sufras, es por eso que te pregunto todo eso… ¿él es casado?, ¿cuántos años tiene?, ¿tiene hijos?
— ¡Para!, ¡para!... ¿qué es todo esto Flora?
— No te enojes prima, solo quiero lo mejor para ti…
En ese momento, Alfonso llega a la casa y de inmediato les dice a Flora y a Sara:
— ¿Janet está en casa?...
Cabalgando hacia el Arca, Janet es interceptada por Gustavo Morales y otro militar.
Janet se asusta y le dice a Gustavo:
— ¿Qué paso?, ¿estoy detenida?
Gustavo se sonríe de lo que dice Janet, y le responde:
— No estas detenida, solo te observaba desde lejos y me acorde de esa espectacular demostración que hiciste ese día, y te quería preguntar algo…
Janet con ganas de irse al Arca, le expresa:
— ¿Qué quieres saber?
— ¿Cómo te llamas?, ¿y quién te enseño a combatir así con la espada?, pareces un militar.
De inmediato, Janet le responde:
— Mi nombre es Janet Fischer. Y lo del duelo… simplemente fue suerte.
— ¿Cómo suerte?
En ese momento, Janet se va y deja con la palabra a Gustavo, quien dice al ver alejándose a Janet:
— Que mujer…
Minutos después, Alfonso se encuentra caminando dentro de su habitación. Cuando Janet entra y le dice:
— ¿En dónde estabas Joaquín?
Alfonso le miente a Janet, y le responde:
— Estaba buscando el médico, pero no lo encontré.
— No me mientas Joaquín, ¿tu sigues en negocios extraños?
— No, estaba buscando un médico.
— Si estabas buscando médico, entonces porque no fuiste a casa de tu primo Carlos, su esposa Judit es médica, y te puede atender.
— Me dio pena con Judit, además, no quería decirle esas cosas a ella.
— ¿Y qué es lo que tienes Joaquín?
Alfonso busca hacer sentir mal a Janet, y le dice:
— Yo… ya soy un hombre mayor, y la verdad… yo me pregunto, ¿porque nunca has podido quedar embarazada?, ¿seré yo el del problema?, ¿o eres tú Janet?
En seguida, Janet se entristece y le da la espalda a Alfonso, y se toca su vientre, y piensa:
“¿Sera que esto también lo hizo esa roca?”
El día siguiente, Janet se pone por primera vez a ordeñar desde que tiene sus dos vacas en la casa, y luego se pone a darle de comer al ciervo. Cuando Guillermo le dice:
— ¿Ahora en que te ayudo?
Janet mira desde lejos que viene un joven vestido de militar, y le dice a Guillermo:
— Empieza con atender a ese joven.
Guillermo se da vuelta, y dice con gran alegría:
— ¡Es mi hijo!
De inmediato, Guillermo sale a atenderlo y lo abraza, diciéndole:
— Cuanto te extrañe hijo.
— Yo también papá, hace poco recibí la carta que me enviaron. Y vine a conocer Pedraza, y el lugar donde vivían.
— Hijo, ¿te vas a quedar en Pedraza?
— No, yo solo estoy de pasada, tengo que unirme al ejército dentro de unos días, así que mañana mismo viajo.
— Entonces ve, y saluda a Janet, a tu madre y a Alfonso.
— ¿Sara no vino con ustedes?
— Si, pero salió temprano a enseñarles a los niños, tu madre consiguió aquí también, y tiene muchas clientes, quienes vienen a menudo por un vestido diferente.
— Eso me alegra.
— Vamos Alirio.
En ese momento, Janet se sonríe y le dice a Alirio:
— Hola.
— Hola Janet, está muy bonita tu casa.
— Gracias, y tú has crecido más, parece que el ejército te ha sentado bien.
Alirio y Guillermo se sonríen. Cuando Alfonso ve a Alirio, y lo llama, diciéndole:
— ¡Sobrino!, ven aquí.
Janet le dice a Alfonso:
— Es tu primo segundo.
Alirio se vuelve a sonreír, y le dice a Janet:
— Es mi tío.
En ese momento, Alirio entra a la casa junto a los demás, y es abrazado por Alfonso, quien le dice:
— Bienvenido sobrino, tu mamá está a ya en esa habitación.
Terminando de bordear otro vestido, Flora descansa un poco. Cuando ve entrar a su hijo y salta para abrazarlo, y darle besos en la frente.
Janet los deja, y se va a darle de comer a los pollos y cerdos.
Flora ve a su hijo de arriba abajo, y le dice:
— ¿Has comido bien?
— Si, mamá… tú sabes que yo me alimento muy bien.
— Te lo digo porque te veo muy flaco.
Alfonso le dice a Guillermo:
— Voy a ver que está haciendo Janet.
Alfonso sale de la casa y ve a Janet trabajando en la cerca de los cerdos. Cuando le dice:
— ¿Porque trabajas?, eso déjaselo a Cesar.
— A ti se te olvido que yo siempre trabaje en mis tierras, yo soy una mujer que le gusta trabajar, así que… si no vas ayudarme con los pollos, ve y sigue atendiendo a tu sobrino.
— Janet, tú también ven a la casa.
— No, ve tú, después que termine aquí con los cerdos, le daré de comer a los pollos.
— Bueno.
Alfonso se va para la casa, mientras Janet sigue alimentando a los cerdos.
En el salón de clase, Sara le enseña a leer a los niños, pero comienza a desconcentrarse al ver a Fanor en la puerta, y se sonríe.
En ese instante, el padre Jiménez sorprende a Fanor por la espalda, y le dice:
— ¿Qué hace ahí profesor?
— Eh… eh, viendo como la profesora le enseña a leer a los niños.
— ¿Usted cree que yo soy tonto?
— No señor, yo lo respeto mucho a usted.
— Mejor venga y ayúdeme a arreglar un tejado que se ha corrido un poco, y no desconcentre a la otra.
Sara se ríe y sigue enseñándole a los niños.
En el Arca, Janet va a darle de comer a los pollos, pero inexplicablemente uno se escapa del corral y corre por el sembrando del trigo.
Janet deja la comida de los pollos en el suelo, y corre detrás del animal, el cual es muy rápido y se mete al bosque.
Janet salta e intenta atrapar el pollo, pero este se le escapa de las manos y sigue corriendo, hasta perderse.
Janet busca y busca el pollo por todos lados, pero no lo vuelve a ver y decide internarse aún más en el bosque, hasta llegar a donde quedaba la quebrada.
Janet pone su mano derecha en su rostro, y dice:
— ¿Qué se hizo ese pollo?
Janet mira de nuevo la quebrada, la cual está seca. Y de un momento a otro, decide volver a caminar, hasta donde se ven los árboles grandes.
Minutos después, Janet llega otra vez al punto acordado y sigue caminando, hasta que ve desde lejos a una niña, y dice:
— Vaya, hasta que encontré a alguien.
Janet sigue caminando y en cuestión de dos minutos, llega a donde está la niña, la cual está recogiendo unas piedras de colores. Cuando Janet la sorprende, y le expresa:
— ¿Qué haces sola en este lugar?
La niña le responde:
— Mi casa está cerca.
Janet observa que la niña esta mojada, y le dice:
— ¿Por qué estas mojada si está haciendo mucho sol y la quebrada esta seca?
— Nosotros tenemos mucha agua y junto a mis hermanos, estamos bañando en un gran lago.
— ¿Cómo te llamas niña?
— Mi nombre es Ninfa y tengo ocho años, ¿y tú?, ¿cómo te llamas?
— Yo me llamo Janet… ¿me puedes llevar a ese lago?... ¿qué dices?
— Si, pero creo que mi papá se va a enojar conmigo.
— No te preocupes Ninfa, yo hablo con él.
— Está bien, yo te voy a llevar.
— ¿Y cómo se llama tu padre?
— Se llama Hugo…