LA PESTE NEGRA

1569 Words
Acostada en su cama, Janet comienza a soñar con sus padres… Janet aparece en sus tierras, pero por donde pasa. Todo está cubierto de árboles frutales. Y pisa las verduras. Janet se agacha a mirar las verduras, y al coger una lechuga, esta se pone negra y se desvanece en sus manos. Cuando ve a Adal y a Fanny a unos metros, y les pregunta: —   ¿Por fin moriré? Adal y Fanny se miran las caras, y luego caminan hacia el trigal. Cuando Janet les grita: —   ¡No se vayan!, ¡venga!... ustedes me hacen mucha falta, ¡no se vayan! En ese instante, Janet ve como aparece de la nada Joaquín, y con una sonrisa misteriosa, se lleva a Adal y a Fanny lejos de ella. Y se internan en el bosque. Janet intenta correr, pero sus pies están clavados en el barro, y sus manos se llenan de gangrena. En ese instante, Janet se despierta, y ve a un hombre que nunca ha visto en su habitación, y le dice: —   ¿Quién es usted? —   Mi nombre es Alfredo. Y soy médico. Janet se levanta de la cama, pero el medico la vuelve acostar, diciéndole: —   Señorita, déjese atender, su esposo Alfonso me busco con gran desespero. Y yo vine pudiendo atender a dos personas más que tienen sus mismos síntomas. Janet le pregunta al médico: —   ¿Y cómo están los demás? —   Con excepción de Alfonso y de Flora, todos están enfermos. —   No puede ser, tengo que ayudarlos. —   Señorita, usted no podrá hacer nada, ya que cientos de personas están enfermas de lo mismo, fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y lo más grave, gangrena en todas sus extremidades y bubones… esto es algo nunca antes visto en España. Y le tengo que confesar, que al ver colegas enfermos, a mí me ha empezado a dar miedo. En la habitación de Flora, Guillermo camina como puede por la habitación. Cuando siente que no puede caminar más por el fuerte dolor que tiene en todo su cuerpo. Y llama a su esposa, diciéndole: —   ¡Flora!, ¡Flora!... ¡Flora! En ese instante, Flora atiende a su esposo. Y toca su frente, diciéndole: —   Amor, te vas a recuperar, ya verás que todo va a salir bien. En ese momento, Alfonso pasea la sala, y ve a su primo Carlos, a Judit, y a todos los demás en camas provisionales, y dice: —   Esto es espantoso. Alfonso comienza a dolerle la cabeza, pero no presta atención a eso y se dirige a la habitación de Janet, y al entrar le dice al médico: —   ¿Cómo sigue mi esposa? —   Ella trató de levantarse, pero volvió a descansar. —   ¿Yo estoy diciendo que si se va a salvar? —   No puedo asegurar nada, la verdad… yo no sé qué es lo que tiene la gente y ya me siento cansado. Alfonso comienza a sentir fuertes síntomas de dolor en todo su cuerpo, y se descontrola diciéndole al médico: —   Usted no sirve para nada… Alfonso empuja a Alfredo y se sienta en la cama, y ve a Janet dormir, y le dice: —   Al principio solo te quería para obtener tus tierras, pero al transcurrir el tiempo y años de compartir muchas cosas juntos, te fuiste volviendo parte de mí, una parte muy importante… quisiera morir a tu lado… si, yo quiero morir a tu lado. Alfonso abraza a Janet, y le da un beso, y le expresa: —   Quiero que me llames otra vez Joaquín, quiero oírte regañarme, quiero ver de nuevo esos hermosos ojos que me vian con furia cuando estabas enojada… yo quiero que vivas… Flora entra en la habitación de Janet, y ve a Alfonso junto a ella. Y se sorprende cuando lo ve llorando, y le dice: —   Es la primera vez que te veo así, realmente amas a Janet. —   ¿Y lo dudas?, yo no quiero perderla. —   Te entiendo, yo estoy esperando a que Guillermo se recupere, yo no me imagino una vida sin el… yo lo amo. En ese instante, Flora también comienza a sentirse mal. Y le empieza a dar fiebre. En ese preciso momento, Pedraza se inunda de enfermos por todos lados, en las esquinas de las casas, en las calles, en las iglesias, en el cuartel militar. Tres días después, todo se empeora y todos en el Arca terminan enfermos con mucha gangrena en sus extremidades. Y expulsando un olor putrefacto de sus cuerpos. En ese momento, Alfonso camina con gran dificulta y tropieza con el pie derecho de Fanor, el cual está en el suelo. Quien por la gravedad de su enfermedad, se queda en el Arca. Alfonso entra como puede a la habitación de su esposa, pero no la encuentra, y dice: —   ¿Qué se hizo Janet? En su delirio, Janet se interna en el bosque totalmente enferma. Y busca a sus padres por todos lados, pero resbala por la tierra mojada y cae en unos matorrales. Boca arriba y con mucho dolor en todo su cuerpo, Janet se queda viendo el cielo y luego a los árboles, y dice en voz baja: —   No sé porque sigo queriendo a ese infeliz de Joaquín, porque no puedo olvidar todo eso… ya paso mucho tiempo y vivo las cosas como si fuera ayer. Con gangrena en todas sus extremidades y en un mal estado de todo su cuerpo, Janet toca la tierra con su mano izquierda, y dice: —   Esta vez siento que es mi final, solo espero reunirme con mis padres. El día siguiente, Janet mira la salida del sol, y luego muere en ese lugar donde cayó. Saliéndole una lágrima desde su ojo derecho. Quince minutos más tarde, el cuerpo de Janet tanto por dentro como por fuera, se recupera lentamente. Y en cuestión de segundos, Janet vuelve a la vida. En ese momento, Janet se sienta y mira su alrededor, y dice: —   ¡Tan poco puedo morir de enfermedad! Janet mira sus manos. Y se cerciora de lo que le había salido, ya no está. En ese instante, Janet se levanta y corre hacia el Arca, pero en su camino se encuentra a un vecino, el cual está muerto, y al verlo así de la manera que murió, dice: —   Esto es catastrófico. Janet deja atrás al vecino y entra a su casa. Y ve a todos en el suelo agonizando. Cuando ve a Alfonso recostado en una pared, quien le dice: —   ¿A dónde?... ¿a dónde estabas Janet?... estaba preocupado por ti. En ese instante, Judit y Cesar mueren. Cuando Janet se acerca a Alfonso, y le dice: —   ¡Te vez muy mal! De inmediato, Alfonso cae al suelo, pero Janet se acerca a él, y se agacha diciéndole: —   Nadie espero que pasara esto… Sara tenía razón, ese fenómeno fue un mal augurio. Estupefacto, Alfonso toca el rostro de Janet, y le dice: —   Ya no estas hinchada… te ves cómo antes de enfermarte, aaaaah… ¿qué te ha pasado?, ¿porque no estas como nosotros? Janet mira a los ojos de Alfonso, y le dice la verdad: —   Hace unos minutos, yo morí con esta enfermedad. —   ¿Qué?... ¿qué locuras dices Janet? —   Así como lo oyes, yo tengo el don de regresar a la vida. Y ahora soy inmune a esto que está pasando. Alfonso se aferra de las manos de Janet, y le suplica: —   Por favor, sea lo que sea que hiciste para salvarte… has lo mismo conmigo… yo, yo no quiero morir, yo quiero seguir viviendo junto a tu lado… has lo que sea, pero sálvame Janet… yo te amo. Janet siente la desesperación y la angustia de Alfonso, y le expresa: —   Lo siento, pero no puedo hacer nada… yo no puedo salvarte. Alfonso aprieta los brazos de Janet fuertemente, y expulsando un olor putrefacto de su cuerpo, muere en brazos de Janet. De repente, Janet escucha los quejidos de Sara, y se levanta y la busca por toda la casa, hasta encontrarla en el piso del pateo, y le dice cuando pone sus manos en su rostro: —   ¡Sara!, ¡Sara!, ¡Sara!... respóndeme, por favor. Janet recuerda todo lo que ha vivido con Sara en Matabuena. Y momentos inolvidables en el Arca, y le dice: —   Sara, nunca te olvidaré, tu fuiste mi amiga y la hermana que nunca tuve… no creí que hubiera alguien que me pudiera entender como tú. Janet se pone a llorar. Cuando Sara dice su última palabra: —   Yo me voy contenta… gracias por blindarme tu amistad. En ese instante, Sara también muere. Janet deja a Sara en el suelo y sale de la casa. Y corre hacia cualquier lugar de Pedraza. Minutos después, por donde Janet pasaba habían muertos por todos lados, gente aun gritando por ayuda, jóvenes agonizando, militares y personas de prestigios muertos por doquier. En ese instante, Janet llega al centro de la Plaza mayor, y al tener más de cuatrocientos cadáveres en su alrededor, se arrodilla y mira el cielo, y dice con gran tristeza: —   ¡¿Por qué tengo que presenciar la muerte de todos?!... La enfermedad acaba con millones de personas entre grandes y chicos, pobres y ricos, la peste no le tuvo contemplación a nadie, toda Europa fue devastada, hasta casi el exterminio…
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