ESCLAVOS

1866 Words
17 de Julio de 1410, la espantosa enfermedad culmino. Dejando millones de muertos por toda Europa. En el Arca, el capataz encargado de los cultivos y del cuidado de los animales. Aprovechando que Janet desapareció hace cuatro años. Y toma atribuciones propias. Buscando comprar esclavos para el Arca. Días después, Ensenada de Galápagos – Melilla, sentados en una zona de comercio, Batista cierra el negocio con Francis Bernard, el traficante de esclavos. Y le entrega una bolsa de reales, diciéndole: —   Ahí tienes la mitad, la otra parte te la entrego cuando tenga a los esclavos. Francis coge la bolsa de dinero y mira a Batista, y le dice: —   Eres un hombre inteligente, te vas a llevar a los mejores esclavos que tengo. —   Eso lo sé, ahora que soy dueño de muchas tierras. Y de muchos animales, voy a necesitar de muchos esclavos. Para que me ayuden con todo. Francis abre la bolsa de los reales y se sonríe, y le dice a Batista: —    Vamos al lugar donde tengo su mercancía. —   ¿En dónde los tienes? —   En un barco, no te preocupes… los esclavos están todos amarrados, eso sí, como son muchos, te toca trasladarlos en varios carruajes. —   Solo traje dos carruajes. —   Ese ya es su problema, yo cumplo con conseguirle la mercancía, y traérsela aquí. Batista se levanta de la silla, y le expresa a Francis: —   Bueno, yo me las arreglaré para llevar a los esclavos hasta Pedraza, ahora vamos a verlos. —   Bueno. En ese instante, Batista y Francis se van a ver a los esclavos que están en el barco. Murcia – Cartagena. Desde una gran peña, Janet se encuentra observando el mar en su nueva casa, la cual construyo hace siete años. En eses instante, Janet ve varios barcos comenzando a navegar, y dice: —   Este es tu sueño Joaquín, tú quieres navegar y conocer el mundo… este mundo… yo he sufrido mucho… pero en algún momento te vere, sea aquí o en cualquier rincón de España donde haya un mar como este. Y será en ese momento en que me pagues todo lo que me has hecho sufrir… la muerte de mis padres es algo que no voy a borrar de mi mente, nunca voy a descansar en buscarte. En ese instante, Janet ve a dos hombres que van hablando por la playa en dirección a un barco, y dice: —   ¡Joaquín!... sí, ese tiene que ser él. De inmediato, Janet coge espada que tiene en el suelo. Y corre hacia la playa en busca de acabar con la vida del hombre que le arrebato a sus padres. En ese instante, los dos hombres están cerca de su barco. Cuando Janet desenfunda su espada en la espalda de ellos, y dice: —   ¡Por fin te encontré! En seguida, los dos hombres se dan vuelta y se asustan demasiado al ver a esta mujer con una espada a punto de matarlos, y gritan: —   ¡No nos haga daño!, ¡no nos haga daño! Janet baja la espada inmediatamente al ver que no era Joaquín, y con mucha y vergüenza, les dice a los dos: —   Discúlpenme, fue un error. Janet comienza a retroceder, y luego guarda la espada y se va de ese lugar. Sorprendidos por lo que paso, los dos hombres se miran y rápidamente se suben arreglar el barco e irse de ahí. En Melilla, Francis lleva a Batista al barco donde tiene a todos los esclavos amarrados, y se los muestra en unas condiciones pésimas. En ese momento, Batista mira uno por uno a los esclavos, los cuales están amarrados, y le dice a Francis: —   Buen trabajo, ¿a qui están los veintisiete que pedí?   —   Claro, están completos. —   Bueno, los llevaré a Pedraza. Batista sale del barco y ya estando afuera, saca la otra mitad de reales y se la da a Francis, quien la recibe con gusto, y le expresa a Batista: —   Si necesitas más, solo házmelo saber a tiempo. —   No, con estos veintisiete me basta. En el barco, Alika le expresa a Morati: —   Tengo mucho miedo, esos sujetos son muy intimidantes. Morati ve a su hija y con mucha tristeza le responde a Alika: —   Si, pero tenemos que resistir y encontrar el momento preciso para escaparnos, yo quiero que nuestra hija tenga un futuro mejor que el de nosotros. Yaro le dice a Morati: —   No seas ingenuo n***o, esa gente nunca va permitir que ninguno de nosotros tengamos un futuro, ni siquiera tu hija Ashanti. Morati intenta desamarrarse, pero no puede. Cuando Saud le dice: —   Es inútil, no gastes tus fuerzas en eso Morati, esos nudos están bien amarrados… mejor conserva tu energía para el viaje. Alika les dice a todos: —   Tenemos que unirnos todos. Y a donde nos lleven, buscar escapar y ser libres… En ese instante, todos los esclavos se ponen de acuerdo en ser libres con excepción de Abu, quien dice: —   Si intentan huir, los blancos los mataran… yo seré más inteligente que ustedes… En ese momento, Francis entra al barco de nuevo. Y con varios hombres, sacan a todos los esclavos, y arrastras, los meten uno sobre otro en los carruajes de Batista. Luego de todo eso, Francis se acerca a Batista, y le dice: —   Espero que tenga un buen viaje hasta Pedraza. Batista se sube al carruaje, y le expresa a Francis: —   Gracias, ahora que la patrona ya no está, vamos a seguir haciendo grandes negocios. —   Entonces, quedo pendiente de sus correos. En seguida, Batista se despide de Francis y se lleva a los veintisiete esclavos a Pedraza. Murcia – Cartagena, Janet se encuentra sentada en una gran piedra observando el mar. Y pone la espada en la piedra, y piensa: “Por poco y mato a ese hombre inocente, tengo que tener más cuidado” En ese instante, Janet se levanta y sube a su casa. Y pone la espada encima de su cama, con la cual desea utilizarla con Joaquín. Janet coge una bolsa de dinero que tiene escondida en una estantería de su habitación, y se va al mercado. Minutos más tarde, Janet llega a un puesto donde venden comida, y compra muchos alimentos, para una semana. En ese instante, el vendedor le niega comida a una joven, quien de inmediato se pone a llorar. Cuando Janet se acerca y le da pan a la joven, y le dice: —   Aquí tienes, ¿puedo ayudarte en algo más? La joven coge el pan, y le expresa a Janet: —   Gracias, tenía mucha hambre. —   ¿Y tus padres?, ¿porque le estas pidiendo comida a ese señor? —   Mis padres se separaron. Y cada uno se ha ido por su lado, como yo no quise irme con mi madre, ella me abandono, al igual que mi padre… y yo no le estaba pidiendo comida a ese señor. Janet se sonríe un poco, y le dice: —   Entonces, ¿que estabas haciendo? —   Yo le estaba intercambiando ese caballo. La joven le muestra a Janet el animal, y le dice: —   Se llama Dorado y es hermoso, es lo único que me quedo, además de la casa, pero de que me sirve eso, si me dejaron sola. Janet pasa la calle y acaricia el caballo, y le dice a la joven: —   No vendas el caballo, él te puede ser muy útil. —   Pero no tengo como mantenerme, es por eso que le dije a ese señor. Que si me lo cambiaba por comida, y el me respondió que ya tenía una inmensidad de caballos para lidiar con otro. De inmediato, Janet le expresa a la joven: —   ¿Cómo te llamas? —   Zafiro Gómez Gutiérrez y tengo quince años. En seguida, Janet piensa: “Yo prometí no encariñarme con nadie. Para no verlos morir, pero tengo que ayudarla… además, se parece a mí cuando estaba más chica” En ese instante, Janet le dice a Zafiro: —   ¿Te gustaría vivir conmigo? Yo vivo sola y me harías de gran compañía, y también podríamos llevarnos a Dorado, ¿qué dices? —   Si, acepto, usted me ha caído muy bien señora. De inmediato, Janet se presenta, diciéndole: —   Mi nombre es Janet Fischer Sánchez, y soy una de las medicas de Cartagena. —   Qué bueno. —   Entonces Zafiro, vamos para que conozcas la casa. —   Bueno. Luego de unos minutos, Zafiro se sorprende al ver la casa de Janet, la cual tiene una tremenda vista al mar. Janet deja el caballo de Zafiro amarrado en un pequeño establo, y le dice a ella: —   Aquí estará seguro, ahora entremos a la casa. —   Debes de ganar mucho como médica, porque esta casa está muy grande. Janet se sonríe. Cuando Zafiro le expresa: —   ¿Desde cuando eres medica? Janet se pone seria, y le responde: —   Desde que la humanidad casi se extingue por causa de una monstruosa enfermedad… pero eso ya paso, ahora te mostrare la casa.   Janet cumple su cometido y le muestra toda la casa a Zafiro, la cual le dice cuando ve dos espadas en la pared: —   ¿Y eso? —   Son de colección. Días después en Pedraza, Batista llega al Arca y trae consigo a los veintisiete esclavos. Que compro para fortalecer los trabajos en las tierras. En ese instante, Manuel, el otro hombre de confianza de Janet y Margot, la que hace los oficios de la casa, separan al frente de los dos carruajes. Cuando Margot le dice a Manuel: —   Batista se está tomando muchas atribuciones, que la señora Janet no le ha dado. Manuel le responde a Margot: —   Ya veremos qué es lo que ha traído, ¿por qué demorarse tanto tiempo fuera de Pedraza?... es muy extraño, debe de ser algo muy importante. Batista se baja de su carruaje, y le dice a Manuel y a Margot: —   Traigo la solución a nuestros problemas. Manuel le responde a Batista: —   ¿Estas despilfarrando el dinero que dejo la señora Janet? —   No, he hecho una gran inversión, ven y mira. De inmediato, Manuel y Margot van al carruaje. Y se sorprenden al ver a los esclavos unos sobre otros. Cuando dice Manuel: —   Estas haciendo lo mismo que los demás aquí en Pedraza, estas personas también tienen derecho. Batista le ordena a Facundo que baje a todos los esclavos con una seña con su cabeza, le responde a Manuel: —   Si la mayoría de personas en Pedraza están comprando esclavos, ¿por qué nosotros no?, Janet es la mujer más rica de Pedraza. Y me atrevería a decir que de toda Segovia. El Arca merece tener sus propios esclavos. Margot se enoja con Batista, y le dice: —   Te estas aprovechando que la señora Janet no está, para hacer todos tus atropellos. Batista se ríe, y le dice a Margot: —   A esta fecha, la señora Janet ya está muerta. Y yo como el representante de ella, soy el encargado de todo, así que deben de obedecerme o se van del Arca. En ese instante, Facundo baja a las patadas a los veintisiete esclavos…    
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