La guerra de España y Portugal está en todo su auge y llegan heridos de la batalla a varias ciudades de España.
Minutos después en la casa de Matina, Janet y Laura atienden y estabilizan a Martina. Haciendo que esta reaccione en ese momento, y diga:
— ¿Qué me paso?
Laura le expresa a su amiga:
— Te desmallaste, pero ya estas bien gracias a Janet.
Lina abraza a Janet. Cuando Martina le dice:
— Gracias Janet, no tengo como pagarte tu atención.
Janet le dice a Martina:
— No me debes nada, lo que me interesa es que puedas vivir para que sigas criando a esta joven.
Lina le dice a Janet:
— Salvaste a mamá, yo no quiero que te vayas nunca.
En ese instante, Janet se acuerda de Zafiro y se pone triste. Y se aleja de Lina y sale a directo a la sala.
Laura sigue a Janet, y le expresa:
— ¿Ya te vas?
— Si, Martina ya está bien.
— Le dices a mi hijo que yo me voy a quedar para cuidarla.
— Díselo tu misma Laura, desde hoy no voy a vivir más en tu casa.
En ese instante, Janet se va de la casa de Martina. Cuando Laura entra a la habitación de su amiga, y le dice:
— Tengo que irme, ahora vuelvo.
En ese momento en la calle, Janet sigue viendo mucho movimiento por todas partes, y le pregunta a una mujer que pasa asustada:
— Disculpa.
— Si.
— ¿Me puede decir que está pasando?
— Están llegando heridos por doquier al salón principal, y un nuevo comandante ha llegado a Valencia. Y mucha gente teme que este señor, se lleve a los hombres que quedan. Para llevarlos a la guerra.
— Gracias por la información.
De inmediato, Janet se va al salón principal donde atienden a todos los heridos.
Laura llega a casa. Y agitada por venir tan rápido de la casa de su amiga, le dice a su hijo:
— ¡Alejandro! ¡Rápido!
— ¿Rápido que?
— Parece que Janet se va.
— ¿Cómo? ¿A dónde se fue?
— No lo sé, se fue por la calle principal de la casa de Martina, no debe de estar lejos, mejor súbete al carruaje y búscala, porque yo me siento culpable por eso.
En ese instante, Alejandro se sube a su carruaje. Y se va a buscar a su prometida.
Norte de Valencia, Fernando y Fabián se apartan de Elena y de Mileici. Y caminan por los al rededores de la casa. Cuando Fabian le dice a su padre:
— Ya estamos lejos, ¿qué es lo que me vas a decir?
— Bueno hijo, esto que te voy a decir tienes que tomarlo como un concejo más que todo, es un concejo de padre a hijo.
— Ya me estas asustando, ¿pasa algo grave?
— ¿Qué tan comprometido estas con Mileici?
— Ya les dije, pues para mi no es nada serio.
— ¿Y para ella?, porque una cosa es lo que dices tu y otra cosa es lo que dice ella, Mileici se ve que quiere matrimonio. Y eso no puede ser… esa familia está en bancarrota, si te casas les estarías haciendo un favor a esa familia.
— No te preocupes papá, yo estoy enamorado de otra mujer.
Fernando se detiene y toca el hombro derecho de su hijo, y le expresa:
— ¿Quién es? ¿Yo la conozco?
— Todo a su tiempo. Cuando logre concretarla se las presentaré.
En ese momento, Mileici le dice a Elena:
— Parece que el señor Fernando esta disgustado conmigo.
— No digas eso Mileici, tú sabes que él es de carácter así, no te preocupes, ahora cuéntame, ¿qué planes tienen con Fabián?
— Mis padres son los que quieren hacer una reunión. Para conocer a Fabián mejor. Y ustedes también están invitados.
— Gracias Mileici, con gusto iremos… ¿y para cuando es esa reunión?
— Pasado mañana…
Hospital Provincial, Janet mira como entran muchos heridos que tren del frente de batalla a sus lugares de origen. Y se decide a entrar. Cuando un militar la detiene, diciéndole:
— ¿Es usted familiar de alguna persona que han traído a este lugar?
— No.
— Entonces no puede entrar.
— Déjeme entrar, yo tengo mucho conocimiento para curar heridos y enfermos.
— ¿Es usted medico?
— Algo así.
— Siga, solo hay un médico allí dentro y vamos a necesitar más.
De inmediato, Janet entra al hospital y encuentra un sin número de personas en el suelo pidiendo ayuda desesperadamente.
De un momento a otro, la mente de Janet vuelve a esos momentos en cuando una enfermedad extraña los empezó a contagiar en 1347. Y se acuerda del rostro de Alfonso, y dice:
— Parece que esas imágenes nunca se me van a borrar.
Janet se acerca a un hombre que esta tirado en el suelo, quien pide ayuda incesantemente.
Janet se agacha, y le dice:
— Yo lo voy atender.
— Gracias señorita.
El médico ve a Janet, y desde lejos le dice:
— ¡Oye tú! ¿Qué haces?
Janet mira al médico, y le responde:
— Voy ayudar, usted tiene mucho trabajo.
El médico se acerca a Janet, y le expresa:
— Señorita, si usted no es un familiar, es mejor que se retire.
Janet se levanta, y le dice:
— Yo también soy médico…
En ese instante, Alejandro da vueltas por las calles en busca de Janet, pero solo ve heridos llegar y civiles de un lado para el otro.
En el hospital, el médico le dice a Janet:
— Bueno, eso cambia todo… si eres médico entonces adelante, atiende a todos los de este lado, que yo voy a seguir atendiendo a los que están allá… por cierto, mi nombre es Miguel.
— Yo soy Janet.
— Bueno, te dejo trabajar.
En ese momento, Janet se agacha, y le dice al señor:
— Voy a amarrarle esa herida que tiene en su brazo derecho y en su pierna izquierda, y contendré también el sangrado de una pequeña cortada que hay en su estómago… esto le va a doler mucho, espero que resista.
— Haga lo que sea necesario, pero sálveme la vida.
Janet procede en amarrarle las heridas al paciente. Para detener la sangre, y cuando está en el proceso, le cae sangre en la cara. Y en segundos ve el rostro del señor como el rostro de su padre…