UN MÉDICO AUDAZ

1108 Words
Janet se queda callada por unos segundos y mira a las personas al su alrededor desde el carruaje, y dice: —   Ah, ya entiendo, ¿y que le sucedió? —   Choco con otro carruaje y el recibió la peor parte. En ese instante, Alberto se pone a llorar mientras conduce el carruaje. Cuando Janet le dice: —   Tranquilo, yo haré todo lo posible para salvarlo. Minutos después, Alberto baja a Janet del carruaje. Y la hace entrar a su casa, donde se encuentra su hijo mal herido. En ese momento, la madre del joven toma las manos de Janet antes que entre a la habitación, y le dice: —   Por favor… por favor, salva a mi hijo, él es lo único que tengo. Janet mira a Alberto y luego le dice a ella: —   Tengo que ver a su hijo primero, de todos modos. Yo voy hacer todo lo posible de mi parte, para salvar a su hijo. De inmediato, Alberto se lleva a Janet a la habitación, la cual está llena de sangre. Y Janet al ver la gran herida que tiene el joven en su pierna y en su estómago, de inmediato le dice a Alberto: —   ¡Rápido! Ponga a hervir aceite. En seguida, Irene y Alberto se van hacer lo que le dice Janet, mientras ella trata de contener la sangre. Rasgando un pedazo de su propio vestido y se lo amarra al joven en la pierna izquierda. Y luego presiona fuertemente la herida de su estómago con otro pedazo de trapo. Cuando este grita sin cesar. Minutos después, Irene y Alberto traen un envase con el aceite hirviendo, y Alberto le dice a Janet: —   Aquí está el aceite, ¿ahora que hacemos? De inmediato, Janet le dice a Irene y a Alberto: —   Necesito que lo cojan fuerte mente de los dos brazos. Y no lo suelten por nada de este mundo. Janet coge el envase con el pedazo de trapo que trajeron los padres del joven. Y con una certeza y precisión, le echa al joven el aceite hirviendo en la herida del estómago. El grito del joven es brutal y espeluznante. Haciendo que todas las personas que pasan cerca de la casa, se detengan y se asusten al escuchar los iracundos y desgarradores gritos de dolor. Luego de varios minutos, y de que el joven se privó de tanto dolor, Janet le dice a Irene y a Alberto: —   No se preocupen, sus heridas fueron cauterizadas y curadas, solo hay que esperar a ver como el evoluciona. Entre lágrimas, Irene le dice a Janet: —   Yo lo sigo viendo mal, ¿crees que mi hijo Timoteo se salve? —   Si, el esta dormido en estos momentos, lo importante es que detuve el sangrado y sellé su herida, él va a estar bien. De inmediato, Alberto le da una bolsa de dinero a Janet, y le dice: —   Gracias, hay esta su p**o por su buen servicio. Janet guarda el entre su vestido y sus senos. Cuando Irene coge de nuevo sus manos, y le expresa: —   Venga mañana, yo quiero que solo usted atienda a mi hijo. —   Así será, yo vendré mañana a revisar al joven, y a cerciorarme que todo esté bien. De repente, un hombre muy elegante y misterioso entra a la casa, y dice: —   Muy buenas, disculpen por mi intromisión señor Alberto y compañía, quisiera hablar con usted a solas. De inmediato, Alberto le dice a Janet: —   La esperamos mañana. En seguida, Alberto se va hablar a solas con el hombre misterioso. Cuando Janet le dice a Irene: —   Ve a la habitación y mira como sigue tu hijo. —   Bueno. Irene se va a la habitación a ver a su hijo, mientras Janet espía a Alberto. Y alcanza a escuchar, que en Cádiz se están alistando muchas embarcaciones. Para empezar a navegar por el Océano Atlántico.  De inmediato, Janet piensa: “Estoy perdiendo el tiempo aquí en Cartagena… debo ir a casa y hacer viaje a Cádiz” Janet deja de espiar a Alberto y sale de la casa. Cuando este la llama, y le dice: —   Perdona, yo voy a llevarte a tu casa. —   Tranquilo, yo me voy caminando. El hombre misterioso se despide de Alberto y de Janet. Y se va de la casa. Cuando Alberto insiste, y le dice a Janet: —   Yo te saque de la casa y yo te voy a dejar. —   Bueno, si usted insiste. En ese instante, Alberto lleva a Janet hasta su casa, y antes de bajarse del carruaje, Janet le dice: —   Disculpe que sea imprudente, pero quisiera hacerle una pregunta. —   Dígame. —   ¿Quién era el señor que entro en su casa? —   Ah, veo que es muy curiosa. —   No, solo que me pareció distinguirlo. —   Solo le puedo decir, que es una persona muy a llegada a la corona. —   Ya entiendo. —   Yo estoy muy agradecido porque aquí en Cartagena lleguen médicos tan buenos como usted, señorita. —   Gracias. —   Espero que mi hijo se recupere pronto. Y vuelva hacer como era antes. —   Con lo que le hice y su voluntad de vivir, su hijo saldrá de esto con bien. En ese momento, Alberto es caballero y baja a Janet de su carruaje, y le dice: —   Nos vemos mañana. —   Bueno. Janet entra a su casa. Cuando Zafiro ve su vestido rasgado y ensangrentado, y le dice: —   ¿Qué fue lo que te paso allá? —   Prepárate Zafiro, nos vamos a Cádiz. Dos días después en Pedraza, Batista hizo trabajar hasta el cansancio a los esclavos. Para levantar su propio lugar de descanso. Con ayuda de Emilio y de Facundo, Batista descansa en casa, mientras estos le daban órdenes a los esclavos, de cómo hacer un buene establo. Finalmente, los esclavos terminan su trabajo satisfactoriamente. Cuando Ashanti le expresa a Naina: —   ¡Lo hemos logrado! Naina sonríe, y luego le expresa a Ashanti: —   No es por nada, pero contamos con unos hombres muy fuertes, mira a Yaro y a Saud. Ashanti los ve con disimulo, y luego le dice a Naina: —   Si, ellos son capaces de todo. Kenia se mete en la conversación de Ashanti y de Naina, y les dice: —   ¿Qué tanto miran a Yaro y a Saud? Naina le responde a Kenia: —   Estamos diciendo que ellos dos son muy fuertes. Ashanti también le dice a Kenia: —   ¿Qué estabas pensando?, mal pensada. Kenia se ríe, y les dice a las dos: —   Pues claro que me estaba imaginando cosas, ellos están solteros y nosotras también…    
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD