De inmediato, Ashanti y Naina se ríen de Kenia.
Cerca de ellas, Morati le da la mano a Bakhit, a Jasir, a Saud y a Yaro, y les expresa:
— Gracias muchachos, esto se hizo muy rápido, ahora ya tenemos donde dormir.
Yaro le dice a Morati:
— Si, pero hasta cuándo vamos aguantar todo esto.
Abu se sienta junto a ellos, y les dice:
— No han empezado a trabajar en forma y ya se están quejando.
Saud le responde a Abu:
— ¿Y tú porque sales con eso? Eh, ¿No me digas que a ti te gusta este maltrato? Porque nos tratan peor que los animales.
Jasir también le dice a Abu:
— Tienes una actitud de arrogancia tan impresionante, que no pareces de la r**a negra.
Abu se enoja con Jasir, y les dice:
— ¿Qué no parezco n***o? Entonces, ¿qué es lo que vez?
Morati le responde a Abu:
— Tranquilízate, nadie está peleando contigo, lo que dicen los muchachos; es que entiendas nuestros sentimientos.
Bakhit comienza a cantar una canción ancestral. Y hace que todas las mujeres comiencen a danzar con alegría alrededor de los hombres. Cuando Facundo entra al establo, y les dice:
— ¡¿Qué hacen?!
Morati le responde a Facundo:
— Es un baile ancestral y es una canción de alegría.
Facundo se enfurece al escuchar eso, y les grita:
— ¡CALLENSE YA!... se arreglan todos y se van a trabajar a los cultivos.
De inmediato, Facundo se retira del establo. Y la rabia de todos los esclavos no se hace esperar.
A unos metros del Arca, dos esclavos se escapan de la familia Vargas. Y entran en las tierras de Janet. Cuando tres sujetos cogen a uno y lo golpean brutalmente.
Manuel está revisando el cultivo de los trigos. Cuando el otro esclavo viene con todo corriendo y se estrella con él. Haciendo que los dos caigan al suelo.
Totalmente maltratado y con su rostro ensangrentado, el esclavo le implora a Manuel:
— Por favor, escóndame en sus tierras o en su casa, pero no permita que los Vargas me encuentren.
Manuel se levanta y le responde al esclavo:
— Si no te entrego, yo me meteré en problemas con los vecinos.
— Por favor, escóndeme en este lugar, esa gente está acabando con los esclavos.
En ese momento, los Vargas entran en las tierras del Arca. Cuando Batista saca su espada. Y junto a Facundo y Emilio, les dan cara a los vecinos.
Ante la mirada de todos los esclavos del Arca, Batista le dice al hermano mayor de los Vargas:
— ¿Qué haces aquí Esteban?, ¿vienes a buscar problemas?
Todos los Vargas se sonríen. Cuando Esteban le responde a Batista:
— No, te equivocas, yo vengo en son de paz, solo estoy buscando a un esclavo que se me escapo.
Batista se ríe a carcajadas, y eso hace enojar a los Vargas. Al punto que el hermano menor de ellos, saca su espada y le dice a Batista:
— Idiota, ¿quién te crees tu para reírte de nosotros?
De inmediato, Esteban le dice a Alonso:
— Guarda eso, no venimos a pelear con los vecinos, solo queremos recuperar a nuestro esclavo.
Alonso guarda su espada. Cuando Batista le dice a Esteban:
— Controla a tus hermanos, un día de estos se pueden meter en problemas si no moderan su actitud. Para con las personas.
Esteban le dice a Batista:
— Es de suma importancia encontrar al esclavo.
Facundo le dice a Esteban:
— Nosotros no lo tenemos.
Batista le dice a Facundo:
— ¡Cállate! Quien te dijo que hablaras, esto es entre Esteban y yo.
En seguida, Batista le pregunta a Esteban:
— ¿Puedo saber cuál es la importancia de ese esclavo?
— Es especial para mí.
Desde lejos, Abu observa algo extraño con Manuel y decide irse a escondidas cerca del trigal, y mira cuando Manuel esconde al esclavo en el establo de los caballos, y sale mirando hacia todos lados.
Abu se sonríe de eso. Y para ganar puntos con Batista y con la familia Vargas, corre hacia donde están ellos.
En ese instante, Batista le dice a Esteban:
— Pues no, aquí no está tu esclavo, yo solo tengo veintisiete… si quieres, míralos.
Esteban le hace una seña a Benítez. Para que revisara a los esclavos del Arca, pero este separa al frente y no ve al esclavo que está buscando, y le dice a su hermano:
— No, aquí no está.
Manuel llega y hace acto de presencia. Cuando Abu interviene, y les dice a todos los presentes:
— Yo sé dónde está el esclavo que están buscando.
Esteban y Batista dicen al mismo tiempo:
— ¿Dónde está?
Ante el asombro de Manuel y la ira de todos los demás esclavos, Abu dice:
— Esta escondido en el establo de los caballos.
De inmediato, Batista le dice a Emilio y a Facundo:
— Traigan a ese desvergonzado aquí.
Manuel pone su mano derecha en su rostro y mira a Abu. Y luego mira que los Vargas se sonríen, y toma una decisión.
En ese momento, Emilio y Facundo encuentran al esclavo. Y lo traen arrastras, hasta la familia Vargas.
Esteban saca su espada y con mucha rabia le dice a Batista. Cuando ve que traen al esclavo que él estaba buscando:
— ¿Así que me quieres robar mi mercancía?
Batista y sus trabajadores también sacan sus espadas. Cuando Manuel se mete en el medio, y les dice:
— Bajen sus armas, no hay necesidad de hacer esto.
Batista le dice a Esteban:
— Yo no sé de dónde salió este esclavo, pero lo que no voy a perdonar, es que vengas aquí a mi casa a desafiarme.
Esteban le responde a Batista:
— ¿Tu casa? No me hagas reír, el Arca es de la señora Janet, tu solo eres un don nadie con ínfulas de gran señor.
Emilio le dice a Batista:
— Señor, acabemos con estos tres.
Manuel le dice a Emilio:
— Si sigues en eso, te vas del Arca.
De rodillas, el esclavo les grita a los Vargas:
— Yo prefiero trabajar aquí, que irme con ustedes.
Benítez le dice al esclavo:
— Tu no te mandas solo n***o, tú eres de nosotros.
Esteban se acerca un poco a Batista, y le dice:
— ¡Dame mi esclavo!
Batista le responde:
— Ahí lo tienes, yo nunca he pretendido coger tus esclavos, ¡mira! Para eso ya tengo suficientes para mí.
Esteban le dice a Benítez:
— Tráeme a ese esclavo.
Manuel detiene a Benítez. Parándosele al frente, y les dice a todos:
— Esperen, les tengo una propuesta.
Benítez se impacienta, y le dice a Manuel:
— Quítate de mi camino, me voy a llevar a ese esclavo para castigarlo como se lo merece.
El esclavo le grita a Benítez:
— Si gustan pueden matarme aquí mismo, pero yo no vuelvo a ese lugar.
De inmediato, el esclavo le dice a Batista:
— Señor, yo quiero quedarme a trabajar aquí.
Batista le responde al esclavo:
— Yo no quiero problemas con los Vargas, debes irte.
Alonso le dice al esclavo:
— Deja de rogar, y ven por las buenas.
De inmediato, Manuel le dice a Esteban:
— Les compro al esclavo.
Todos se quedan sorprendidos. Cuando Esteban le responde a Manuel:
— Ese esclavo no tiene precio, él es de mi propiedad. Y si ustedes no me lo entregan ahora, tendrán graves problemas conmigo.
Batista le dice a Manuel:
— ¿Escuche bien?, ¿quieres comprar ese esclavo?
Manuel mira a Batista, y le responde:
— Si, tu compraste veintisiete, ahora yo quiero comprar uno, deberías apoyarme en esto.
Batista se acerca a Manuel y lo encuella, diciéndole al oído:
— ¿Quieres formar una guerra aquí?
— Claro que no, ellos entenderán, pero si no me apoyas en esto, entonces la habrá.
Esteban pierde la paciencia. Y le advierte a Batista y a Manuel:
— Quítense de mi camino, ese esclavo es mío.
Margot interviene en la contienda, les dice a todos:
— Paren todo esto, los militares van a llegar en cualquier momento a la fiesta que vamos hacer en la casa, y vamos a quedar mal si nos encuentran peleando con los vecinos.
Los Vargas se quedan viendo las caras, y dicen los tres:
— ¡¿Militares?!
Morati le dice a Alika:
— Si se forma una guerra, prepárate para agarrar a Ashanti e irnos de aquí…