EL DÍA DE LA ENTREGA

1148 Words
Cerca de la playa, Manolo llega al negocio de Fernando. Y al verlo hablar con un trabajador, se acerca y le dice: — Hola, todo listo, mañana en la mañana salen con la mercancía. Fernando despacha a su trabajador, y le responde a Manolo: — Muy bien, todo está saliendo a pedir de bocas. — ¿Cuánta gente contrataste para eso? — Lo suficiente para arruinar a Pedro. Manolo se ríe. Cuando ve a Rodolfo venir, y le expresa a Fernando: — ¿Le has dicho algo de esto a los otros socios? — Claro que no, esto es entre tú y yo. En ese instante, Rodolfo les dice: — Señores, ¿cómo están? Fernando y Manolo dicen: — ¿Bien!... En ese momento, Fernando y Manolo hablan de negocios pendientes de exportación, y despistan a Rodolfo. Horas más tardes en la casa de Pedro, Janet termina de arreglar el café y su mente viaja a unos siglos atrás. Y se acuerda de todas las tierras que tenía en Pedraza. Cuando Pedro y Alejandro se acercan a ella. En ese instante, Pedro le dice a Janet: — ¿Y en que piensa la nueva socia?... Janet no escucha a Pedro y sigue recordando sus tierras. Cuando Alejandro toca su hombro derecho, diciéndole: — ¡Janet! En ese instante, Janet reacciona y mira a Pedro y Alejandro, diciendo: — ¿Pasa algo? Alejandro le responde: — Eso era lo que nos preguntábamos con Pedro, estabas ida. Janet se le sale lo que estaba recordando y les dice a los dos: — Estaba recordando las tierras de mi familia… ya está toda la mercancía lista, esperemos hasta mañana. Pedro le dice a Janet: — ¿Tierras? ¿A qué familia perteneces? Janet se arrepiente de haber hablado de sus tierras, y le contesta: — Discúlpeme, pero no quisiera hablar de eso. Pedro mira a Alejandro, y le dice a Janet: — Bueno, es que como mencionaste las tierras de tu familia, es por eso que te pregunte. Fue solo curiosidad. Janet le expresa a Pedro: — Tranquilo. En seguida, Alejandro les dice a los dos: — Bueno, bueno, bueno, dejemos ese tema ahí y concentrémonos en esta gran entrega, la cual ya sabemos que va hacer la más importante de todas. Janet le expresa a los dos: — ¿Quiénes van a escoltar la mercancía? Pedro le responde a Janet: — Nosotros mismos, no te preocupes Janet, ya venimos haciendo esto y nunca ha pasado, además, aquí en Valencia toda la gente me respeta. Janet mira otra vez la mercancía, y luego les dice a los dos: — Bueno, entonces nos vemos mañana. Alejandro le da la mano a Pedro, diciéndole: — Hasta mañana… ah, espera, no veo al nuevo trabajador por ningún lado. Pedro y Janet miran hacia todas partes. Cuando Pedro dice: — Debe de estar por ahí, ahora lo busco… En ese momento, Janet y Alejandro se despiden de Pedro y se van a pasar la tarde en la playa. En la Iglesia, el padre Hernán está predicando la palabra. Cuando ve entrar a Kany, y piensa: “Otra vez esta mujer con su locura del pecado a cada momento” En ese instante, Kany se sienta y espera más de veinte minutos para hablar asolas con el padre. Con ganas de salir corriendo, el padre saca toda la paciencia que tiene guardada y se acerca a Kany, preguntándole: — ¿Has vuelto a pecar pensando en otro hombre que no es tu esposo Beto? — Si y no. — Explícate eso. — Es que estoy separándome de mi esposo. Y quiero un concejo suyo, porque Beto quiere quitarme la casa que me dejo mis padres, y eso no puede ser. El padre se queda pensando, y luego le dice a Kany: — Pues ve a donde está el oidor del rey y presenta tu documentación. Y veras como resuelves todo ese problema… ve con Dios y veras que todo te saldrá bien. — Eso mismo me dijo ese día y se me incrementaron los problemas. — Porque eres una mujer falta de fe, ¡mira!… viniste por un concejo y yo te lo he dado, ahora ve a donde Isnel y dile tu problema. Kany se levanta de la silla, y le dice a Hernán: — Gracias Padre. — Después me cuentas como te fue. En ese momento, Kany sale de la Iglesia y se va a donde el oidor. Norte de Valencia, Fabián no deja de pensar en Janet y en esos momentos en la playa. Cuando lo derroto sin ningún problema, y dice: — De ninguna manera yo voy a cumplir con eso… En la noche, Alejandro y Janet terminan de hacer el amor. Cuando Alejandro le dice: — Te sentí un poco distante. — Estaba pensando en lo de mañana. Y en nuestro futuro. — ¿Estas preocupada?... porque déjame decirte que no tienes que hacerlo, todo va a salir muy bien. El día siguiente, entre Pedro, Alejandro y Janet, coordinan el lleno de cuatro carruajes. En casa de Candela, Fabián toca la puerta en busca de Janet. Cuando Polinar abre la puerta, y le dice: — Buenas, ¿en qué puedo ayudarlo? — Buenas señor, estoy buscando a la señorita Janet. — Ella no está. — ¿Y por casualidad sabe adónde se fue ella? — No. De inmediato, Candela sale a la puerta, y le dice a Fabián: — Ella está en la casona de Pedro, si te apresuras la encontraras. Polinar mira a su esposa. Cuando Fabián dice: — Muchas gracias. En ese instante, Fabián se monta en su caballo. Y cabalga rápidamente hacia la casona de don Pedro. En ese momento los trabajadores terminan de cargar los cuatro carruajes. Cuando Alejandro le dice a Pedro: — ¿Qué paso con Chicho? — Tal parece que se arrepintió de trabajar. Janet les dice a los dos: — Súbanse a sus respetivos caballos y vámonos hacer la entrega al barco. En seguida, Alejandro y Janet se montan en sus caballos, mientras Pedro le dice a sus cinco trabajadores: — Van a seguir mi paso y cada uno será responsable de la carga que lleva. En ese momento, Laura llega al lugar y abraza a su hijo. Y le da un beso en la mejilla, diciéndole: — Les vengo a desear mucha suerte. — Gracias mamá. Laura le dice a Janet: — Te cuidas también. — Gracias doña Laura. De inmediato, Laura va a donde esta Pedro. Y al verlo montado en su caballo, le dice: — Hola, pensabas irte sin despedirte. Pedro se baja del caballo y le da un beso a Laura, y le dice: — Claro que no, pero tan poco me estoy yendo a la guerra. Pedro le vuelve a dar un beso a Laura, y le expresa: — Nos tenemos que ir. — Que les vaya bien…
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