POR EL AMOR DE JANET

1513 Words
Fernando queda preocupado por lo que dijo Laura de Alejandro, que va a la casa de Manolo, y le expresa: — ¿Estás solo? — Si, mi esposa se fue a la iglesia, ¿pasa algo otra vez con los militares? — No, como bien sabes eso ya quedo resuelto… estoy un poco preocupado con algo que me entere. — ¿Qué? — Parece que nos salió competencia con el café. — ¿Quién está trabajando con eso? Se supone que en esta ciudad nosotros los que enviamos café a América. — El hijo de Laura, el espía. — Como así, ¿su madre lo está ayudando? — No, es don Pedro. — Viejo infeliz, ¿y están transportando mucho? — Eso es lo que toca averiguar… hay que hacer lo que sea para sacarlos del camino. — Está bien, yo me encargo. En la playa, Fabián mira las facciones del rostro de Janet, y le dice: — Ni la mujer más bella de Valencia podría superarte, eres indescriptible. Janet mira a Fabián y se sonríe un poco, y le expresa: — Además de perseguirme por todas partes, ¿qué más haces? Quiero decir, ¿a qué te dedicar? — Pues debes en cuando ayudo a mi padre con algunos negocios que él tiene, pero la mayoría de las veces me voy a mis practicas con la espada. — Así, ¿y eres bueno? — Si, no te lo voy a negar, siempre quiero perfeccionar la técnica que el profesor me enseño, aunque en estos días no he podido encontrarlo, parece que se fue de la ciudad o lo obligaron a ir a combatir a Portugal. — Apropósito, ¿qué sabes de la guerra? — ¿Alejandro no te ha dicho? — Algunas cosas, pero me gustaría escuchar eso de otra persona. — Lo que he escuchado por boca de mi padre, es que Portugal venció a España y a Francia con ayuda de los británicos, pero también le oí escuchar que esa guerra va para largo… Janet vuelve a mirar el mar. Y luego le dice a Fabián: — Es una guerra innecesaria, no veo la razón de eso. — Eso digo yo, nada mejor que tener una gran motivación. Para actuar. Algo que te empuje. Algo verdadero. Janet se acuerda que Joaquín mato a sus padres, y dice: — Yo sí que tengo una motivación… En ese instante, Alejandro los ve desde lejos y se baja de su carruaje, y corre a donde están ellos. En ese momento, Fabián se prepara para acercarse más a Janet. Cuando Alejandro lo aborda inmediatamente y lo empuja, diciéndole: — ¿Qué haces con mi prometida? Janet se levanta y le dice a Alejandro: — ¿Por qué lo golpeas? Alejandro le responde a Janet: — Se estaba propasando contigo. De inmediato, Fabian se levanta y le dice a Alejandro: — Arreglemos esto como hombres. Alejandro se prepara para pelear. Cuando Janet se pone en el medio, y les dice: — Esto era lo último que me faltaba, ¿de verdad se van a poner en esto? Fabián no le hace caso a Janet, y le dice a Alejandro: — Espérame aquí. En ese instante, Fabián se va a donde está su carruaje. Cuando Alejandro le dice: — ¡¿Por qué huyes?! Janet mira a Alejandro, y le expresa: — No terminas de sorprenderme. — No me mires así Janet, es que nadie me había hecho enojar tanto como ese sujeto. Quien tiene novia y quiere quitarme la mía. — Entre Fabián y yo no hay nada. — Pues él cree lo contrario. En ese instante, Fabián saca dos espadas de su carruaje. Y se dirige a donde esta Alejandro y Janet. En ese momento, Fabián le tira una espada a Alejandro, y le dice: — Vamos a combatir por el amor de Janet. En seguida, Janet le expresa a Fabián: — No voy a permitir eso. Alejandro le dice a Janet: — Quítate del medio, voy a callar a este bueno para nada. Fabián le dice a Janet: — No te preocupes Janet, este no será un combate mortal, este combate decidirá quién se quede contigo. El que pierda se alejara de ti. Alejandro le dice a Fabián: — Vas hacer tu quien pierda. Al verlos decididos, Janet les dice a los dos: — Bueno, luchen hasta que se cansen, pero sin tirar a matar al otro. De inmediato, Janet se quita del medio y se vuelve a sentar en la arena. Cuando Alejandro se acerca a Fabián, y le expresa: — ¿Vas a cumplir con tu palabra? — Claro que sí, yo soy un caballero en todo sentido de la palabra, si llegase a perder, que lo dudo, yo cumpliré con mi palabra y muy a mi pesar. Me alejare de la vida de Janet… En la ciudad, Manolo se acerca a la casa de Pedro. Y manda uno de sus trabajadores hasta el lugar. Para que se infiltre como un trabajador más. En ese instante, Pedro está hablando con el padre Hernán. Cuando uno de sus trabajadores interrumpe la conversación, diciéndole a Pedro: — Disculpen. Pedro se molesta con el trabajador, diciéndole: — No estás viendo que el padre está bendiciendo el negocio, ¿qué te pasa? — Perdón, es que hay alguien que quiere trabajar, él está buscando trabajo como cargador. — Dile que espere, ahora salgo a ver de quien se trata. — Si señor. De inmediato, el trabajador de Pedro hace seguir al trabajador de Manolo, quien al entrar. Se queda viendo toda la mercancía y después la casona. En la Playa, Alejandro inicia el ataque y trata de imponer su estilo a Fabián, quien se defiende ferozmente y al mismo tiempo estudia la manera de derrotar a Alejandro. En ese instante, Fabián le dice a Alejandro: — Peleas bien. — Ya tan rápido te dio miedo, recuerda que te tendrás que alejar de Janet cuando yo te gane. — Eso no va a pasar, yo quiero a esa mujer para mí. Alejandro se enoja aún más. Y ataca con mayor fuerza a Fabián. Cuando Janet dice en voz baja: — No Alejandro, no te dejes llevar por tus emociones. Fabián comienza a doblegar a Alejandro. Al punto de tirarle la espada en la arena, y decirle: — Yo gane, ahora deveras alejarte de Janet. Decepcionado, Alejandro le expresa a Fabián: — Si… he perdido, pero se me hace difícil hacer eso. — Debes de cumplir, un hombre de verdad lo haría. Sin que nadie la vea, Janet recoge la espada, y le dice a Fabián: — Ustedes no contaron con mi absoluta aprobación, ahora voy hacer yo que luche por mí misma. Fabián se da vuelta, y le expresa a Janet: — No quiero faltarte al respeto, pero no voy a pelear contigo. Janet se acerca un poco más a Fabián, y le dice: — Ahora las reglas las pongo yo, si me derrotas. Yo seré tu novia. Alejandro le dice a Janet: — No te confíes, esto es entre Fabián y yo. Janet le dice a Alejandro: — Tu ya no cuentas, has perdido. Fabián se interesa en esa propuesta, y le expresa a Janet: — Parece que sabes combatir con la espada. Janet pone la punta de la espada en la arena, y le dice a Fabián: — Un poco… En la ciudad, el padre termina de bendecir el negocio de Pedro, y luego le dice: — Hijo, tu negocio y tu casa están bendecidos, ahora debo irme a la Iglesia. — Gracias padre, créame que necesitaba su bendición, la carga que voy a llevar a América. Es bastante grande y he estado un poco pensativo y preocupado. — Pues no te preocupes, cree y ten fe en Dios. Que todo te va a salir bien, pero si no crees, entonces quedaras expuesto a cualquier cosa. En ese momento, Pedro se despide del padre y va atender al joven que está esperándolo hace varios minutos, y le dice: — ¿En qué puedo servirle? — Buenas señor, es que estoy sin trabajo desde hace mucho tiempo y no tengo para mantenerme. Y me preguntaba si usted me podría ayudar con trabajo. — ¿Quién te trajo hasta aquí? — No, yo vi a su trabajador. — ¿Viste a Eduardo? — Si, y por eso vine, quiero ayudarle a cargar café. — Pues sí, creo que voy a necesitar más trabajadores. — Gracias señor, no lo voy a defraudar. — ¿Cómo te llamas muchacho? — ¡Chicho! — ¿Chicho? — Si señor, ese es mi nombre. — Que nombre tan extraño… en fin. — Ah, una pregunta señor. — Dime. — ¿De donde le traen ese café? — De Pamplona. En la playa, Fabián se pone en se postura ofensiva. Cuando le dice a Janet: — Voy hacer lo más delicado posible, no me perdonaría si te pasara algo. Janet se sonríe un poco, y le responde: — Es mejor que luches con todas tus fuerzas, no te será fácil vencerme…
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