Janet aprovecha los días que Alejandro está trabajando con Pedro. Y se va a la playa de Malvarrosa, y se sienta a ver el mar.
En ese instante, Fabián encuentra a Janet y le cae de sorpresa, diciéndole:
— ¿Qué haces aquí tan sola?
Janet se sorprende al ver a Fabián, y le dice:
— ¿Me estas siguiendo?
— Primero respóndeme tu a mí, ¿qué haces aquí tan sola?
— Estoy reordenando mis ideas y pensando en tomar un nuevo rumbo.
Fabián se sienta junto a Janet, y le pregunta:
— ¿piensas en irte de Valencia?
— Si…
— Siento una gran tristeza en tu mirada, ¿acaso no eres feliz con Alejandro?...
Janet se queda callada. Cuando Fabián le vuelve a decir:
— ¿No eres feliz?
— Nunca lo he estado.
— Entonces es por eso que todos los días te escapas de la casona de Candela y te vienes acá.
Janet mira a Fabián, y le expresa:
— No me gusta que me espíen.
— Lo hago porque mee interesas. Y ahora que sé que no eres feliz con Alejandro, tengo todo el derecho de conquistarte.
— Pierdes el tiempo, yo no soy feliz con nadie…
En casa de Pedro, Alejandro termina de ajustar la rueda de un carruaje. Cuando Pedro toca su hombro izquierdo, y le dice:
— Si seguimos así, muy pronto vamos a exportar como lo hace los grandes comerciantes como Fernando.
Alejandro se levanta y le dice a Pedro:
— Tenemos que hacer crecer el negocio por nosotros, y nada más.
— Si, tienes razón.
Alejandro mira a Pedro, y le pregunta:
— ¿Y cómo vas con mi madre?
Un poco asustado, Pedro le responde:
— ¿Por qué dices eso? Yo no tengo nada con tu madre.
— Ya Pedro, deja fingir, desde el primer día que los vi juntos, me hice a la idea que ustedes dos estaban saliendo.
— Bueno si, tu madre y yo tenemos algo, ¿te molesta?
— No, me molestaría si la engañaras e hicieras sus sentimientos.
— Nunca haría eso, yo a tu madre la amo.
— Bueno, entonces bienvenido a la familia.
En ese instante, Pedro le da un fuerte abrazo a Alejandro, y le dice:
— Ahora hay que contarle a tu madre…
Horas más tarde, Janet llega a la casa. Cuando Candela le dice:
— Todavía su esposo no ha llegado.
Janet se devuelve, y le responde a Candela:
— Él no es mi esposo.
— Discúlpeme Janet, pero cuando una mujer se va a vivir con un hombre es porque es así, de lo contrario no estaría bien visto.
Alejandro ve a Janet y a Candela reunidos, y les dice:
— ¿Paso algo cuando no estaba?
Janet se va a la habitación, mientras Candela le responde a Alejandro:
— No, todo está bien.
En ese momento, Alejandro entra en la habitación y le da un beso a Janet, diciéndole:
— Me está yendo bien con don Pedro, si seguimos a este ritmo, muy pronto saldremos de aquí. Para vivir en nuestra propia casa.
— Te he dicho que no gastes tu dinero en eso.
— ¿Por qué? Yo solo quiero que cambies esa cara que tienes de tristeza, yo te quiero ver feliz, ¿o estas así porque no te ha salido trabajo?
Janet le finge a Alejandro, y le dice:
— Que no lo de muestre no quiere decir que este contenta, “claro que lo estoy”, pero a mi modo.
El día siguiente, Laura está comprando unas prendas de vestir en el comercio. Cuando se encuentra de frente con Fernando y Elena, quienes al verla le dicen:
— ¡Laura!
— Hola Fernando y Elena.
Elena le dice a Laura:
— ¿Cuánto tiempo sin verte?
Laura finge una sonrisa, y le responde:
— Lo mismo digo.
Fernando también le expresa a Laura:
— Te mande una invitación para mis cumpleaños. Y no asististe, me atreví a pensar que estabas enojada conmigo.
Laura se vuelve a sonreír, y le contesta a Fernando:
— En esos días estaba preparando la boda de mi hijo.
Fernando y Elena se miran las caras, Cuando Fernando le pregunta a Laura:
— ¿Así que Alejandro se casó y no nos enviaste la invitación?
Laura baja la mirada, y dice:
— Al final, mi hijo no se casó.
Fernando vuelve a ver a su esposa, y le expresa a Laura:
— ¿Y por qué no se casó si tu hijo es todo un caballero?
Laura comienza a enojarse un poco por la arrogancia de Fernando, y le contesta:
— Eso es algo que no te voy a decir, ahora él está ocupado trabajando con Pedro en la venta de café.
Fernando se queda callado y muy pensativo. Cuando Elena le dice a Laura:
— No te enojes querida, Fernando solo preguntaba por cortesía.
Laura deja los vestidos que cogió y se los devuelve al vendedor, y le expresa a Fernando y a Elena:
— Y por cortesía yo me voy, que tengan buen día.
En ese instante, Laura se va de ese lugar. Cuando Elena le expresa a su esposo:
— Que mujer tan difícil…
En la playa, Janet vuelve a caminar por esos lugares. Y se sienta en la arena, a unos veinte metros de distancia del mar. Cuando Fabián la vuelve a seguir, y le dice:
— Hola Janet.
— Hola.
— ¿Puedo sentarme?
— Si quieres.
En ese instante, Fabián se sienta al lado de Janet y ve el mar, y luego le expresa:
— Ayer me dijiste que venias acá a reordenar tus ideas, pero me causa curiosidad que te sientes aquí sin quitar la mirada al mar… ¿te encanta el mar?
— Si, desde que lo conocí quede fascinada, además, siempre he esperado ver a una persona.
— ¿A qué te refieres?
— No me prestes atención…
En la ciudad, Alejandro se devuelve del trabajo. Y entra a la casa. Cuando Candela le dice:
— Janet no está.
Alejandro corre hacia la habitación y ve la espada de Janet, y dice en voz baja:
— Pero aquí esta su espada, ¿a dónde se fue?
Candela se pone en la espalda de Alejandro, y le dice:
— Ella sale todos los días. Y se va directamente a la playa.
De inmediato, Alejandro sale furioso de la casa y se monta con todo en su carruaje, y se va a toda prisa a la playa…