UNA FAMILIA HONRADA

1098 Words
Zafiro se pone brava con lo que dijo Killand, y le pone mala cara. Cuando Janet le dice a Killand: —   Cuando saquemos la nueva carga y la entreguemos, con mucho gusto te enseño a leer y a escribir. Janet se va a la casa junto a Zafiro, y por el camino le dice a su hija: —   ¿Estabas enojada con Killand? —   No. —   No me mientas Zafiro, yo te vi que hiciste mala cara cuando él dijo que quería aprender a leer y a escribir. —   Bueno si, me moleste un poco, porque el solo quiere estar contigo, él no quiere estudiar. —   Como dices eso Zafiro, a Killand se le ve que quiere aprender, él quiere salir adelante. —   Yo no le creo, yo pienso que él está enamorado de ti. Y esto es una excusa para acceder a ti. —   Tienes mucha imaginación. Morati se encuentra con Janet, y le dice: —   Señorita Janet, ¿cómo esta? —   Bien, ¿te sucede algo? —   Si, estamos indecisos, trabajamos o no trabajamos. —   Hay que trabajar Morati, tenemos que sacar la carga que se robaron… pero antes reúne a todos que les voy a pagar. —   Si señora. Morati se va a decirles a todos. Cuando Zafiro le dice a Janet: —   ¿Vas a pagar algo que robaron? —   Si… los trabajadores no tienen la culpa de lo sucedido. —   Pero… —   Pero nada Zafiro, yo soy una persona justa. Y no voy a jugar con el trabajo de los demás. En cuestión de dos minutos, Morati reúne a todos los trabajadores del Arca. Cuando Janet y Margot sale de la casa. Y a cada uno les paga por el gran trabajo que hicieron. Abu es el único que se pone a pesar. Y al abrirla, le dice a Janet: —   ¿Qué podemos comprar con esto? Morati le grita a Abu: —   NO SEAS MALAGRADECIDO. Todos se enojan con Abu. Cuando Janet le responde: —   Puedes comprar ropa, comida… tu eres libre de ver en que te gastas tu dinero. De inmediato, Morati se disculpa por todos con Janet, diciéndole: —   Perdone nuestra ignorancia señora, es que nunca nos habían dado dinero… pero, yo siento que no puedo recibir esto. De inmediato, Morati se acerca a Janet e intenta entregarle la bolsa de dinero. Cuando Margot y Janet le dicen al mismo tiempo: —   ¡¿Qué haces?! Ante la mirada de Killand y los demás, Janet le dice a Morati: —   Eso te lo has ganado con gran esfuerzo. Morati mira a Janet y luego a sus compañeros, y dice: —   Es que usted va a tener perdidas, ya es suficiente con lo que perdió en ese cargamento. Janet se sonríe y le dice a Morati: —   Tus intenciones son buenas. Y te agradezco el gesto de nobleza que tienes, pero eso que se robaron para nada me va afectar mi economía… yo estoy muy bien, así que recibe el dinero. Y no me vayas hacer enojar. Morati y los demás se sonríen. Cuando Margot también le dice: —   Hazle caso a Janet. En ese momento, Morati sujeta firmemente su dinero, y le expresa a Janet: —   Gracias. Janet les dice a todos: —   Ya pueden volver a sus puestos de trabajo. Facundo alza la mano, y le expresa a Janet: —   ¿Está en pie la sacada del nuevo cargamento para el comercio? —   Claro, yo estoy debiendo eso… pónganse a sacar eso. Para que mañana podamos entregar. De inmediato, todos se ponen a trabajar. Cuando Zafiro le dice a su mamá: —   Quiero ser útil… yo quiero trabajar a tu lado. —   Ya lo estás haciendo. Ante la mirada de Margot y de Kenia, Janet se va a su caballeriza y se monta en su caballo blanco. Para salir a toda marcha hacia la cárcel del pueblo. Margot le dice a Zafiro: —   ¿Sabes porque salió así tu mamá? —   No. Minutos después, mientras trabajan en el Arca para sacar otro cargamento de alimentos, Janet llega a la cárcel y visita a los Alcabú. Rodrigo se pega a los abarrotes apenas ve a Janet, y le dice: —   Qué bueno que viniste Janet, el general nos quiere decapitar, por algo que mi familia y yo no hicimos… tienes que creerme Janet, nosotros somos inocentes. Janet los queda viendo uno a uno, y luego le dice: —    ¿Qué hacían mis carruajes en sus tierras? —   Eso fue una trampa para perjudicarnos… tu nos conoces, nosotros nunca te haríamos daña. En el despacho del general, un militar entra corriendo, y le dice: —   ¡General!, ¡general! —   ¿Por qué entras así? —   Disculpe general, es que debe ir a la cárcel. —   ¿Por qué? —   La señora Janet está hablando con la familia Alcabú. De inmediato, el general se levanta, y dice: —   ¿Por qué Janet no vino acá primero? En seguida, el general se va a la cárcel, la cual está a unos metros de su despacho. En la cárcel, Angela coge las manos de Janet, y le dice: —   Tienes que creernos, nosotros nunca nos robaríamos nada. De inmediato, Janet le dice a la familia Alcabú: —   Yo les creo. El general alcanza a escuchar lo que dijo Janet, y le dice: —   Como le vas a creer a una partida de hampones, ellos robaron tu mercancía. Janet se vuelve a enojar con el general, y le dice con un tono muy fuerte: —   ¡¿COMO ES QUE ME HABLO?! El general baja la guardia ante Janet, y se disculpa, diciendo: —   Perdóneme, es que no puedo entender lo que dijo, estas personas están listas para ser ejecutadas por ladronas. Janet queda viendo al general, y le expresa: —   ¿Estaban listas?, yo soy la propia afectada y yo no encuentro razón para eso. Y, por lo tanto, yo creo en su inocencia. Toda la familia Alcabú coge a Janet de las manos, les dice cada uno: —   Gracias. El general no puede creer lo que está escuchando, y le expresa a Janet: —   ¿Está usted decidida a no condenarlos? Janet mira a la familia Alcabú, y luego le dice al general: —   Ellos son inocentes, hay que buscar a los verdaderos culpables. La familia Alcabú vuelve agradecerle a Janet. Cuando el general abre la celda, y le dice a Rodrigo y a su familia: —   Pueden irse. La felicidad de los Alcabú es indescriptible, tanto que le besan las manos a Janet, la cual les dice: —   ¡Váyanse ya!...    
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