EL DUELO

1490 Words
En la mañana siguiente, Guillermo y Flora exploran las tierras de Janet, mientras Sara ayuda a Janet a alimentar a los pollos y a los cerdos, para luego alimentar a los patos. Guillermo queda asombrado por la extensa que son las tierras, y le dice a Flora: —   Janet y Alfonso tienen de que vivir en este lugar, es muy bonito. —   Si. Alfonso va a donde están los animales y encuentra a Sara y a Janet alimentando los animales, y les dice: —   No saben cómo me alegra ver a todos haciendo algo en la casa. Están muy bien integrados como una familia. Janet le dice a Alfonso: —   ¿Y tú que vas hacer? —   Yo voy a salir, tengo algo pendiente que hacer. En ese momento, cerca del molino, cinco niños juegan a perseguirse entre ellos. Y corren a esconderse en la casa abandonada. Cuando uno de ellos ve el cadáver del general y grita diciéndoles a los otros: —   ¡Vengan y miren! En ese instante, todos ven a Patricio y salen corriendo avisarle a los más grande. En cuestión de una hora, toda Pedraza se entera de la muerte del general Patricio. Los militares quedan muy desconcertados al revisar el cuerpo el cuerpo del general. Y no encontrar herida de espada. Luego de visita y decirle las buenas nuevas a su primo Carlos, Alfonso se reúne con un viejo socio al lado de la Torre Albarrana, quienes están también negociando una parte pequeña de las tierras de Janet. En ese instante, Hugo le dice a Alfonso: —   Nuestros negocios siguen en pie. —   ¿Porque lo dices Hugo?, ¿cuándo te he fallado? —   No, pero… —   Pero nada, querías tener poder en las tierras de los González y ahora lo tienes, querías agua y se te cumplió. Haciendo desviar la quebrada de las tierras de mi esposa… eso no se llama lealtad de mi parte. Hugo se sonríe, y le dice a Alfonso: —   Si, has sido muy generoso, pero no se te olvide que todo esto lo estamos haciendo, para que te ayude a gobernar Segovia, así que estamos a manos… pero tengo una duda. —   ¿Qué ocurre Hugo? —   Tu esposa está aquí en Pedraza, eso puede ser peligroso para con nuestros negocios, ella puede sospechar. —   Ya está sospechando. —   Alfonso, ¿por qué la trajiste a Pedraza? —   No tuve elección… me toco traer a toda mi familia de Matabuena porque tengo amenaza de muerte. —   ¿Cómo así?, ¿y quién te amenazo? —   Jose Luis Duque de León. —   Vaya, vaya, de verdad que tienes problemas. —   Si, un amigo me prometió encerrarlo y no dejarlo ver la luz del día, pero me fallo y ahora estoy pagando las consecuencias. —   Alfonso, ¿pero no hay manera de remediar ese error? Mira que Duque es alguien muy influyente y peligroso. Alfonso mira hacia todos lados, y luego le dice a Hugo: —   Quiera la mitad de todas mis tierras que tengo, y eso no puede ser. —   ¿Entonces que vas hacer? —   Por el momento nada, él no sabe que estoy en Pedraza, por lo tanto, me buscará hasta el cansancio en Matabuena, mientras se me ocurre algo con él. —   Bueno Alfonso, ten cuidado con Duque… y seguimos hablando sobre nuestros negocios. —   Está bien Hugo, tú también te cuidas. Hugo se levanta de la silla y le da la a Alfonso, quien le vuelve a decir: —   No me faltes Hugo, ahora más que nada necesito y quiero ese cargo. —   Moveré mis influencias. En ese momento, Alfonso y Hugo se despiden, y cada uno cogen por su lado. Alfonso va caminando y saludando a varias personas que se encuentra por el camino. Cuando los mismos sujetos que intentaron llevarse a Sara en Matabuena, aparecen por la espalda de Alfonso y lo siguen, hasta llegar a donde él tiene su carruaje. Alfonso se da cuenta que alguien lo sigue. Y antes de subirse a su carruaje intenta escapar corriendo. Cuando choca con un tercer y cuarto hombre, y cae al suelo. Alfonso se levanta e intenta escapar, pero los otros dos hombres le empujan y lo mandan a donde está el otro, hasta que aparece Jose Luis Duque de León, y le pone una espada en su cuello, diciéndole: —   Llego tu hora. Derramando una gota de sangre de su cuello, Alfonso le suplica a Duque: —   ¡Espera!, ¡espera!, no me mates. Jose Luis saca una segunda espada, y luego le dice a Alfonso: —   Te voy a dar la oportunidad de que mueras como hombre. De inmediato, Jose Luis le tira una espada a Alfonso, el cual la coge rápidamente, y le dice a Duque: —   Podemos resolver esto de otra manera. Los hombres de Duque se corren haciendo un círculo alrededor de ellos. Y diciéndole a su jefe que acabe con Alfonso. En ese instante, Duque ataca con todo a Alfonso, quien se defiende como puede. Bloqueando un ataque mortal, el cual iba dirigido a su cabeza. Alfonso le responde el ataque una y otra vez. Pasando tres minutos de combate. Jose Luis comienza a acorralar a Alfonso. Y al notarlo cansado, le expresa: —   La edad te traiciono, no sirves para esto… solo sirves para ser un desleal… mírate, un hombre de setenta y cinco años no es rival para uno de treinta y ocho. En ese momento, Alfonso no puede más con el combate. Cuando recibe una tremenda cortada en su brazo derecho. Duque se sonríe, y con otro ataque feroz ataque, le vota la espada al suelo, la cual es cogida por uno de los hombres de Duque. Alfonso al verse perdido, le dice a Duque: —   Adelante, mátame, pero si lo haces… ahora sí que nunca veras nada de las tierras. Duque se enoja aun más de la cuenta. Y le vuelve aponer su espada en el cuello de Alfonso, y le dice: —   Tienes tres días, para que medes lo que es mío, ya te diste cuenta quete puedo encontrar en cualquier parte del país, así que no te recomiendo que te vuelvas a esconder… es mejor que cumplas. —   Hay un problema. —   Dime. —   Mi esposa está aquí, y esas tierras son de ellas son de ella. —   Yo no tengo nada que ver con eso, tú las comprometiste, así que tienes que pagar. Porque si no… tu querida esposa también se muere. —   Está bien, está bien… dentro de tres días tendrás lo tuyo, y volveremos hacer amigos como siempre. Jose Luis se sonríe, y luego le dice a Alfonso: —   ¿Amigos?... tú no eres amigo de nadie, antes agradece que te doy otra oportunidad. En ese instante, Duque suelta a Alfonso y lo deja irse en su carruaje. Herido de su brazo, Alfonso conduce su carruaje, y dice: —   ¿Qué voy hacer? Minutos después, Alfonso llega como puede al Arca y al intentar bajarse del carruaje, se cae. Guillermo y Cesar corren inmediatamente y logran alzarlo. Cuando Guillermo le expresa: —   ¿Qué fue lo que te paso? Janet y las demás mujeres de la casa, también salen a socorrer a Alfonso. Y entre todos lo ayudan a entrar a la casa, mientras Flora, Leonor y Sara, le amarran un trapo en su brazo. Para que no siga sangrando. Janet y Guillermo, al mismo tiempo le dicen a Alfonso: —   ¡¿Quién te hizo eso?! Alfonso les responde: —   Fue Jose Luis Duque de León. Sara se asusta, y les dice a todos: —   Nos encontraron, ¿qué vamos hacer? Alfonso les dice a todos: —   Nos toca defendernos. Janet se queda callada. Y al ver la sangre de Alfonso en su brazo derecho, lo ve nuevamente como el verdadero Joaquín. Guillermo se acerca más a Alfonso, y le dice: —   ¿Qué tienes en mente? Alfonso aprieta su herida, y le contesta Guillermo: —   Aun no lo sé, pero tenemos tres días. Para pensar en algo. Leonor le da agua a Alfonso, mientras Sara le ajusta un poco más el trapo en su brazo derecho, y le dice: —   ¿Quieres que vaya y consiga un médico? Alfonso le responde a Sara: —   No, ya estoy bien. Flora ve que Janet está parada sin decir ni hacer nada, y le expresa: —   ¿No vas ayudar a tu esposo? Janet se pone a pensar en todo lo que le dijo Cecilia de las referencias de Alfonso, y luego le contesta a Flora: —   Ya lo hizo Sara y Guillermo, hay que darle espacio para que respire. Horas después en el cementerio, junto a ciento veinte militares, la esposa y sus tres hijos, le rinden homenaje al general Patricio antes de enterrarlo. Las calles y todas las casas de Pedraza, se tiñen de tristeza por el general que en sus últimos tiempos se portó como un verdadero militar…  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD