EL PRECIO DE LA LIBERTAD

1946 Words
En ese momento, Patricio entra a la celda y ve el rostro de Joaquín, quien se encuentra sentado en el suelo, y le expresa al agacharse: —    Hace unos segundos juraba que tenías el rostro todo reventado, y ahora solo veo sangre… Joaquín finge dolor, y le expresa a Patricio: —    Reventado estoy por dentro, ese señor casi me mata. —    Eso te pasa por meterte con las personas que no debes, el ejercito abrió las puertas para que trabajaras en la armería. Y preferiste robar chicas ingenuas… ahora enfrentaras las consecuencias de tus actos. —    ¿Qué van hacer conmigo? —    En los próximos días te vamos a enviar a Madrid, para ser juzgado a ya. —    ¿Por qué a ya?, háganlo aquí. —    No chiquillo, voy a enviarte bien lejos, para que no vuelvas a molestar al señor Adal. —    Por qué no dices la verdad y confiesas que te enamoraste de Janet… dilo, no te mofas de ser un soldado, se valiente y di la verdad, ¿estas enamorado de Janet? Patricio no le responde a Joaquín, y sale de la celda. Para luego decirle: —    Disfruta estos tres días en Pedraza… En el Arca, Adal baja a Janet del caballo, y la mete a la fuerza a la casa. Fanny al ver a su hija de nuevo, pone sus dos manos en su boca y llora, diciendo: —    Pensé que nunca te volvería a ver. Janet no dice nada. Cuando Adal le pregunta: —    ¿A dónde fuiste? —    Fui a conocer el mar a Cabo de Palos. De una gran bofetada que le pega Adal a su hija, Janet cae al suelo. De inmediato, Fanny se pone en el medio de los dos, y le dice a Adal: —    De esa manera no le pegues a tu hija. —    Fanny, ¿acaso no entiendes lo que hizo?, de milagro no murió en ese desastre que sucedió en ese lugar. —    Yo estoy contigo Adal, es la forma en la que le pegaste, Janet cometió una gran falta y merece un castigo ejemplar, pero no golpeándola así. —    Está bien, tienes razón en lo que dices, he perdido un poco las proporciones. Janet se levanta, y les dice a sus padres: —    Yo se que les hice sufrir y merezco todo lo que me está pasando. Adal le pregunta a Janet: —    ¿Dónde dejaste el carruaje? Janet recuerda otra vez cuando entierra a bronce, y con mucho miedo le responde a su padre: —    Cayó a un abismo y Bronce murió. Adal trata de contener su gran ira, y le dice a Janet: —    ¿Cómo paso eso? —    Bueno papá… salíamos huyendo del terremoto de Cabo de Palos, la tierra se abrió y se tragó a mucha gente, finalmente logramos salir del pueblo, pero repentinamente se nos apareció una serpiente en la mitad del camino… Bronce se asustó y se dirigió hacia un abismo. Fanny le dice a Janet: —    ¿Con ustedes abordo? Janet les miente a sus padres, y les dice: —    Nosotros alcanzamos a saltar del carruaje a tiempo, antes que cayera abismo. Adal no aguanta más, y coge a Janet de su mano izquierda y la encierra en su habitación. De acuerdo con esa decisión, Fanny le dice a su esposo: —    ¿Vas a buscar a Alfonso para casarla? —    Claro que si mujer, tenemos que agilizar esa boda lo más pronto posible. En ese momento, Janet camina y camina en su habitación, y escucha que sus padres mencionan a cada instante en casarla con Alfonso, y dice: —    No… eso no. 7:15 pm, Adal entra en la habitación de Janet de Janet, y al verla acostada, la deja dormir. Cuando Fanny entra con comida a la habitación de su hija, y le dice a Adal: —    De nuevo estamos los tres, ¿no te da gusto? Adal mira a su esposa y luego le expresa: —    Voy a estar contento cuando le borre de la mente a ese sujeto, y la pueda casar. Fanny deja la comida de Janet en una mesa, y le dice a su esposo: —    Claro, yo también quiero eso… vamos, dejemos que descanse. En la cárcel, Joaquín se pega de los abarrotes y al ver a un vigilante cerca de él, le dice: —    ¡Guardia!... venga por favor. El militar lo observa y luego mueve su cara al frente. Y no le presta a tención. Joaquín insiste en llamar al guardia, y le expresa: —    Si me ayudas a escapar, yo me comprometo a darte mucho dinero. El guardia se acerca a Joaquín y se le ríe en la cara, diciéndole: —    Me crees tonto, ¿de dónde vas a sacar dinero? Si estabas pidiendo trabajo en la armería. Joaquín se impacienta un poco, y le responde al guardia: —    Yo no soy rico, pero si tengo como darte mucho dinero. El guardia se acerca un poco más a Joaquín, y le dice: —    ¿De cuánto estamos hablando? —    De mucho dinero. —    No sé, déjame pensarlo. —    Aquí no hay nada que pensar, si te quieres ganar ese dinero, tienes que sacarme de esta celda. El guardia comienza a dudar, y le dice a Joaquín: —    Si Patricio se entera, de seguro que me mata. —    Pero no se va a enterar… vamos libérame. —    Voy a pensarlo. En ese instante, el guardia vuelve a su puesto, y deja a Joaquín con la palabra en la boca. El día siguiente, Adal llega a la casa del primo de Alfonso, la cual queda cerca del centro del pueblo. Adal se baja de su caballo, y al ver a Carlos lavando su caballo preferido, le dice: —    Hola Carlos. —    Hola, ¿cómo esta señor? —    Bien, ¿Alfonso está en casa? —    Si, ya lo llamo. —    Bueno. Adal se queda acariciado a su caballo Marrón, mientras Carlos entra a la casa por Alfonso. Con gran sorpresa y alegría y alegría, Alfonso sale de la casa, y le expresa a Adal: —    Tuvo que pasar algo extraordinario, para que vengas a visarme, después de lo que paso la última vez en tu casa. —    Eso ya es pasado Alfonso, yo vengo a decirte que mi hija ya apareció, y estoy dispuesto a casarla mañana mismo. Carlos mira el rostro de su primo. Cuando Alfonso abraza a Adal, diciéndole: —    Gracias, es la mejor noticia de mi vida… yo amo a su hija, y voy hacerla feliz. —    Eso espero Alfonso… por mi parte, pueden casarse mañana mismo, si así lo deseas. —    Hoy mismo hablaré con el padre Sanclemente, para que me case mañana con Janet. —    Bueno, ya he cumplido con darte a mi hija para matrimonio, así que de ti depende agilizar la boda… ya me voy. Adal se monta en su caballo. Cuando Alfonso lo detiene, diciendo: —    ¡Espere! —    Dime Alfonso. —    ¿Qué paso con ese joven? —    ¿A quién te refieres? —    A ese que estaba con Janet. —    Ah, el tal Joaquín… he escuchado que lo van a trasladar a Madrid, así que no te preocupes Alfonso, mi hija será tu esposa. Carlos le dice a Alfonso: —    ¿No piensas invitar a tus padres a tu matrimonio? En ese instante, Adal se despide de los dos y se va a su casa. Cuando Alfonso le responde a su primo: —    No, cuando este casado con Janet, iré a Matabuena y se las presentaré y reclamaré lo que es mío, y también seré dueño y señor de las tierras de Janet. Sonriente, Carlos le dice a Alfonso. —    Vaya, que frío y calculador eres, das miedo primo. —    Y eso que estoy empezando. En el Arca, Fanny deja salir a Janet de la habitación, y le expresa: —    Ayúdame con las cosas del establo. —    Gracias por abrir mamá, me estaba volviendo loca hay encerrada. —    Como has perdido la confianza de tu padre y mía, ahora estarás acompañada en cada cosa que hagas en la casa. Janet se enoja un poco, y le dice a su mamá: —    Yo no me pienso volar. Fanny se ríe a carcajadas, y le responde a su hija: —    Janet, mejor ayúdame a recolectar trigo, no hemos hecho pan durante mucho tiempo. Dispuesta a volver a trabajar, Janet se queda callada por lo dicho por su madre. Cuando Adal se baja de su caballo, y le dice a Fanny: —    ¿Qué hace Janet afuera?, ¿estas buscando que esta jovencita se vuelva a volar? De inmediato, Fanny le contesta a su esposo: —    ¿Entonces la vamos a encerrar para toda la vida? Janet les dice a sus padres: —    No vayan a ponerse a discutir aquí, yo sé que cometí un gran error en irme de casa, pero estoy de regreso, para empezar de nuevo. Enojado, Adal no le presta atención a su hija, y le dice a Fanny: —    Entremos a casa y búscale el vestido blanco a esta jovencita, porque mañana se casa con Alfonso. Janet se sale de control, y les dice a sus padres: —    Yo no me voy a casar con ese hombre, el hombre que yo amo es Joaquín. Y es el, con quien yo quiero casarme. Fanny le dice a Janet: —    ¡Cállate!, no sabes lo que dices. Adal le dice a Janet: —    Vete olvidando de ese muchacho, porque Alfonso ya está hablando con el padre Pedro Sanclemente, y ya es un hecho, mañana te casas. Janet comienza a retroceder. Cuando Adal la coge de la mano derecha, y la vuelve a encerrar en su habitación. Fanny le hace caso a Adal, y saca el vestido que reciente mente le hizo a Janet. En la Iglesia, y para su mala suerte, Alfonso busca al padre. Para realizar su matrimonio con Janet, pero encuentra la Iglesia cerrada. Alfonso pone sus manos en su cabeza, y dice: —    ¿Pero que se hizo el padre? De inmediato, Alfonso busca otra alternativa y mira las otras tres iglesias, pero todas están cerradas, y dice: —    ¿Esto es que es?, ¿dónde están todos los padres de este mugroso pueblo? Alfonso reniega y se queja de su mala suerte. Cuando una señora se acerca a él, y le dice: —    El padre Sanclemente y los demás de las iglesias, van a estar ausentes durante una o dos semanas de Pedraza, parece que fueron asistir a una reunión de padres cerca de este pueblo. Totalmente enfurecido, Alfonso dice: —    ¿Una semana o dos?, oh, no… ¿qué voy hacer?, ¿por qué no me sale nada bien? La señora al ver a Alfonso así tan enojado, se asusta y se va de ese lugar. Minutos más tarde, Alfonso llega al Arca y con un rostro desconsolado, le dice a Fanny y a Adal: —    Tenemos que esperar a una semana para casarme con su hija. De inmediato, Adal le dice a Alfonso: —    ¿Te estas echando para atrás? —    No, ni muerto, lo que sucedió es que el padre y los demás de las otras iglesias, salieron del pueblo y se demoran una o dos semanas para volver a Pedraza. Adal pone su mano derecha en su rostro. Cuando Fanny dice: —    No se ha acabado el mundo, solo es una semana más. Alfonso busca con la mirada a Janet, y le dice a Adal y a Fanny: —    ¿Dónde está Janet? Fanny le responde a Alfonso: —    En su habitación. —    ¿Puedo verla un momento? Adal se hace a un lado, y le expresa a Alfonso: —    Sigue…
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD