En ese momento, Patricio entra a la celda y ve el rostro de Joaquín, quien se encuentra sentado en el suelo, y le expresa al agacharse:
— Hace unos segundos juraba que tenías el rostro todo reventado, y ahora solo veo sangre…
Joaquín finge dolor, y le expresa a Patricio:
— Reventado estoy por dentro, ese señor casi me mata.
— Eso te pasa por meterte con las personas que no debes, el ejercito abrió las puertas para que trabajaras en la armería. Y preferiste robar chicas ingenuas… ahora enfrentaras las consecuencias de tus actos.
— ¿Qué van hacer conmigo?
— En los próximos días te vamos a enviar a Madrid, para ser juzgado a ya.
— ¿Por qué a ya?, háganlo aquí.
— No chiquillo, voy a enviarte bien lejos, para que no vuelvas a molestar al señor Adal.
— Por qué no dices la verdad y confiesas que te enamoraste de Janet… dilo, no te mofas de ser un soldado, se valiente y di la verdad, ¿estas enamorado de Janet?
Patricio no le responde a Joaquín, y sale de la celda. Para luego decirle:
— Disfruta estos tres días en Pedraza…
En el Arca, Adal baja a Janet del caballo, y la mete a la fuerza a la casa.
Fanny al ver a su hija de nuevo, pone sus dos manos en su boca y llora, diciendo:
— Pensé que nunca te volvería a ver.
Janet no dice nada. Cuando Adal le pregunta:
— ¿A dónde fuiste?
— Fui a conocer el mar a Cabo de Palos.
De una gran bofetada que le pega Adal a su hija, Janet cae al suelo.
De inmediato, Fanny se pone en el medio de los dos, y le dice a Adal:
— De esa manera no le pegues a tu hija.
— Fanny, ¿acaso no entiendes lo que hizo?, de milagro no murió en ese desastre que sucedió en ese lugar.
— Yo estoy contigo Adal, es la forma en la que le pegaste, Janet cometió una gran falta y merece un castigo ejemplar, pero no golpeándola así.
— Está bien, tienes razón en lo que dices, he perdido un poco las proporciones.
Janet se levanta, y les dice a sus padres:
— Yo se que les hice sufrir y merezco todo lo que me está pasando.
Adal le pregunta a Janet:
— ¿Dónde dejaste el carruaje?
Janet recuerda otra vez cuando entierra a bronce, y con mucho miedo le responde a su padre:
— Cayó a un abismo y Bronce murió.
Adal trata de contener su gran ira, y le dice a Janet:
— ¿Cómo paso eso?
— Bueno papá… salíamos huyendo del terremoto de Cabo de Palos, la tierra se abrió y se tragó a mucha gente, finalmente logramos salir del pueblo, pero repentinamente se nos apareció una serpiente en la mitad del camino… Bronce se asustó y se dirigió hacia un abismo.
Fanny le dice a Janet:
— ¿Con ustedes abordo?
Janet les miente a sus padres, y les dice:
— Nosotros alcanzamos a saltar del carruaje a tiempo, antes que cayera abismo.
Adal no aguanta más, y coge a Janet de su mano izquierda y la encierra en su habitación.
De acuerdo con esa decisión, Fanny le dice a su esposo:
— ¿Vas a buscar a Alfonso para casarla?
— Claro que si mujer, tenemos que agilizar esa boda lo más pronto posible.
En ese momento, Janet camina y camina en su habitación, y escucha que sus padres mencionan a cada instante en casarla con Alfonso, y dice:
— No… eso no.
7:15 pm, Adal entra en la habitación de Janet de Janet, y al verla acostada, la deja dormir. Cuando Fanny entra con comida a la habitación de su hija, y le dice a Adal:
— De nuevo estamos los tres, ¿no te da gusto?
Adal mira a su esposa y luego le expresa:
— Voy a estar contento cuando le borre de la mente a ese sujeto, y la pueda casar.
Fanny deja la comida de Janet en una mesa, y le dice a su esposo:
— Claro, yo también quiero eso… vamos, dejemos que descanse.
En la cárcel, Joaquín se pega de los abarrotes y al ver a un vigilante cerca de él, le dice:
— ¡Guardia!... venga por favor.
El militar lo observa y luego mueve su cara al frente. Y no le presta a tención.
Joaquín insiste en llamar al guardia, y le expresa:
— Si me ayudas a escapar, yo me comprometo a darte mucho dinero.
El guardia se acerca a Joaquín y se le ríe en la cara, diciéndole:
— Me crees tonto, ¿de dónde vas a sacar dinero? Si estabas pidiendo trabajo en la armería.
Joaquín se impacienta un poco, y le responde al guardia:
— Yo no soy rico, pero si tengo como darte mucho dinero.
El guardia se acerca un poco más a Joaquín, y le dice:
— ¿De cuánto estamos hablando?
— De mucho dinero.
— No sé, déjame pensarlo.
— Aquí no hay nada que pensar, si te quieres ganar ese dinero, tienes que sacarme de esta celda.
El guardia comienza a dudar, y le dice a Joaquín:
— Si Patricio se entera, de seguro que me mata.
— Pero no se va a enterar… vamos libérame.
— Voy a pensarlo.
En ese instante, el guardia vuelve a su puesto, y deja a Joaquín con la palabra en la boca.
El día siguiente, Adal llega a la casa del primo de Alfonso, la cual queda cerca del centro del pueblo.
Adal se baja de su caballo, y al ver a Carlos lavando su caballo preferido, le dice:
— Hola Carlos.
— Hola, ¿cómo esta señor?
— Bien, ¿Alfonso está en casa?
— Si, ya lo llamo.
— Bueno.
Adal se queda acariciado a su caballo Marrón, mientras Carlos entra a la casa por Alfonso.
Con gran sorpresa y alegría y alegría, Alfonso sale de la casa, y le expresa a Adal:
— Tuvo que pasar algo extraordinario, para que vengas a visarme, después de lo que paso la última vez en tu casa.
— Eso ya es pasado Alfonso, yo vengo a decirte que mi hija ya apareció, y estoy dispuesto a casarla mañana mismo.
Carlos mira el rostro de su primo. Cuando Alfonso abraza a Adal, diciéndole:
— Gracias, es la mejor noticia de mi vida… yo amo a su hija, y voy hacerla feliz.
— Eso espero Alfonso… por mi parte, pueden casarse mañana mismo, si así lo deseas.
— Hoy mismo hablaré con el padre Sanclemente, para que me case mañana con Janet.
— Bueno, ya he cumplido con darte a mi hija para matrimonio, así que de ti depende agilizar la boda… ya me voy.
Adal se monta en su caballo. Cuando Alfonso lo detiene, diciendo:
— ¡Espere!
— Dime Alfonso.
— ¿Qué paso con ese joven?
— ¿A quién te refieres?
— A ese que estaba con Janet.
— Ah, el tal Joaquín… he escuchado que lo van a trasladar a Madrid, así que no te preocupes Alfonso, mi hija será tu esposa.
Carlos le dice a Alfonso:
— ¿No piensas invitar a tus padres a tu matrimonio?
En ese instante, Adal se despide de los dos y se va a su casa. Cuando Alfonso le responde a su primo:
— No, cuando este casado con Janet, iré a Matabuena y se las presentaré y reclamaré lo que es mío, y también seré dueño y señor de las tierras de Janet.
Sonriente, Carlos le dice a Alfonso.
— Vaya, que frío y calculador eres, das miedo primo.
— Y eso que estoy empezando.
En el Arca, Fanny deja salir a Janet de la habitación, y le expresa:
— Ayúdame con las cosas del establo.
— Gracias por abrir mamá, me estaba volviendo loca hay encerrada.
— Como has perdido la confianza de tu padre y mía, ahora estarás acompañada en cada cosa que hagas en la casa.
Janet se enoja un poco, y le dice a su mamá:
— Yo no me pienso volar.
Fanny se ríe a carcajadas, y le responde a su hija:
— Janet, mejor ayúdame a recolectar trigo, no hemos hecho pan durante mucho tiempo.
Dispuesta a volver a trabajar, Janet se queda callada por lo dicho por su madre. Cuando Adal se baja de su caballo, y le dice a Fanny:
— ¿Qué hace Janet afuera?, ¿estas buscando que esta jovencita se vuelva a volar?
De inmediato, Fanny le contesta a su esposo:
— ¿Entonces la vamos a encerrar para toda la vida?
Janet les dice a sus padres:
— No vayan a ponerse a discutir aquí, yo sé que cometí un gran error en irme de casa, pero estoy de regreso, para empezar de nuevo.
Enojado, Adal no le presta atención a su hija, y le dice a Fanny:
— Entremos a casa y búscale el vestido blanco a esta jovencita, porque mañana se casa con Alfonso.
Janet se sale de control, y les dice a sus padres:
— Yo no me voy a casar con ese hombre, el hombre que yo amo es Joaquín. Y es el, con quien yo quiero casarme.
Fanny le dice a Janet:
— ¡Cállate!, no sabes lo que dices.
Adal le dice a Janet:
— Vete olvidando de ese muchacho, porque Alfonso ya está hablando con el padre Pedro Sanclemente, y ya es un hecho, mañana te casas.
Janet comienza a retroceder. Cuando Adal la coge de la mano derecha, y la vuelve a encerrar en su habitación.
Fanny le hace caso a Adal, y saca el vestido que reciente mente le hizo a Janet.
En la Iglesia, y para su mala suerte, Alfonso busca al padre. Para realizar su matrimonio con Janet, pero encuentra la Iglesia cerrada.
Alfonso pone sus manos en su cabeza, y dice:
— ¿Pero que se hizo el padre?
De inmediato, Alfonso busca otra alternativa y mira las otras tres iglesias, pero todas están cerradas, y dice:
— ¿Esto es que es?, ¿dónde están todos los padres de este mugroso pueblo?
Alfonso reniega y se queja de su mala suerte. Cuando una señora se acerca a él, y le dice:
— El padre Sanclemente y los demás de las iglesias, van a estar ausentes durante una o dos semanas de Pedraza, parece que fueron asistir a una reunión de padres cerca de este pueblo.
Totalmente enfurecido, Alfonso dice:
— ¿Una semana o dos?, oh, no… ¿qué voy hacer?, ¿por qué no me sale nada bien?
La señora al ver a Alfonso así tan enojado, se asusta y se va de ese lugar.
Minutos más tarde, Alfonso llega al Arca y con un rostro desconsolado, le dice a Fanny y a Adal:
— Tenemos que esperar a una semana para casarme con su hija.
De inmediato, Adal le dice a Alfonso:
— ¿Te estas echando para atrás?
— No, ni muerto, lo que sucedió es que el padre y los demás de las otras iglesias, salieron del pueblo y se demoran una o dos semanas para volver a Pedraza.
Adal pone su mano derecha en su rostro. Cuando Fanny dice:
— No se ha acabado el mundo, solo es una semana más.
Alfonso busca con la mirada a Janet, y le dice a Adal y a Fanny:
— ¿Dónde está Janet?
Fanny le responde a Alfonso:
— En su habitación.
— ¿Puedo verla un momento?
Adal se hace a un lado, y le expresa a Alfonso:
— Sigue…