En ese momento en el este de Braganza, el ejército francés hace lo mismo que el español e inunda las calles con sus hombres, quienes comienzan a batallar a muerte con algunos militares portugueses que se encontraron en los alrededores.
Horas después, Alejandro y Janet llegan a la provincia de Orense- España. Cuando Janet separa al frente de Alejandro, y le dice:
— ¿Qué fue todo esto?
Alejandro se sincera con Janet, y le responde:
— Nuestro país está invadiendo a Portugal. Y todo fue por mi culpa.
De inmediato, Janet le pega una bofetada, y le dice:
— ¿Cómo fuiste capaz de hacer eso? Debiste de evitar esa invasión.
— Era inevitable Janet, estaba cumpliendo órdenes del rey, tú me conociste como espía, ese es mi trabajo.
— ¿Esa es la oportunidad que me dices?, ah, una oportunidad de que… ¿de teñir de sangre a todo un país?
Alejandro mira fijamente a Janet, y le expresa:
— Mira, lo que te dije en Portugal es verdad, yo quiero que estemos juntos y que te des la oportunidad de olvidar a ese hombre que tanto persigues, yo me he enamorado de ti.
Janet le da la espalda a Alejandro, y le expresa:
— Eres igual o peor que Joaquín, no quiero estar con un hombre como tú.
Alejandro coge el brazo derecho de Janet, y le expresa:
— Yo voy hablar con el rey para arreglar esto… yo no quiero ser más espía, yo solo quiero estar contigo.
Janet lo mira, y luego le dice:
— ¿Eso es verdad? ¿Puedes hablar con el rey?
— Si… cree en mí, yo voy a solucionar esto amor, porque yo no quiero perderte.
Alejandro intenta besar a Janet, pero esta le quita la cara y se va caminando por las calles abandonadas de Orense, mientras España y Francia atacan a Portugal…
Minutos después, Janet se detiene y dice en voz baja:
— ¿Qué estoy haciendo?
Janet se da vuelta. Cuando Alejandro le dice:
— ¿Qué te sucede? Sigamos adelante.
— No, yo voy ayudar a esa nación.
— ¿Vas a luchar contra tu propio país?
— Si.
— Janet, ya te dije que yo voy hablar con el rey, no tienes la necesidad de arriesgar tu vida, además, no vas a poder contra todo eso que vimos.
Janet no le hace caso a Alejandro y corre hacia Braganza.
En Portugal, las personas más valientes de los pueblos se arman, y salen ayudar a sus militares del ejército francés y español.
En ese instante, Janet saca su espada y busca con gran desespero algún militar. Cuando recibe un golpe en su cabeza de parte de Alejandro, que la deja inconsciente.
Alejandro carga a Janet, diciéndole:
— Perdóname, pero no puedo dejar que te maten.
El día siguiente, Janet se despierta en un montón de paja seca. Cuando Alejandro le dice:
— Estaba preocupado porque no despertabas.
Janet se toca la cabeza, y le expresa a Alejandro:
— ¿Por qué me pegaste?
En ese instante, una señora entra en la caballeriza y al ver a Janet despierta, dice:
— Que bien, ya despertó.
De inmediato, Janet le dice a la señora:
— ¿Quién es usted?
— Yo soy Ana, y me da mucho gusto en ayudarles, hay que estar resguardados para lo que pueda pasar, mi hija esperanza y yo, estamos encerradas al ver que los militares se tomaron todo el pueblo.
Alejandro le dice a Janet:
— Ellas fueron las únicas que aparecieron. Y que nos abrieron las puertas de la casa.
En ese momento, esperanza deja de vigilar la entrada de la casa y se va a la caballeriza, diciéndole a su mamá:
— Parece que todo se ha calmado.
Esperanza ve a Janet despierta, y le dice:
— Hola, ¿cómo te sientes?
Janet se levanta y le responde a Esperanza:
— Estoy bien:
Alejandro le dice a Janet:
— Partiremos a Valencia cuando todo este más tranquilo.
Ana le dice a Janet y a Alejandro:
— Aquí se pueden quedar unos días hasta que todo se normalice.
Janet le dice a Ana:
— Gracias señora.
De inmediato, Ana le dice a su hija:
— Vamos, dejémonos solo.
En ese instante, Janet le quita su espada a Alejandro, y le expresa:
— Eso de pegarme por la espalda es de cobardes.
— Janet, te estaba salvando la vida, tú eres la única en el mundo que intenta enfrentarse a más de dos mil hombres bien armados, acaso piensas que eres inmortal?
De inmediato, Janet se vuelve acordar de la piedra que encontró hace tiempo. Cuando Alejandro le sigue diciendo:
— Si vas a volver a Portugal con la intención de enfrentarte con todo el ejército, pues yo iré contigo y moriré a tu lado si tu así lo quieres.
Janet recapacita, y le expresa a Alejandro:
— No es necesario que hagas eso, mejor ocúpate de hablar con el rey.
En ese momento, Esperanza le dice a su mamá:
— Parece que están discutiendo.
— Ocúpate de vigilar en la puerta y deja a esas personas que resuelvan sus asuntos en paz.
— Si.
En seguida, Esperanza se pone a ver la calle a través de un hueco de la ventana, mientras Ana prepara algo de comer para darle a Alejandro y a Janet.
Minutos más tarde, Ana va a la caballeriza y le dice a Alejandro y a Janet:
— Muchachos, vengan a la sala y coman algo.
Janet le dice a Ana:
— No tenía por qué molestarse, nosotros ya estábamos listos para irnos.
Ana coge la mano derecha de Janet, diciéndole:
— Mira como estas de pálida, necesitas comer algo, además, deben de esperar un poco para salir, ahora se ve calmado, pero esto no garantiza que otra vez esto se vuelva a invadir de militares.
Alejandro le dice a Janet:
— La señora tiene razón, esperemos unas horas, y salimos después.
Janet les hace caso, y dice:
— Está bien.
En ese momento en Portugal, el ejército de Braganza es sorprendido y sometido por las fuerzas invasoras.
En Orense, todos están comiendo en la mesa. Cuando Esperanza, la cual no le quita los ojos de encima a Alejandro, y les dice:
— ¿Es verdad que ustedes vienen del vecino país?
Alejandro mira a Janet y luego le responde a Esperanza.
— Si.
Esperanza no queda satisfecha con eso, y le pregunta a Alejandro:
— ¿Ustedes son pareja?
De inmediato, Ana le dice a su hija:
— No incomodes a Janet y a Alejandro con tanta preguntadera, mejor sigue comiendo.
Esperanza obedece a su madre y sigue comiendo sin preguntarle nada a nadie.
Janet mira detenidamente a Ana y se sonríe un poco al acordarse de Fanny, y le pregunta:
— Ana, ¿solo son ustedes dos?
Ana deja la cuchara en el plato, y le responde a Janet:
— No, mi esposo se encuentra en Madrid, él es comerciante y debes en cuando viaja hasta a ya.
Alejandro le expresa a Ana y Esperanza:
— No me canso de decir, ustedes fueron muy amables en salir a ayudarnos.
De inmediato, Janet termina de comer y le da las gracias a Ana. Y luego le dice a Alejandro:
— Necesitamos llegar a nuestro destino. Para poder detener esa invasión.
Esperanza le dice a Janet y Alejandro:
— Es peligroso salir ahora, ¿por qué no se esperan unos días?
Alejandro se levanta, y dice:
— Janet tiene razón, tenemos que irnos para ganar tiempo.
En ese momento, Alejandro y Janet se despiden de Ana y Esperanza, y se van de la casa…
Días después, Janet y Alejandro tienen la necesidad de roban un carruaje. Y logran su propósito de llegar a Valencia.
En ese instante, Alejandro baja a Janet del carruaje, y le expresa:
— ¡Llegamos!
Al escuchar el ruido de los caballos, la mamá de Alejandro abre la puerta y se lanza a abrazar a su hijo, diciéndole:
— ¡Hijo!, cuanto te extrañe…
Janet se queda observando el emotivo encuentro. Cuando Alejandro le dice a su mamá:
— Yo también te extrañe… ¡mira!, te presento a mi prometida.
Janet le da la mano a la señora, diciendo:
— Hola, yo soy Janet Fischer Sánchez.
— Y yo Laura Patricia Bustamante Murillo de Rodríguez.
En seguida, Laura le dice a su hijo:
— Es muy bonita tu prometida.
Janet se sonríe un poco. Cuando Alejandro le expresa a su mamá:
— Venimos a quedarnos.
De inmediato, Janet le expresa a Alejandro:
— ¿Y el rey? ¿Cuándo vas a verlo?
— Ya mismo parto para Madrid.
Laura le dice a su hijo:
— Pero hijo, recién has llegado y ya te vuelves a ir.
Alejandro coge las dos manos de su mamá, y le expresa:
— Quiero que te lleves bien con Janet, mientras yo vuelvo de Madrid.
— Bueno hijo.
Alejandro se acerca a Janet, y le dice:
— Siéntete como en tu casa, y espérame pacientemente, te prometo que hablare con el rey.
Janet mira fijamente a Alejandro, y le contesta:
— Que así sea, debes de detener esa invasión.
De inmediato, Alejandro le da un beso a Janet, y luego vuelve abrazar a su madre. Y se va en el carruaje hacia Madrid…