ETERNOS

KILLAND ES ATACADO

Aterrorizado por lo que está pasando en Pedraza, Alonso le dice a Esteban:

—   ¿Qué vamos hacer?

—   Espera, déjame pensar… busquemos a Batista y a Benítez. Para luego ponernos de acuerdo en todo.

—   Está bien.

En el Arca, Kenia le ayuda a Margot en la cocina, mientras Zafiro se sienta en la parte de afuera a observar la naturaleza. Cuando Abu se acerca a ella, y le dice:

—   ¿Necesita ayuda señorita?

—   No, gracias.

—   Porque si gusta, yo le puedo enseñar todas las cosas que se necesitan. Para tener estas tierras en marcha.

—   Mi madre ya está en eso, gracias.

Morati toca la espalda de Abu, y le dice:

—   ¿Qué haces hablando con la señorita Zafiro?

Abu se asusta un poco, y le responde a Morati:

—   Nada, solo la vi aburrida y quise hablar con ella.

Enfadado, Morati le dice a Abu:

—   Vete a tu puesto de trabajo, no tienes nada que hacer hablando con la hija de la dueña, ¿o quieres que Janet se enoje con todos nosotros?… ¡vete de aquí!

Zafiro les dice a los dos:

—   Cálmense un poco.

Abu pierde el control y empuja a Morati. Haciendo que Zafiro se levante y vaya por ayuda.

Morati le devuelve el empujón. Cuando Abu le pega un puño en el rostro, diciendo:

—   ¿Quién te crees tú?... tú no eres nadie. Para que me vengas a dar órdenes.

Morati se recupera y se le lanza encima a Abu, y comienzan a forcejear. Cuando Zafiro trae a Saud, Jasir, Yaro, Alika y Ashanti, y los desapartan.

Margot y Kenia, salen de la casa y ven todo el alboroto que han causado Morati y Abu.

Margot se acerca a todos y les dices:

—   Si Janet los llega a ver en esas, van a tener problemas… resuelvan sus diferencias ahora, antes que ella venga; ya suficientes problemas tiene Janet, para lidiar con otro.

Morati dice:

—   Tiene razón, no hay que crear más problemas de los que hay.

Morati intenta arreglar las cosas dándole la mano a Abu, pero este lo queda viendo y se va a dormir en el establo.

Alika le dice a Morati:

—   Ya deja eso así.

En ese instante, Janet y Manuel llegan al Arca. Y ven a todos afuera, y se bajan de los caballos. Cuando Morati le dice a Janet:

—   ¿Cómo les fue?

Janet se acerca a Morati, y le responde:

—   Bien, el general está a cargo de todo, habrá que esperar a ver que encuentra.

Al no ver a Killand, Morati le pregunta a Janet:

—   ¿Usted no se cruzó con Killand?

—   No, ¿por qué tendría que hacerlo?

—   Ah, él se fue detrás de ustedes para ayudarlos, pero veo que no.

De inmediato, Janet se vuelve a subir a su caballo, y se va a buscar a Killand.

Ashanti se enoja con su papá, y le dice:

—   Por qué le dijiste eso, ahora ella lo va a regañar.

En seguida, Ashanti se aleja de sus padres. Cuando Manuel le pregunta a Morati:

—   ¿Por qué Killand hizo eso?

Morati mira a su esposa Alika, y luego le responde a Manuel:

—   Él es muy impulsivo. Y quiso acompañarlos, para resolver este problema.

Manuel les dice a todos:

—   Vayan a sus lugares y descansen, yo voy a esperar a Janet un tiempo.

En ese momento, los militares llegan a casa de la familia Ruiz, y entran con todo en busca de mercancía sospechosa, pero no encuentran nada.

Minutos después, los militares también entran en casa de la familia Velásquez y la familia Prado, y hacen lo mismo. Buscando por todas partes, y tan poco encuentran nada.

Lejos de allí, Killand cabalga por las calles de Pedraza, sin orientación alguna. Cuando es visto por todas las personas del lugar, quien dicen muy extrañados:

—   ¡Un esclavo en un caballo!... ¡es un esclavo en un caballo!

Killand se asusta al ver la mirada de todas las personas, y trata de irse de ese lugar. Cuando un militar lo alcanza y lo coge del brazo derecho, y lo tira del caballo.

Killand se golpea la cabeza y queda tirado en el suelo inconsciente.

Varias personas se acercan a mirar a Killand. Cuando el militar se baja de su caballo, y les dice a todos:

—   Retírense, retírense… ¿este esclavo de quién es?

Todos se quedan viendo las caras. Cuando una mujer de las que están tachando a Killand, le dice al militar:

—   Seguro que debe ser un esclavo de los Fernández, ellos son los que se han quejado, de que algunos esclavos se han escapado.

El militar queda mirando a Killand, y luego dice:

—   Bueno, tocará llevárselo a los Fernández junto con el caballo.

De inmediato, el militar carga a Killand y lo acuesta en su caballo. Cuando Janet aparece por su espalda, y le dice:

—   ¿Qué cree que está haciendo con mi trabajador?

Las personas en el alrededor reconocen a Janet, y se apartan. Cuando el militar con mucha amabilidad, le dice:

—   ¿Este esclavo es suyo?

—   Él no es mi esclavo, él es mi trabajador, ese caballo es de mi hija.

Una mujer se acerca a Janet, y le dice:

—   Señorita Janet, nosotros pensábamos que el esclavo se había escapado de la familia de los Fernández.

Janet acerca su caballo aún más a donde está el militar, y le dice:

—   ¿Por qué esta desmallado?

El militar se asusta al reconocer a Janet, y le dice con voz temblorosa:

—   El esclavo se cayó del caballo.

—   Traslade a ese hombre a mi caballo por favor.

—   Si, si, ya lo hago señorita.

En ese instante, el militar le hace caso a Janet y carga a Killand. Y lo pone en el caballo de Janet, y le dice:

—   Listo, él se va a recuperar pronto.

Janet queda viendo al militar, y luego le dice:

—   Tráeme ese caballo también.

—   Si señora.

El militar coge la soga de Dorado. Y lleva el caballo hacia Janet, la cual al tener a Killand y al caballo de su hija bajo control, se va del lugar sin decir nada.

Minutos después, los militares invaden la casa de la familia Alcabú. Y al mismo tiempo el capitán del ejército y cinco militares más, llegan a las tierras de los Vargas, los cuales colindan con las tierras de Janet y de los Alcabú.

David abre paso para revisar la casa y a los alrededores de los Vargas. Cuando se encuentra con Benítez, quien le dice:

—   Ustedes no tienen derecho de entrar así, de esta manera.

De inmediato, el capitán le responde a Benítez:

—   Yo soy David Agramante Betancur, y soy el capitán del ejército, si no quiere ser arrestado, es mejor que usted o cualquiera que se interponga en mi camino, no interfiera en estos procedimientos…