UN AMOR IMPOSIBLE

1079 Words
En ese momento, Esteban, Batista y Alonso, se ponen al lado de Benítez. Cuando Esteban le dice al capitán: —   A ver, a ver, a ver, ¿cuál es el motivo de todo esto?, esto es propiedad privada. El capitán comienza a enojarse con la actitud desafiante de los Vargas, y les dice a todos: —   Van a cooperar en la revisión de sus bienes, o tengo que venir con muchos más hombres y arrasar con todo esto. Y llevarlos detenidos por obstruir la ley. De inmediato, Esteban baja la guardia, y le expresa al capitán: —   No es para tanto capitán, siga y revise todo lo que quiera. En seguida, David les ordena a sus cinco acompañantes, que miren toda la casa y sus alrededores. Esteban se acerca a Batista, y le dice en voz baja: —   ¿Hiciste lo ordenado? —   Si, los Alcabú se van a llevar una sorpresa. Los Vargas se sonríen disimuladamente, mientras el capitán y sus hombres, buscan pista del robo. En ese momento en las tierras de los Alcabú, los militares encuentran entre los matorrales, los carruajes de Janet. En ese instante, los militares arrestan a los tres integrantes de la familia. De inmediato, Rodrigo defiende a su esposa Angela y a su hijo Marcelo. Y se mete en el medio de ellos. Evitando el arresto, y les dice a los militares: —   No sé cómo apareció esos carruajes en mis tierras, esto es una trampa. Los militares los arrestan a todos, y uno de ellos le dice a Rodrigo: —   ¿Dónde está el cargamento? —   Yo no sé nada. Angela y Marcelo les dicen a los militares: —   ¡Esto es un error!, ¡esto es un error! Un militar llega a donde están los Vargas, y se baja de su caballo y le dice al oído al capitán: —   Señor, ya encontramos los carruajes perdidos. —   ¿En dónde están? —   La familia Alcabú los escondió. De inmediato, el capitán les dice a todos los militares. —   Nos retiramos, vamos a las tierras Alcabú. Los militares su retirada de las tierras de los Vargas. Cuando el capitán le dice a Esteban: —   Disculpe por la molestia, nos retiramos. Esteban espera a que todos los militares se monten en sus caballos, y luego les dice a todos: —   Estuvo cerca, pero el plan salió a la perfección. Batista y los demás, se sonríen de la suerte de la familia Alcabú. A unos kilómetros para llegar al Arca, Killand se despierta. Y sin saber dónde está y por qué se está moviendo así, se vuelve a caer del caballo. De inmediato, Janet se baja de su caballo, y se agacha diciéndole a Killand: —   Parece que quieres morirte, esta es la segunda vez que te caes del caballo. Killand se intimida un poco al ver el rostro de Janet tan de cerca, y le dice: —   Discúlpeme por decirle esto, pero usted es inimaginablemente hermosa, sus ojos tan claras y azules como el cielo. De inmediato, Janet se acuerda de Joaquín, y su mente viaja hasta ese momento en el que lo conoció. Cuando él dijo que tenía los ojos claros como el agua. Janet reacciona, y le responde a Killand: —   Gracias, ahora déjame ver tu cabeza. —   Ya estoy bien. —   Claro que no estas bien, déjate atender porque yo soy médico. —   ¿Médico? —   Si. En seguida, Janet revisa la cabeza de Killand, y en ese momento cuando recuerda nuevamente al Joaquín que la enamoro, y dice en voz baja: —   Si no me hubieras destrozado el corazón… Killand alcanza a escuchar eso, y le expresa a Janet: —   ¿Qué fue lo que dijo? —   No, estaba pensando en voz alta… mira, aquí tienes un golpe en la cabeza. Con una diminuta abertura. —   ¿Se ve mal? —   No, ahora que lleguemos al Arca te puedo curar mejor. —   ¿Le puedo preguntar algo? Janet se sonríe, y le dice a Killand: —   ¿Qué te sucede Killand? ¿Por qué estas tan inquieto? —   Solo quiero preguntarle una cosa más. —   Dime. —   ¿Cómo usted hizo para ser la mujer que hoy es? —   Trabajando muy duro desde pequeña… he pasado por muchas cosas muy dolorosas, pero aquí estoy. Janet suelta la cabeza de Killand, y se levanta preguntándole: —   ¿Puedes montarte al caballo? Killand se levanta, y le responde: —   Si. —   Entonces, vamos al Arca. En ese momento en las tierras de la familia Alcabú, el capitán del ejército llega a ese lugar. Y somete a preguntas a Rodrigo, diciéndole: —   ¿Dónde está la carga de esos carruajes? Rodrigo se le arrodilla al capitán, y le expresa ante la mirada asustada de su familia: —   Señor, yo no sé de qué me habla, esos carruajes los tuvieron que esconder otras personas, para hacernos daño, nosotros somos inocentes, además, esta familia siempre se la ha llevado bien Con Janet… busquen a los verdaderos culpables. El capitán coge del cuello a Rodrigo, y le dice: —   El verdadero culpable lo estoy viendo aquí, ahora mismo los llevaré a donde el general. Para luego encerrarlos para siempre en la cárcel. La esposa y el hijo de Rodrigo, forcejean con los demás militares, pero todos son arrestados y llevados a donde el general. En el camino hacia el Arca, Killand va al paso de Janet y no le quita la mirada de encima, piensa:   “Están linda… pero es un amor imposible” Janet mira hacia tras, y le pregunta a Killand: —   ¿Ya te sientes mejor? —   Si, debes de tener algo en las manos, porque el dolor de cabeza ya se me quito. Janet se sonríe, y le hace otra pregunta: —   ¿Qué te motivo a salir así? —   Estaba muy preocupado por usted e intente ayudarla. —   Eso se te abona. —   Señorita, yo quiero que cuente conmigo para lo que sea, no dude en buscarme. —   Solo llámame Janet. —   Está bien… pero no vaya a olvidar lo que le acabo de decir. —   Tranquilo Killand, no lo voy hacer…   Minutos después, Janet y Killand llegan al Arca. Cuando Manuel les dice: —   Estuve a punto de salir a buscarlos. Janet le contesta a Manuel: —   Hemos tenido un día muy ajetreado, espero que Carlos logre dar con los culpables del robo. Killand le dice a Janet: —   ¿Quién es Carlos? —   Él es el general…
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