Pov. Valentina Jamás me imaginé fingiendo amor. Digo, una nueva por ahí diciendo «te amo» al aire, es que para mí palabras como esas tenían un gran significado. Era de aquellas personas que creían que el amor verdadero llegaba y arrasaba con todo para volver tu vida de cabeza. Bueno, ahora no tenía amor pero mi vida estaba de cabeza. Camino despacio por los pasillos del hospital directo a la habitación de mi madre. Me siento pésimo por no poder estar acá todo el día, pero debía recibirme para exigir que me restituyeran lo que me correspondía. Mi padre había trabajado día y noche para obtener sus logros, era un apasionado en su trabajo y con su familia. Creía las personas a ciegas hasta el punto de que terminó confiando que su amigo y vicepresidente, haría lo correcto. — Mamita hermo