Pov. Valentina
Cuando uno entra en tratos raros las cosas siempre se van por la tangente.
Sabía que tenía que mantener un rol, lo tenía en claro, pero resultaba más fácil pensarlo que hacerlo, sobre todo cuando hablábamos de Demon Drake.
No era fácil tratar con él, no siempre era cómodo hacerlo, sobre todo porque podía ser un cretino de primera y luego convertirse en alguien simpático.
«Cretino» esa palabra que solo podía decirle tres veces, pues como yo le puse una cantidad de besos, él decidió que no me daría más posibilidades de insultos.
Al menos que estuviese dispuesta a darle más besos.
Todo con él eran castigos, pero no de esos que te ponen en penitencia o te dan una nalgada, aunque estaba segura de que sería feliz si lo hacía.
El hombre te miraba como si fueres la carnada.
