CASSANDRA La niebla de mi sueño se esfuma producto de los pitidos incesantes provenientes de los aparatos mecánicos. No cuento con las fuerzas necesarias para moverme y mucho menos para gestualizar con la mirada. Ansío distinguir lo que hay a mi alrededor, pero me cuesta horrores mantener los ojos abiertos. ¿Dónde estoy? ¿Por qué en un hospital? Lo último que recuerdo es la discusión que sostuve con Gareth a las afueras del restaurante. Mi garganta y pulmones duelen con cada respiración. Tengo la boca extremadamente reseca y el frío cala horrores dentro de mis huesos. El dolor aumenta a medida que voy siendo consciente de lo que sucede, siento náuseas. En conjunto, mis extremidades, músculos agarrotados y órganos internos, pesan millones de toneladas. Cada bocanada de aire que inhal