LIAM Pasar horas en vela se ha vuelto un hábito adictivo. He de decir que mi rutina nocturna es corta, después de cenar apago las luces, me hundo bajo las sábanas y, mientras observo el cielo, me detengo a pensar en cómo sería la vida si el accidente no hubiese ocurrido. A fin de cuentas, Cassandra tiene razón, la noche es el único momento en que transfiguramos mortalidad, somos seres reales. La noche es la mejor terapia que existe, me ayuda a no temer a la muerte. Morí el día que Chiara me dejó sin dar explicaciones; por sorprendente que parezca, he dejado de darle vueltas al asunto. Sigue afectándome el desplante que me hizo, pero empiezo a ver el panorama desde una perspectiva distinta; dicen que la vida va cuesta arriba, pero la vista es asombrosa. Algo me dice que estoy por llega