CASSANDRA
Este momento, una oleada de furia e indignación surca mi cuerpo entero, empuño las manos con fuerza. La presión que ejerce Gareth alrededor de mi cuello no me inmoviliza, pero si me toma alrededor de medio minuto reaccionar. ¿Por qué fui tan estúpida todo este tiempo?
¿Cómo dejé que me redujera a esto?
Tengo claro el objetivo y lo último que pienso es dar mi brazo a torcer. Así que, para zafarme de su agarre, llevo mis gélidos dedos a sus serratos y empiezo a hacerle cosquillas; una vez me dijo que es su punto débil. Desaprovechar ese dato no es opción ahora. Él no tarda medio segundo en echarse a reír como foca desquiciada. En seguida afloja el tacto y aprovecho la oportunidad para clavarle un rodillazo sólido en la entrepierna. Se desploma en el suelo como confeti y, en pos
