CASSANDRA —Un moca grande y tres rosquillas de chocolate, por favor. Le sonrío a la mujer que atiende mi pedido tras el panel de cerámica. Observar las exquisiteces del Café Montmartre antes de partir al trabajo me apasiona, es una pena que la paga no me permita complacer todos los caprichos de mi estómago. La presentación de los pasteles de arándanos es magistral y los cupcakes emanan un embriagador olor a cacao en polvo, se ven crujientes. Mientras espero la orden, sonrío inconscientemente al recordar el día que Liam me trajo aquí, un suspiro se me escapa… aunque las cosas no estén bien entre nosotros, de alguna forma me siento conectada a él por el misticismo que envuelve el lugar. —Son $7 —la vendedora expone con una sonrisa en el rostro. Saco un billete de la cartera y aguardo