Aprieta su labio entre sus dientes cuando yo me alejo, no le gustó en lo más mínimo que el beso terminara. Observo su expresión y sonrío. Era una noche de confesiones, ella había empezado. Aparté la botella de vino de la mesa, dejando lo justo en su copa, no la quería ebria, quería sinceridad de su parte sin necesidad de alcohol. Sus pezones parecían incitarme desde debajo de la fina tela, yo le había dado mi chaqueta, pues ella parecía tener un poco de frío, sin embargo, el clima aquí era my bueno. Nuestra primera noche en la isla. La habitación le había encantado, todo parecía ser perfecto para ella y yo sentía alivio, dado que no me dio tiempo a organizar yo mismo todo a detalle y tuve que dejarlo en manos de los empleados del hotel. Quería que fuera una semana perfecta para ella