Aparqué frente a su casa, mi corazón latía muy deprisa, debido a los placeres que me haría sentir Sasha, el maldito ruso sabía como ponerme y yo estaba que ya babeaba entre mis piernas antes de cruzar la puerta. Estaba abierta. —¡Cierra!—gritó, estaba en el baño, se escuchaba el agua de la ducha. Fui desnudándome camino hacia allí, asomé la puerta en el baño y allí estaba Sasha. Lavaba su cabello, llevándolo todo hacia atrás, su barba estaba empapada, me daba cuenta que era la primera vez que me detenía a mirar su cuerpo, no recordaba ningún detalle de él, a excepción de su pene, sus manos o las malditas expresiones que hacía mientras me follaba con fuerza. Por unos segundos me quedé en la puerta, observando los tatuajes que tenía en su costado derecho, habían otros en su espalda y s