Bervely sintió que la luz le estorbaba, abrió los ojos encontrándose en la habitación. Al recorrerla con la mirada notó una bandeja de comida, fruta, agua y una nota.
“Señorita, Bervely. Le he hecho el desayuno, nos vemos mañana” – estaba escrito. Era la nota de Carmen.
Bervely asintió respirando hondo en agradecimiento. Carmen no trabaja los sábados que esos días la extrañaba demasiado.
Decidió comer en silencio y mientras lo hacía Pavel llegó a ella. ¿Se habrá ido?, ¿desapareció de su vida?, ¿o simplemente fue a su oscuro trabajo? Se preguntó.
Dejó con cuidado la charola y caminó hasta la ventana cercana que daba a la piscina, ahí sus ojos encontraron a Pavel descansar mientras tomaba el sol. Ocupaba un bañador, su piel blanca y lechosa estaba semi bronceada por los rayos alcanzado
