CHRISTIAN
No se imaginan lo feliz que estoy porque todo salió tal como lo planee, aunque Fernando se pasó en su actuación de borracho, casi no logro levantarlo de la silla, pero lo mejor de todo fue la carita de sorpresa de Najwa, es que ojalá la hubieran visto. Sus ojitos le brillaban de una forma tan especial cuando le pedí que se casara conmigo, que les juro que el corazón se me derritió como si fuera chocolate y ni que decirles de su sonrisa al decirme qué si aceptaba casarse conmigo, me inflo el alma y eso es algo que jamás voy a olvidar, aunque pierda la memoria.
Al salir del evento todo el mundo a medida que caminábamos nos iban felicitando por el compromiso y por él bebe, lo mismo nos pasó al llegar al hotel.
- ¿Y cuándo va a ser el bodorrio? – nos pregunta Fernando con curiosidad en el bar del hotel.
- En una o dos semanas – le digo.
- ¿Tan rápido? – preguntan todos sorprendidos.
- Es que no quiero que se arrepienta – les digo con diversión haciéndolos reír a todos.
- Nunca lo haría – me dice Najwa dejando un beso en mi mejilla.
- Ya en serio, hijo. ¿Cuándo va a ser la boda? – me pregunta Panchita con curiosidad.
- Lo dije en serio, viejita. En una o dos semanas nos casamos – le vuelvo a decir.
- ¿Por qué tan rápido? ¿A caso están embarazados? – nos pregunta Fernando con diversión haciéndonos reír a todos.
- No. ¿Por qué lo dices? ¿Por la barriga de pelota de baloncesto que tengo? – le pregunta Najwa siguiéndole la broma.
Estuvimos un rato más hablando de eso y de la boda antes de irnos cada una a su habitación.
- ¿Te gusto el anillo? – le pregunto con curiosidad justo en frente de su habitación.
- Sí, está precioso – me dice con una sonrisa.
- Me alegra que te haya gustado porque me tarde varias horas en elegirlo y eso que me ayudo tu madre – le digo antes de que suene mi teléfono – Perdón – digo sacando el teléfono del bolsillo interior del traje.
Al mirar el identificador de llamada no reconozco el número.
- Contesta tranquilo, yo ya me voy a dormir. Buenas noches – me dice con una sonrisa.
- Buenas noches – le digo antes de darle un beso en los labios.
Najwa entra a su habitación y yo me alejo hacia el pequeño salón de la suite para no molestarla mientras hablo por teléfono.
- Bueno – digo contestando la llamada.
- Buenas noches, señor Lobo. Soy el oficial Sánchez – me dice.
- Buenas noches, oficial. ¿En qué puedo ayudarlo? – le pregunto.
- Lo llamo para informarlo de que sus sospechas eran ciertas con respecto al señor Hasán Ali. El hombre que le disparo trabajaba para él – me dice.
¡Lo sabía!
- ¿Ya lo detuvieron? – le pregunto.
- Desgraciadamente, cuando fuimos a su casa, este no se encontraba según uno de los empleados salió ayer de viaje, pero ya giramos una orden de aprensión en su contra. Además, hay algo importante que tiene que saber para qué tome todas las medidas de seguridad que sean necesarias – me dice en un tono que hace que me preocupe.
- ¿De qué se trata? – le pregunto con curiosidad.
- Realizamos un cateo en la casa del señor Ali y encontramos una habitación completamente llena de fotos de su mujer. Al parecer lleva años siguiéndola porque hay fotos de ella desde los veinte años más o menos hasta hace unos días – me cuenta.
- Si lo que me está diciendo es cierto, lo más probable es que Hasán nos haya seguido hasta Miami – le digo de inmediato.
- Dígame en que hotel se están quedando – me pide y le doy el nombre del hotel – Bien. Le voy a mandar un par de patrulla para que cuiden el lugar.
- Muchas gracias. Por favor, cualquier cosa que averigüen avísenme de inmediato – le pido.
- Cuente con eso – me dice antes de colgar.
Llamo a los guardaespaldas y les cuento lo que me dijo el oficial y les pido que vengan a hacer guardia a la puerta de la suite. En cuanto dejo de hablar con ellos escucho como algo se rompe y seguidamente escucho a Najwa gritar.
Corro a su habitación y al entrar veo a Hasán tratando de ponerle un pañuelo en la boca que supongo que está humedecido en cloroformo. Inmediatamente, me le echo encima evitando que saque el arma que tiene escondida en la parte de atrás de sus pantalones y comenzamos a forcejear hasta que logro que suelte el arma e impactar mi puño en su cara, cuando estoy a punto de darle otro golpe este lo bloquea y me golpea primero en el estómago y después en la cara.
Najwa pide ayuda a gritos mientras yo sigo peleando con Hasán hasta que lo dejo noqueado en el suelo después de varios golpes que le doy en la cara.
- ¿Estás bien, mi amor? – le pregunto preocupado, acercándome a ella.
- Sí. ¿Tú estás bien? – me pregunta antes de que nos abracemos.
- Sí, tranquila – le digo.
- Najwa es mía – dice Hasán levantándose del suelo mientras me apunta nuevamente con su pistola.
Inmediatamente, pongo a Najwa detrás de mi espalda para protegerla en caso de que el loco este se le ocurra disparar.
- ¡SEPÁRATE DE ELLA! ¡NO PUEDEN ESTAR JUNTOS! ¡ELLA ES MÍA! ¡SEPÁRENSE! – nos grita furioso mientras se acerca a nosotros antes de golpearme en la cabeza con la culata de la pistola.
El golpe hace que me tambalee, pero no me caigo al suelo, aunque provoca que me comience a sangrar la ceja izquierda.
- Vas a morir mariachi – me dice.
- Por favor, no le hagas nada – le pide Najwa llorando.
- ¡Quieto! – le dicen los guardaespaldas entrando a la habitación, provocando que este los mire y se olvide de mí, acto que aprovecho para desarmarlo – Si se mueve se mure. Al suelo – le dice uno de los guardaespaldas acercándose a él mientras el otro lo apunta con su pistola – ¿Qué hacemos con él, señor? – me preguntan mientras le ponen las esposas.
- Llévenselo a la comisaria más cercana – les digo y estos asienten en respuesta.
- Como ordene, señor – me dicen los dos al mismo tiempo.
- No se van a librar tan fácilmente de mí. Les prometo que van a volver a saber de mí – nos dice riéndose como loco mientras se lo llevan – ¡SUÉLTENME!
Tiro la pistola encima de la cama en cuanto nos quedamos solos antes de abrazar a Najwa, la cual está llorando y temblando de miedo.
- Tranquila. Ya todo paso – le digo en un susurro mientras le acaricio la espalda para tratar de calmarla.
Cuando veo que ya está más tranquila la cargo en brazos al estilo princesa y me la llevo a mi habitación para que descanse, ya que su habitación quedo completamente desecha, tal parece que paso un tornado por ella.
La recuestó sobre la cama y me tumbo junto a ella provocando que ponga su cabeza en mi pecho y que se haga bolita contra mi cuerpo haciendo que mi corazón se me estruje, pero antes llamo a recepción para que me comuniquen con la habitación de mis suegros para pedirles que vengan.
Cinco minutos más tarde tocan a la puerta y Najwa se incorpora rápidamente en la cama y al mirarla veo miedo en su mirada.
- Tranquila, mi amor. Deben de ser tus padres – le digo con calma.
Me levanto de la cama y al abrir la puerta veo como la señora Azahara y el señor Kamal me miran preocupados, ya que tengo la cara llena de sangre.
- ¿Qué te paso? – me preguntan los dos al mismo tiempo con preocupación.
- Me acabo de agarrar a golpes con Hasán – les digo mientras los invito a pasar.
- ¡¿Qué?!
- ¿Por qué? – me pregunta el señor Kamal.
- Porque intento secuestrar a Najwa y además…
- ¿Cómo está mi hija? – me pregunta preocupada la señora Azahara interrumpiéndome.
- Ella está bien, aunque un poco asustada.
- ¿Puedo verla? – me vuelve a preguntar.
- Por supuesto, está en mi habitación – le digo.
Esta se va a ver a Najwa y nos deja solos al señor Kamal y a mí.
- ¿Qué más ibas a decir antes de que Azahara te interrumpiera? – me pregunta con curiosidad.
- La policía descubrió que el hombre que me disparo trabajaba para Hasán – le cuento y veo sorpresa en sus ojos.
- ¿Me estás tratando de decir que Hasán quiso matarte? – me pregunta incrédulo y yo asiento en respuesta.
- Y eso no es todo. La policía hizo un cateo en su casa y descubrió que Hasán está obsesionado con Najwa porque tiene una habitación completamente llena de fotos de ella desde hace varios años – le termino de contar.
- ¡¿Qué?! ¡No lo puedo creer! ¡Y pensar que estuve a punto de obligar a mi hija a casarse con él! – dice con culpa – ¿Te das cuenta del peligro en que la hubiera puesto?
- No se culpe, usted no lo sabía – le digo – ¿Le puedo pedir un favor?
- Claro hijo – me dice.
- ¿Se pueden quedar con Najwa mientras yo voy a reunirme con los guardaespaldas que se llevaron a Hasán a la comisaria más cercana? – le pregunto y este asiente en respuesta.
- No tienes ni que pedírmelo. Ve tranquilo – me dice.