CAPÍTULO 21

1855 Words
NAJWA Estaba tan feliz por mi compromiso con Christian porque pensé que mi padre jamás estaría de acuerdo en que estuviéramos juntos y mucho menos que nos casáramos, pero esa felicidad se fue por el caño cuando entre a mi habitación y vi a Hasán sentado en el sillón con una pistola en la mano. Se preguntarán porque no grite en cuanto lo vi, ¿verdad? Pues no lo hice porque me amenazó con matar a Christian si gritaba y supe que no me estaba mintiendo cuando le vi los ojos de odio que tenía al nombrarlo, pero no pude soportar que sus manos me tocaran y empecé a forcejear con él, rompiendo el jarrón de flores que había en la habitación antes de gritar. Afortunadamente, no paso nada malo, pero no puedo sacar de mi cabeza la imagen de Hasán apuntándole a Christian a la cabeza, es que no quiero ni pensar en lo que hubiera pasado si los guardaespaldas no hubieran llegado a tiempo. - Toma, hija – me dice mi madre entregándome un vaso de agua. - Gracias – le digo agarrando el vaso de agua. - ¿Estás más tranquila? – me pregunta con curiosidad. - Más o menos, aunque darme un baño y cambiarme de ropa, me ayudo – le digo mientras veo como mi padre entra a la habitación muy pensativo – ¿Dónde está Christian? - Se fue a la comisaria a levantar la denuncia en contra de Hasán – me dice mi padre. - Yo también tengo que ir, tengo que dar mi declaración de lo que paso – digo levantándome de la cama. - La darás mañana porque ahora estás muy alterada y eso no es bueno para el bebe ni para ti – me dice mi padre – Así que recuéstate y descansa. - Hija. Tu padre tiene razón. Piensa en tu hijo – me dice mi madre. - Está bien – les digo acostarme en la cama. Después de acomodarme, mi madre se sienta junto a mí y me acaricia el cabello mientras me canta la canción de Conchita “El Viaje”, puesto que es mi canción favorita desde que me entera de que estoy embarazada. Poco a poco me comienzo a relajar y siento como mis parpados me pesan cada vez más hasta que todo se vuelve n***o. Me despierto por cuarta vez al sentir como alguien me abraza provocándome miedo, así que comienzo a forcejear con esa persona. - Tranquila mi amor. Soy yo, Christian – me dice con suavidad en el oído cuando estaba a punto de gritar pidiendo ayuda. Inmediatamente, me vuelvo a relajar y me volteo para abrazarme a él. - ¿Cómo te fue? – le pregunto con curiosidad. - Bien, pero no hablemos de eso. Mejor durmamos que ha sido una noche muy movida – me dice acariciándome la espalda. - No puedo. Cada vez que cierro los ojos veo a Hasán apuntándote con esa pistola – le digo. - Ya. No pienses en eso. Hasán ahora mismo está en los calabozos de la comisaria y mañana lo van a llevar ante el juez para leerle los cargos en su contra y después lo trasladarán a México para que responda por todo lo que hizo haya – me cuenta – Y ahora ya cierra los ojitos y vamos a pensar en cosas bonitas. - ¿Cómo que cierre los ojos? – le pregunto con curiosidad mientras veo que él tiene sus ojos cerrados. - Piensa. Piensa en algo bonito. Piensa en… - ¿En qué? – le vuelvo a preguntar. - Piensa en nuestro hijo que va a ser guapísimo. Va a ser igualito a su papá – me dice con ego haciéndome reír nada más de imaginármelo – Va a ser un travieso como dice Panchita que era yo. - Eso no lo dudo – le digo con diversión – ¿Sabes qué quiero hacer? Quiero sembrar césped alrededor de la casa para que nuestro hijo pueda jugar sin lastimarse – le digo con emoción. - Pues con eso vamos a pelear porque yo quiero que monte a caballo desde muy pequeño. Que se caiga y que aprenda a levantarse y se raspe las rodillas y las tenga llenas de cicatrices como las tengo yo – me dice. - Bueno, eso sí. Yo sí quiero que sea igualito a ti – le digo antes de darle un corto beso en los labios. - ¿Y qué nombre le vamos a poner? – me pregunta con curiosidad mientras me coloca un mechón de cabello detrás de la oreja. - No he pensado en eso todavía, pero ¿tú cómo quieres que se llame? – le pregunto. - No sé. Me gustaría que fuera un nombre que no tuviera nada que ver con nadie de la familia, pero que nos gustara para nuestro príncipe – me dice con una sonrisa acariciándome el vientre. - ¡Lo tengo! ¿Qué te parece si le llamamos Amir? – le pregunto. - Amir me gusta – me dice con una sonrisa – ¿De dónde lo sacaste? - Tú lo dijiste – le digo provocando que me mire confundido. - ¡¿Qué?! - Amir en árabe significa príncipe – le cuento con una sonrisa. - ¿En serio? – me pregunta y yo asiento en respuesta – Entonces que no se hable más. Nuestro hijo se va a llamar Amir Lobo Naif – dice antes de besarme. No sé en qué momento el beso fue subiendo de intensidad tanta qué tengo muchísimo calor, pero no quiero que se acabe. Tuvimos que dejar de besarnos por falta de aire, pero al mirarlo a los ojos vi deseo en estos tanto como el que yo siento. - Perdón – me dice con la respiración agitada – Yo no… Lo besé para que no dijera nada y empecé a desabrocharle la camisa, pero me detuvo. - ¿Estás segura? – me pregunta. - Sí. Me miro a los ojos como analizando mi respuesta antes de volver a besarme. Fue un beso tierno y dulce, pero también apasionado. Me recostó la espalda en la cama y comenzó a acariciarme las piernas muy suavemente mientras besaba mi cuello, provocándome un hormigueo en mi parte íntima. Poco a poco comenzó a dejar besos por mi clavícula y por mi pecho mientras me quitaba el camisón de color azul que tenía puesto, pero al llegar a mi vientre lo acaricio y lo beso con adoración. No pude evitar retorcerme debajo de él cuando beso mi parte íntima por encima de las bragas antes de quitármelas. Se puso de pie en frente mío y se quitó la camisa y los pantalones, quedándose solamente en bóxers. Por un momento quise cubrirme, ya que me dio vergüenza estar completamente desnuda frente a él, pero antes de que pudiera hacerlo se puso encima de mí y se apoderó de mis labios. Un gemido salió de mi boca al sentir su erección en mi parte íntima mientras exploraba cada centímetro de mi boca con su lengua. Comenzó a besarme el cuello, la clavícula hasta que llego a mis senos, los cuales acaricio con sus manos antes de llevárselos a la boca mientras bajaba lentamente su mano por mi vientre. Cuando llego a mi clítoris, lo acarició con suavidad, eso me excito tanto que comencé a humedecerme y no puede evitar que un gemido saliera de mi boca. Dejo de chuparme los senos y comenzó a dejar besos por todo mi cuerpo a medida que iba bajando hasta que llego a mi intimidad. - ¡AH! ¡CHRISTIAN! – grité al sentir el contacto de su lengua, recorrer mi sexo de arriba abajo en un ritmo perfecto, lo que provocó que apretara mis manos en su cabello. De repente metió uno de sus dedos dentro de mí, provocando que lo sintiera como un pellizco gracias a que seguía recorriendo mi sexo con su lengua y al movimiento de penetración con su dedo. Pasado un tiempo aumentó la velocidad de sus movimientos y comencé a sentir como el calor se apoderaba por completo de mi cuerpo, era una sensación muy intensa. - ¡AH!... ¡AH!... ¡AHHHHH! – gemí tan alto que estoy segura de que me escucharon en todo el piso mientras me corría. Al abrir los ojos vi como Christian se quitaba los bóxers, provocando que tragara en seco al ver la enorme erección que tenía. Se colocó entre mis piernas y colocando los brazos a cada lado de mi cabeza, apoyándose con sus codos para no lastimarme, me beso mientras yo llevé mis manos a su espalda cuando sentí que empezó a adentrarse en mí de una manera muy lenta y cuidadosa. - ¡AH! – gemí cuando me penetro por completo provocando que Christian me mirara. - ¿Te duele? – me pregunta preocupado. - Un poco – le digo antes de unir mis labios a los suyos. Christian se mantuvo quieto mientras me llenaba de besos y caricias, dándome tiempo a que mi cuerpo se acostumbrara a su invasión. Poco a poco comenzó a moverse muy lentamente y comencé a sentir placer, un placer perfecto gracias a sus movimientos coordinados. Mis sentidos comenzaron a tocar el punto máximo haciendo que perdiéramos el contacto visual cuando no puede aguantar más. Arquee la espalda y me entregue al placer haciendo que mis paredes vaginales se contrajeran alrededor de su pene. El gemido que salió de su boca me indico que él también había llegado al orgasmo junto conmigo. - Te amo – me dice inmediatamente mientras siento como se corre dentro de mí. - Yo también te amo – le digo con la voz entrecortada mirándolo a los ojos. Me beso y se retiró de mí con sumo cuidado antes de rodar sobre su espalda y abrazarme, provocando que coloque mi cabeza en su pecho mientras nos cubre con la sábana. - ¿Estás bien? ¿Te lastimé? – me pregunta con preocupación una vez nuestras respiraciones se calmaron. - No. Fuiste muy dulce y tierno conmigo. Estoy feliz – le digo mirándolo a los ojos provocando que me regale una sonrisa muy dulce. - Yo estoy más feliz. ¿Qué fue eso? – me pregunta desconcertado. - Amir, que también está feliz y se está moviendo – le digo riéndome al sentir una de sus patadas en mis costillas. Es la primera vez que se mueve estando Christian cerca, siempre se mueve de noche o por la mañana al despertarme. Christian deja de abrazarme para poner su cabeza en mi vientre. - Al parecer vamos a tener un futbolista en la familia – dice con diversión mientras Amir se mueve mucho más. - Nunca antes se había movido tanto. Creo que hoy se mueve así porque tú estás con nosotros – le digo acariciándole el cabello con mis manos. - Esto es maravilloso – dice emocionado antes de dejar unos cuantos besos en mi vientre – Te amo – me dice volviendo a abrazarme. - Y yo a ti – le digo antes de que me bese.

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