CHRISTIAN
- Bueno, ya vámonos, ¿no? El desayuno ya debe de estar listo – me dice Dalia.
Hoy me levanté a las cinco de la mañana para hablar con los trabajadores y comunicarles que la señora Azahara y Najwa vivirían con nosotros y que cualquier cosa que ellas les pidieran la hicieran como si se la hubiera pedido yo. Además, aproveche para decirles que este año vamos a competir en la categoría de doma clásica en la Feria del Caballo que se va a celebrar en Tepotzotlán dentro de dos meses.
Luego de eso ensille a Aquiles y a Gitana, la yegua de Dalia para que nos fuéramos a montar un rato antes de desayunar.
- Vamos.
- No espérate – me dice evitando que empiece a avanzar – ¿Una carrera de aquí a la casa?
- No. Porque siempre pierdes – le digo con diversión.
- No importa. Hagámosla – me dice.
- Está bien, pero sin trampas – le digo y está asiento en respuesta.
- A la cuenta de tres. Una… Dos… – no termina de contar cuando ya sale disparada como siempre.
- ¡Oye! Eso es trampa – me quejo – Vamos Aquiles demostrémosle quienes son los reyes de las carreras.
En cuanto le digo eso a Aquiles, este sale a todo galope y en menos de cinco minutos ya adelantamos a Dalia y a Gitana.
- Ganamos como siempre y eso que volviste a hacer trampa – le digo a Dalia una vez llegamos y desmontamos mientras entramos a las caballerizas.
De repente Aquiles hace un snort de alarma que me avisa de que hay algún peligro cerca de nosotros.
- ¿Qué pasa? ¿Por qué te pusiste así? – le pregunto mientras lo acaricio – ¿Viste algo? ¿Algo te asusto?
- Al parecer sintió a la víbora que acaba de entrar – dice Dalia en un tono serio provocando que me voltee para ver de quién se trata.
- ¿Qué carajos estás haciendo aquí Lorena? ¿Cómo entraste? – le pregunto serio mientras se acerca.
- Necesito hablar contigo a solas – me dice mirando a Dalia.
- Tú y yo no tenemos nada de qué hablar, además, ¿qué no te quedo claro el otro día que te dije que no quería volver a verte? – le pregunto.
- Escúchame, por favor – me pide – No vine a hablar del negocio de mi padre sino de nosotros.
- ¿De nosotros? – le pregunto confundido y está asiente en respuesta.
- Sí. Me voy a divorciar porque nunca he dejado de amarte y me gustaría que me dieras otra oportunidad – me pide.
¡Esta mujer se volvió loca! Mira que decirme esto para que renueve el contrato con su padre, pero ni borracho regreso con ella.
- Dile a tu padre que estoy dispuesto a renovar el contrato con varias condiciones y ahora vete – le digo provocando que me mira sorprendida.
- ¿Escuchaste lo que te acabo de decir? – me pregunta confundida.
- Sí – le digo asintiendo con mi cabeza – Pero ya no me interesa nada que tenga que ver contigo. Lo que hagas con tu vida ya no es asunto mío.
Me volteo dando por terminada la conversación para darle su baño de agua fría a Aquiles.
- Christian, por favor – me pide desesperada.
- ¿Qué no escucho señora Lorena? Christian le dijo que se fuera – escucho como le dice Dalia seria.
- Dalia, por favor siempre me has llamado por mi nombre – le dice Lorena mientras yo le quito la silla a Aquiles.
- Si cuando era la esposa de Christian, pero ahora tengo que guardar mi distancia con usted – le dice Dalia.
- Me estoy divorciando y es por Christian, ¿por qué no me creen? – le pregunta desesperada.
- ¿Y qué esperaba? Lo dejo como si fuera un perro cuando más la necesitaba, es que ni siquiera a los perros se les abandona de esa forma – le dice Dalia.
- Eso me gano por hablar contigo, que no eres más que una gata – le dice Lorena con los dientes apretados.
- ¡CÁLLATE LORENA! – le digo furioso acercándome nuevamente – ¡DALIA NO ES NINGUNA GATA! ¡DALIA ES MI HERMANA Y AQUÍ NO VIENES A INSULTAR A NADIE! ¡DISCÚLPATE CON ELLA AHORA MISMO! – le exijo furioso mientras ambas me miran sorprendidas.
- No es necesario, Christian – me dice Dalia acercándose a mí y agarrándome del brazo.
NAJWA
Me siento en la cama y me froto los ojos tratando de normalizar mi vista mientras pienso en mi conversación de ayer con mi madre. Afortunadamente, me supe zafar del interrogatorio que me armo con respecto a Christian porque la verdad es que no sé qué es lo que me está pasando con él.
Miro el reloj que hay en la mesita de noche y veo que son las ocho de la maña menos mal que hoy es sábado y no tengo clases en la Universidad que si no llegaba tarde seguro.
Me levanto de la cama y como todos los días desde hace una semana me voy corriendo al baño por culpa de las náuseas. Luego de eso me meto a la ducha y una vez termino me voy al vestidor y opto por ponerme una blusa estilo túnica en color azul oscuro con el bajo irregular, un pantalón en el mismo color junto con unas sandalias marrones y mi cabello recogido en una cola de caballo alta antes de bajar a desayunar.
- Buenos días – les digo a Panchita y a mi madre.
- Buenos días – me dicen las dos con una sonrisa.
- ¿En qué las ayudo? – les pregunto.
- ¿Puedes ir a avisarle a Dalia y a Christian que el desayuno ya está listo? – me pregunta Panchita y yo asiento en respuesta – Deben de estar en las caballerizas.
Salgo de la casa y comienzo a caminar hacia las caballerizas, pero al llegar veo a Christian y a Dalia hablando con una mujer de cabello castaño, delgada, de estatura alta y la cual lleva puesto un vestido rojo ajustado al cuerpo.
- Por supuesto que es necesario – dice Christian.
La mujer con la que están hablando trata de irse, pero Christian se lo impide agarrándola del brazo.
- ¡DE AQUÍ NO TE VAS HASTA QUE LE PIDAS UNA DISCULPA A DALIA! – le dice Christian
¿Qué le habrá dicho esa mujer a Dalia para que Christian esté tan enojado?
- Christian me estás lastimando – le dice la mujer tocándole la mano con la que Christian la tiene agarrada.
- Más te va a doler si no te disculpas con Dalia – le advierte.
Tengo que hacer algo esto ya se salió de control.
- Perdón por interrumpir, pero el desayuno ya está listo – le digo a Dalia y a Christian provocando que este deje de agarrar a esa mujer.
- Ahora mismo vamos en cuanto Lorena le ofrezca una disculpa a Dalia – me dice Christian mientras esa mujer se voltee para mirarme.
Así que esta es la tal Lorena. Tengo que reconocer que es una mujer muy linda, lástima que tenga una piedra en vez de un corazón.
- ¿Y tú quién eres? – me pregunta la tal Lorena con aires de superioridad.
Lo que más me molesta es la gente que se cree mejor que los demás y que te mira por encima del hombro.
Ahora que conozco a Lorena la verdad, no sé cómo Christian se casó con ella, se ve a simple vista que son completamente distintos, no tienen nada en común. Christian es humilde y trata a la gente con amabilidad y simpatía, mientras que Lorena es todo lo contrario a él.
- Najwa. La actual esposa de Christian – le digo para bajarla del trono en el que vive provocando que esta me mire sorprendida.
- ¡¿Qué?!
Veo a Dalia aguantándose las ganas de reírse al igual que yo cuando veo que a Lorena se le quieren salir los ojos de órbita mientras me mira y al mirar a Christian este me está mirando de una forma que no sé cómo describirles.
- Que soy la esposa de Christian – le vuelvo a decir mientras tomo de la mano a Christian e inmediatamente Aquiles se acerca a mí y pone su hocico en mi vientre – Hola – le digo acariciándole la frente como me explico Christian ayer.
- Es mentira, ¿verdad? – le pregunta a Christian.
- No. Najwa es mi esposa y está esperando un hijo mío – le dice Christian.
Qué bonito sonó eso, ¿verdad?
No tengo ni idea a que vino Lorena, pero por la cara que tiene de asombro no se esperaba nada de esto.
- ¡Ah! Ahora entiendo todo esto. Te casaste con ella porque está embarazada, ¿no? Te puedo jurar que se embarazó a propósito para amarrarte – le dice y a Christian se le escapa una sonrisa.
¡Ay Lorena! Si supieras como se dieron las cosas en realidad te amararías la lengua antes de hablar.
- Najwa no es como tú y ten mucho cuidado como te refieres a ella – le advierte Christian.
- Ya no mientas más, Christian. Acéptalo te casas con ella por él bebe, pero no la amas porque me sigues amando a mí – le dice en un tono seguro y egocéntrico.
- Que ego más grande tienes. Desde el momento en que saliste de la habitación de aquel hospital, lo que sentía por ti lo mate – le dice Christian con seguridad provocándome alegría – Ya vete y déjanos en paz de una vez.
Lorena se da la media vuelta para irse, pero antes me mira con odio, tanto así que si las miradas matasen yo ya estaría muerta y enterrada.
CHRISTIAN
Después de lo ocurrido con Lorena nos fuimos a desayunar y ahora mismo estoy con Fernando y los demás muchachos en el estudio de grabación porque vamos a grabar algunas canciones.
La verdad es que no estoy prestando atención a lo que están hablando con respecto a los arreglos que Fernando y Cheche quieren hacerle a una de las canciones porque no puedo dejar de pensar en lo que paso con Lorena y de hacerme un montón de preguntas.
¿Qué carajos me está pasando? ¿Por qué me gusto escuchar a Najwa decirle a Lorena que es mi esposa? ¿Por qué no lo negué? ¿Por qué le dije que era verdad y que estamos esperando un hijo?
- ¡Carnalito! ¿Me estás escuchando lo que te estoy diciendo? – me pregunta sacándome de mis pensamientos.
- Perdón carnal. ¿Qué me estabas diciendo? – le pregunto.
- ¿Qué te pasa? – me pregunta con curiosidad sentándose a mi lado.
- Lorena estuvo aquí antes de que tú y los muchachos llegaran – le digo.
- ¡¿Qué?! ¿Pero no le tenías prohibida la entrada? – me pregunta confundido.
- Sí, pero supongo que Jacinto pensó que eran ustedes y la dejo pasar.
Le había dicho a Jacinto después de la reunión que tuve con él y con los demás que Fernando y varias personas más iban a venir y que las dejara pasar sin preguntarme.
- ¿Y a qué vino? – me pregunta.
- A decirme que se va a divorciar y a pedirme otra oportunidad porque nunca ha dejado de amarme – le cuento y veo preocupación en su mirada – Tranquilo que no caí en su juego.
- No me digas que estás pensando en regresar con ella, por favor – me pide.
- Por supuesto que no – le digo.
- ¿Entonces? ¿Por qué estás tan pensativo? – me pregunta con curiosidad.
- Najwa le dijo que era mi esposa y…
- ¡¿Qué?!
- Sí, y lo peor de todo fue que yo no lo negué, incluso le dije que estamos esperando un hijo – le cuento.
- Por favor, pellízcame para saber que no estoy soñando – me pide y yo le pongo los ojos en blanco – Tú diciendo una mentira. Hoy se acaba el mundo – dice con diversión.
- ¡Ya! No seas payaso – le digo.
- Bueno, ya me voy a poner serio. ¿Por qué le dijiste eso? – me pregunta.
- La verdad es que no lo sé, pero me gusto decirle a Lorena que Najwa es mi esposa y que estamos esperando un hijo – le digo con toda sinceridad.
- ¿Me estás tratando de decir que Najwa te gusta? – me pregunta con media sonrisa.
- No te puedo negar que es hermosa, pero el problema es que yo no estoy dispuesto a arriesgar mi corazón otra vez para que me lo partan – le digo levantándome del sofá.
- A simple vista se ve que Najwa no es como Lorena, estoy seguro de que jamás te va a hacer lo que ella te hizo – me dice tocándome el hombro – Abre tu corazón carnalito. Date la oportunidad de volver a amar. ¿Qué puedes perder? Nada. Pero, en cambio, si te arriesgas puedes llevarte una linda sorpresa.