NAJWA
- ¿Podemos hablar? – le pregunto luego de abrir la puerta de la habitación.
- Claro hija. Pasa – me dice.
Cierro la puerta y me siento en la cama junto a ella.
- ¿Qué quieres saber? – me pregunta como si me leyera la mente cuando ve que yo no digo una sola palabra.
- Todo – le digo y ella toma una bocanada de aire.
- Yo tenía diecisiete años cuando conocí a tu padre y me enamoré de él. Empezamos a salir a escondidas de nuestros padres porque sabíamos que no nos iban a permitir estar juntos, puesto que a ambos nos tenían comprometidos con otras personas. El día que me iba a comprometer con el hombre que tu abuelo había escogido para mí, me desmayé y el médico que me atendió dijo que el desmayo que sufrí fue porque estaba embarazada. Ya te imaginarás como se puso tu abuelo. Me pregunto quién era el padre del bebe que estaba esperando y no se lo dije por temor a que matara a tu padre. No sé cómo, pero tu padre se enteró de que estaba embarazada y se presentó en mi casa para enfrentar a tu abuelo. Luego de la pelea que tu padre tuvo con tu abuelo, este acepto que nos casáramos, pero antes me hizo abortar para que nadie supiera el motivo verdadero por el cual había decidió casarme con tu padre y no con Mustafá. No te imaginas todo lo que sufrimos tu padre y yo al perder a ese bebe – termia de contarme llorando haciéndome bolita el corazón porque jamás me imagine algo así.
- Lo siento mucho, mamá – le digo abrazándola.
- Lo sé, hija – me dice cuándo dejamos de abrazarnos mientras se limpia las lágrimas – Por eso no entiendo cómo pudo pedirte que abortaras si él, mejor que nadie sabe lo que se siente perder a un hijo.
- Porque desgraciadamente mi padre está cegado por el dinero – le digo con pesar.
- Ojalá que cuando se dé cuenta no sea demasiado tarde – me dice pensativa – Ya es tarde y tú tienes que descansar por el bien de mi nieto – me dice tocándome el vientre.
- Buenas noches, mamá – le digo dándole un abrazo y un beso antes de dejarla sola.
LORENA
Ayer en la noche me quedé muda al ver a Christian en televisión cantando porque no me lo esperaba y mucho menos me esperaba que cantara esa canción, la cual estoy segura de que se refería a mí. Yo le dije en muchas ocasiones que lo iba a amar como a ningún otro y he cumplido mi palabra, aunque me haya casado con Daniel jamás lo he podido olvidar.
La verdad es que me case con Daniel presionada un poco por mi madre, pero mi matrimonio es un fracaso porque nunca he dejado de amar a Christian y no estoy diciendo que Daniel sea un mal hombre, sino todo lo contrario, se puede decir que es el hombre que toda mujer quiere a su lado. El problema es que yo solo quiero a Christian a mi lado y voy a hacer todo lo posible para recuperarlo.
- Tenemos que hablar – le digo viendo como remueve su café con la cucharilla.
- ¿De qué quieres hablar? – me pregunta soltando un suspiro pesado.
- Ya lo sabes Daniel – le digo entrelazando mis manos – Nuestra relación hace tiempo que se enfrió.
- Que bueno que al fin lo reconoces – me dice con una sonrisa.
- Como no, si lo sufro cada día – le digo con culpa.
- Mi amor – me dice mientras me toma de las manos – Ahora que lo estamos hablando, vamos a encontrar la manera de solucionarlo.
- No. No. No Daniel. No te confundas – le digo negando con mi cabeza y soltando su agarre de mis manos – La única solución es que nos divorciemos.
- ¡¿Por qué?! – me pregunta sorprendido – Yo nunca te he fallado.
- Yo lo sé, pero aun así la pasión se fue…
- No. No. No – me dice interrumpiéndome – No me hagas esto, yo te amo – me dice desesperado volviendo a tomarme de las manos.
- Lo siento, pero yo ya no – le digo con culpa.
- ¿Ya no me amas o nunca lo hiciste? – me pregunta – Acéptalo, Lorena. No has podido olvidar a ese infeliz…
- ¡NO LE DIGAS ASÍ! – le digo enojada interrumpiéndolo provocando que me mire sorprendido – Es mejor que nos divorciemos.
- No lo voy a permitir – me dice.
- Ya tomé la decisión y me voy a regresar a casa de mis padres – le digo con seguridad.
- Esta no es la manera de solucionar las cosas. Quédate en la casa y busquemos la manera de enfrentar esto juntos. Yo estoy dispuesto a hacer lo que sea…
- Hagas lo que hagas, yo no voy a seguir casada contigo. Afortunadamente, no tenemos hijos en común, así que cada uno podemos seguir con nuestras vidas – le digo.
- Qué fácil lo dices – me dice con una sonrisa sarcástica.
- No es fácil para mí aceptar que este matrimonio es una farsa – le digo desesperada.
- ¡Una farsa! ¿Eso es para ti nuestro matrimonio? – me pregunta sorprendido.
- Sí. Mi abogado se va a poner en contacto contigo para ver los términos del divorcio – le digo antes de dejarlo solo en el comedor.
CHRISTIAN
A penas y pude dormir, siempre me pasa lo mismo después de una presentación en vivo, así que aproveché y me puse a componer. Cuando eran las cinco de la maña comencé a preparar uno de mis desayunos favoritos, solo espero que a la señora Azahara y Najwa les guste.
- Buenos días, hijo – me dice Panchita entrando a la cocina dándome un beso en la mejilla.
- Buenos días – le digo mientras termino de hacer el zumo de naranja.
- Buenos días – nos dicen Najwa y la señora Azahara entrando a la cocina.
- Buenos días – les decimos Panchita y yo al mismo tiempo.
- ¿En qué te ayudamos? – me pregunta la señora Azahara con curiosidad.
- ¿Pueden hacer el café y poner la mesa? – les pregunto y las tres asienten en respuesta.
- Nosotras ponemos la mesa – dicen Najwa y la señora Azahara al mismo tiempo.
- Yo hago el café entonces – dice Panchita – ¡Oye hijo! ¿Qué hiciste de desayunar que huele tan rico? – me pregunta con curiosidad Panchita mientras hacen el café.
- Shakshuka de huevo con tomate – le digo.
- ¡¿Qué?! – dice Najwa con cara de confusión.
- Shakshuka, no sé si se pronuncia así.
- Lo pronunciaste bien – me dice la señora Azahara terminado de poner la mesa – Lo que pasa es que ese desayuno es el favorito de Najwa por eso su cara de sorpresa.
- Vaya que coincidencia también es uno de los míos solo espero que lo siga siendo después de que lo pruebe – le digo dejando la jarra de zumo en la mesa – Por favor siéntense – les digo y estas así lo hacen mientras yo voy a sacar la bandeja de Shakshuka del horno.
De repente suena el timbre.
- Yo voy viejita – le digo dejando la bandeja sobre la mesa.
Camino por el pasillo y al abrir la puerta veo a Fernando apoyado en la pared con una cara.
- ¿Qué te paso carnalito? – le pregunto nada más verlo entrar – La misma ropa de ayer. ¡Ah no me digas! Fuiste a hacer justicia.
- No te burles carnalito – me dice frotándose los ojos luego de darme las llaves de la moto – Me toco dormir en el piso frío – me cuenta provocando que me ría mientras caminamos por el pasillo rumbo al comedor – Definitivamente, las cosas no salen como uno quiere.
- Pues en eso tienes toda la razón – le digo tocándole el hombro.
- Buenos días – les dice cuando entramos a la cocina.
- Buenos días – le dicen todas al mismo tiempo.
- ¿Quieres una taza de café? – le pregunta Panchita.
- Sí, por favor – le dice con cara de cansancio.
- Aquí tienes – le dice Panchita.
- Gracias – le dice – ¿Y a ti que te pasa? – me pregunta con curiosidad.
- Que voy a tener que renovar el contrato con la Tequilera del Sureste.
- Pero… ¿No estabas decidido a terminar todo lazo que te uniera a la innombrable? – me pregunta con curiosidad.
- Pues sí, pero la oferta de la Tequilera Honor es muy baja, prácticamente le estaría regalando el agave. Si no mejorar la oferta en la reunión que voy a tener con ellos en tres horas, no voy a tener de otra más que renovar el contrato con Lorenzo – le digo.
- Perdón que me meta, pero… ¿No has pensado en hacer tu propio tequila? – me pregunta Najwa.
- Najwa tiene razón. Puedes hacer tu propio tequila, hijo – me dice Panchita.
- No es mala idea, pero tú eres el experto en negocios y tú sabrás qué hacer. Por el momento si quieres yo te acompaño a tu reunión – me dice Fernando antes de tomar un trago de café.
- ¿Vas a ser mi escolta? – le pregunto con diversión y este asiente en respuesta.
- Nada más me voy a dar una ducha para despejarme y cambiarme de ropa porque me toco dormir debajo de la cama con un techo bastante pandeado – dice haciéndonos reír a todos antes de irse.
- ¿Ahora que le paso a este? – me pregunta Panchita con curiosidad una vez Fernando se fue.
- Según me dijo anoche se iba a ver a una florecita y supongo que llego el marido de sorpresa y le toco esconderse – le digo.
- Este no va a cambiar nunca – dice Panchita negando con su cabeza mientras se ríe.
- ¿Está saliendo con una mujer casada? – pregunta la señora Azahara con curiosidad.
- No precisamente – le dice Panchita.
- No entiendo – dice Najwa confundida también.
- Fernando no sabe cómo serle fiel a una sola mujer porque le gustan todas, pero solo se mete con mujeres casadas que sufren de maltrato físico y psicológico por parte de los animales que tienen por maridos. Digamos que él es como una especie de justiciero que les enseña que el amor no duele ni lástima y muchas de ellas luego de estar con él toman la decisión de denunciar a sus maridos y de divorciarse de ellos – les cuento viendo la cara de asombro que ponen.
- A pesar de eso es un buen hombre y sobre todo alguien en quien se puede confiar – les dice Panchita.