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2207 Words
La noche está en su máximo apogeo, el viento agita los árboles fuera de la casa de los Coll, puede escucharse claramente el silbido del mismo mientras las ramas más cercanas a la ventana golpetean de tanto en tanto. Suspira aburrida mientras relee uno de los más famosos libros del momento, escucha a lo lejos la conversación entre su madre y los demás miembros de su familia pero se limita a mantener el silencio; está más que consciente de que recibirán una reprimenda por no haber obedecido las órdenes de su padre, por haber atacado a sus tíos y seguramente Diana le hablará a Evelyn sobre aquel incidente. La vampiresa prometida de Draco se ha ganado algo de odio por parte de la pelinegra, un especial resentimiento, ¿Quién se cree ella que es? Tan solo una vampira más del montón, una que no posee habilidades, que es débil en ciertos sentidos a pesar de su linaje y de su inmortalidad, una mujer que no ha luchado en su vida y que ha vivido una vida de princesa, ¿Qué es Diana para ellos? Nadie, tan solo la mujer de su tío, no representaba familia, nada la unía a ellos o por lo menos de su parte no había intención de tener lazo alguno y ahora mucho menos; está más que segura que si Draco no hubiera estado presente habría mandado a volar a la rubia contra la pared más cercana pero su tío y sus sentimientos son más importantes… al menos por ahora. Se incorpora, lleva su mano derecha a la garganta sintiendo aquella comezón tan molesta, poniéndose de pie camina hasta el espejo que se encuentra en una de las paredes laterales de su cuarto para observar su reflejo con pena, nuevamente sus ojos han adquirida una tonalidad roja en exceso, la sed la consume de nuevo… como cada noche… ― Genial, la bestia quiere comer… ― susurra para sí cerrando los ojos con indecisión. Toma la perilla de la puerta adentrándose en el largo pasillo, evade el despacho donde sus padres y familiares hablan sin cesar dirigiéndose directamente a la cocina, las escaleras son mero juego a pesar de ser tan largas y en un dos por tres se encuentra atravesando el umbral de la habitación mencionada; sorpresivamente se ve cara a cara con Vlad quien sostiene entre sus manos una copa de sangre, observa su contenido perdido en sus pensamientos sin darle mucha importancia a la presencia de su hermana. Gaia lo observa sin reparos, pasea su vista por su cabello alborotado y n***o como el suyo, se desliza por el puente de su nariz sin pasar por alto el verde claro de sus ojos y luego detenerse en sus labios donde ligeramente pueden verse sus colmillos; observa como los carnosos y llamativos labios se mueven pero no puede escuchar palabra alguna, está como perdida… ― Gaia… ¡Gaia! ― el muchacho frunce el ceño. ― ¿Qué…? ― lo observa sorprendida de sí misma. ― ¿Todo en orden? ― pregunta viéndola. ― Sí, solo vine… ― observa la copa y suspira ― Parece que tenemos sincronizado todos los hábitos. ― Parece ― le sonríe de lado ― No es de extrañar, siempre ha sido así, eso no cambiará. ― No creo ― le devuelve la sonrisa. ― Ten, parece que te urge ― extiende la copa, es cuando la muchacha nota que su hermano no luce un rostro desesperado por beber como ella. ― No, gracias, no quiero ― niega dando media vuelta. ― Sí lo quieres, lo sabes ― toma su muñeca deteniéndola ― ¿Qué ocurre? ¿No te agrada la sangre animal? Tampoco te ayudará la de mamá pero puedes pedirle a papá, ya sabes, él no es Paria. ― No, no quiero beber su sangre ― niega molesta por no poder alejarse. ― Entonces, ¿De quién quieres beber, Gaia? ― la atrae hacia sí observándola fijamente. El escozor en su garganta aumenta desenfrenadamente haciendo parecer que una bola de fuego la quema por dentro, se aleja bruscamente de Vladimir, desvía la mirada, no puede decirle que lo desea a él, ¿No sería muy raro eso? No claro que no, Victoria dejó en claro que entre los de su especie los lazos fraternales desaparecen en cierto punto pero ellos habían sido criados durante sus primeros años de vida con una ideología humana pues su madre lo había sido y no conocía sobre su especie más de lo que las leyendas contaban; si tan solo Bram no los hubiera alejado de su hogar… Habrían aprendido a lidiar con esto… ― No importa que sangre quiero, no la encuentro aquí ― suelta marchándose con rapidez para dejar a su hermano algo molesto y en cierto punto, desilusionado Evelyn camina hasta la sala de estar donde Ivoh la espera, en el camino se encuentra con Gaia a quien obliga a regresar para poder platicar algunos asuntos, Vladimir se reúne con ellos notando que los demás miembros de la familia no están presentes, sabe que es momento de dar explicaciones. ― Bueno, seguramente pedirás saber por qué nos comportamos así ― comenta el muchacho. ― No ― niega. ― Yo sí, creo que se han pasado de listos ― su padre se ve molesto y cruza los brazos sobre el pecho ― Comiencen. ― No hay nada que comenzar ― Gaia rueda los ojos ― Estábamos preocupados por mamá, sabíamos que algo no andaba bien y queríamos ayudarlos. ― No era necesario, saben perfectamente que deben obedecer una orden ― niega el menor de los Coll. ― ¿Por qué? ― Vlad se pone de pie ― Creo que es mejor que dejes de vernos como dos niños porque no lo somos, estamos en las mismas capacidades que mamá para hacer daño, recuerda que somos Parias. ― Mestizos, por ende llevan mi sangre también ― eleva una ceja. ― No parece, que tengamos algunos de tus dones no nos hace Coll ― gesticula ― Somos Armes, parece que no lo has entendido, Ivoh. ― Vladimir ― Evelyn lo observa amenazante ― Eres mestizo, parte paria y parte Coll, no vuelvas a decir que eres como Armes porque no es así. No sabes las atrocidades de las que era capaz tu abuelo, que su sangre corra por nuestras venas es una desgracia asique no te compares con él. Tú eres mucho mejor. ― Lo siento, no quería que te sintieras mal es solo que queremos ayudar, ser parte de todo esto y no los pobres herederos que encierran para proteger ― avanza hasta su madre ― Mamá, pensé que te perderíamos cuando Gaia me dejó ver lo que sentía; no me pueden pedir que me quede a salvo cuando mi familia está en peligro, nos has enseñado eso desde el momento en que llegamos al mundo. ― Lo sé ― asiente estrechándolo, los comprende a la perfección porque esa impulsividad y coraje desmedido e inconsciente la hicieron caer en peligros cuando era humana, parece que la vida te envía los mismo problemas en los que tú te metías cuando llegan los hijos. ― Por favor, no decidan a base de pensamientos sin fundamento, deben actuar como un equipo, pensar con claridad y aguardar a que sea conveniente. ― Tal vez ahora no lo vean con claridad, crean que estamos hablando sin sentido pero en algún momento hemos sido como ustedes y a base de errores hemos caído y muy feo, solo tratamos de enseñarles ― Ivoh suspira cansado ― Por otro lado, no me parece correcto enfrentarse entre familiares, sus tíos los aman con su vida, solo quieren lo mejor para ustedes. ― Sí… ― susurra Vlad ― Pero tío Draco estaba que estallaba de la ira ― ríe por lo bajo. ― No es gracioso ― Ivoh observa incrédulo a su mujer que trata de contener la risa. ― Bueno, ya váyanse, en cuanto amanezca tendremos una charla entre todos, hay noticias desde la ciudad ― comenta la progenitora sonriéndoles ― Descansen un poco. ― Gaia ― Ivoh observa a la muchachita mientras Vladimir se encamina a la puerta de salida deteniéndose para ver por sobre el hombro, atento a todo lo que tenga que ver con su melliza. ― Quédate, quiero hablar de algo contigo. ― ¿Qué sucede, padre? ― toma asiento en el pequeño sofá que su padre señala. ― Es sobre Diana ― responde cuando su hijo ya se ha marchado y Eve los observa desde la ventana. ― Nos hizo saber lo que había pasado, dijo que habías detenido a Draco obligándolo a usar su propio poder en él, ¿Es esto así? ― Sí ― suspira ― No iba a lastimarlo, amo a mis tíos. ― Lo sabemos, conocemos a nuestra pequeña ― Ev acaricia sus cabellos. ― Nos preocupa un poco el hecho de que hayas manipulado la habilidad de otro inmortal. ― Bueno, sabes que mis poderes son extraños ― juega con sus dedos incomoda. ― Es una rara mezcla entre tus dones y los de mi tío. ― Sí, es verdad ― Evelyn observa a su esposo, las habilidades de Gaia van más allá de un simple poder de sanación como el de ella. El alcance es tan grande que no se sabe hasta qué punto puede llegar su hija, si bien saben que ha podido devolverle la consciencia a un paria perdido por la sed, ¿Esto quiere decir que además de sanar un cuerpo físico puede sanar la mente y todo lo que conlleva? Sin mencionar que las habilidades que se creyeron perdidas con la muerte de Milo fueron transferidas a Ev cuando bebió su sangre pero no se manifestaron en ellas sino en su hija… La rara combinación paria ha hecho que sea un tanto difícil entender cuál es el límite para la chica. ― ¿Puedo irme ya? Estoy cansada ― observa a su madre. ― Claro, ve, nos vemos luego ― besa su frente con cariño. ― Descansa ― Ivoh le sonríe. En cuanto la jovencita ha salido de la habitación la pelinegra voltea hacia su esposo quien parece preocupado por algo, rasca su nuca molesto y luego clava la vista en ella. No es difícil entenderlo, es un hombre muy trasparente cuyos sentimientos se plasman en el rostro tan rápido que no le da tiempo a disimularlo. ― Mis hijos me tratan como si fuera un extraño ― la ve con tristeza. ― No es así, sabes que es complicado para ellos poder expresarse como un vampiro común ― toma su mano ― Te aman, nadie va a quitarte eso. ― Pero, con el perro son totalmente distintos, Gaia pasa horas hablándole y sonriéndole y Vladimir parece alabarlo ― rueda los ojos. ― Ves cosas donde no las hay ― ríe ― Pero quieras o no, tienen una relación, es un padre para ellos, un amigo, mentor, compañero y no puedo arrancarles eso. Debes dejar esa inseguridad, tus hijos son tuyos innegablemente, te quieren y se rebelan contra ti porque eres la autoridad, Sam no lo es. ― ¿Eso debe hacerme sentir mejor? ― eleva una ceja ― Quiero pasar más tiempo con ellos, quiero que sientan que puedo ser todo lo que es Sam y más. ― Bueno, no me parece mal que pases tiempo con ellos, solo trata de no explotar ― ríe. ― ¿Qué quieres decir? ― coloca los brazos en jarra. ― ¿Si te has dado cuenta que cuando me llevaste a tu casa eras igual a Vlad? ― sonríe ― Creías que te comías el mundo como quisieras, ¿Ya vez? Suelen terminar discutiendo porque tienen la misma personalidad. ― Ja, ja, ja, qué graciosa ― finge estar molesto. Evelyn acomoda su cabello, acerca a su esposo lentamente para besarlo en los labios con parsimonia. Ivoh no tarda en responderle, estrecha su cintura contra él saboreando los labios de su mujer, sonríe entre besos para que sus manos se deslicen por las caderas femeninas hasta sus muslos y de un rápido movimiento subirla al escritorio detrás de ellos; el vampiro recuesta a Ev mordiendo juguetonamente el labio inferior de la misma dejando un recorrido de besos por el costado de su mentón, hasta su cuello y clavícula donde se detiene unos segundos suspirando pesadamente, desliza su lengua sobre la piel quitando aún más el poco espacio que hay entre ambos cuerpos. Clavando sus colmillos escucha el jadeo de Evelyn e inmediatamente sus ojos se enrojecen, la mestiza suspira cerrando los ojos pues ambos llevaban algún tiempo sin beber sangre del otro. ― Puedo escucharlos desde mi habitación ― la voz de Draco desde el pasillo los interrumpe. ― Juro que uno de estos días voy a cortarle la lengua ― masculla por lo bajo su hermano. ― Creo que sería lo más adecuado ― asiente la pelinegra divertida ― Pero déjalo para después, tú y yo tenemos algo que hacer ahora. ― sonríe. Lejos de la villa, deambulando entre el bosque nevado, escuchando el clamor del viento en tal tormentosa noche camina algo inseguro; estaba seguro que encontraría pronto lo que busca pero no ha sido así, ¿Acaso está perdido? ¡Imposible! Sus instintos no pueden haberse deteriorado sin práctica, debe estar en alguna parte solo ha cambiado un poco la zona, nada más; no se detendrá hasta tenerla frente a frente. Por otro lado, invitaciones especiales a todas las familias inmortales se están repartiendo desde la ciudad, no importa el apellido, ni el rango, todos serán bienvenidos al evento que se llevará a cabo en un par de noches y no hay duda alguna de que las cosas se pondrán interesantes allí.
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