4

1642 Words
Ivoh corre tan rápido como sus habilidades se lo permiten, evade árbol tras árbol sintiendo aromas por todos lados, pudiendo también percibir las vibraciones que la alarma del complejo emana a kilómetros, frunce el ceño preso de varias interrogantes puesto que lo que menos se esperaba era tener que lidiar con problemas de esta magnitud Por otro lado, Eve y Sam caminan de regreso con total parsimonia, ajenos a cualquier cosa que pudiera estar aconteciendo lejos de allí. El joven alfa sigue a la pelinegra mientras repasa en su mente algunos asuntos que han quedado sin resolver en su hogar pero nada que no pueda tratar, de repente algo parece llamar su atención, voltea en dirección a los árboles que dibujan un empinado sendero hacia la cima de una de las montañas más tempestuosas en dicha época y sabe que hay algo que no está bien; rápidamente y con un movimiento antinatural su cuerpo se retuerce para dar paso a la enorme bestia que se oculta dentro y gruñir atento, Evelyn nota el cambio de su amigo y lo busca con la mirada totalmente despreocupada creyendo que quizás algunos de sus discípulos los ha encontrado –puesto que los más jóvenes suelen seguirlo a donde quiera que vaya-. ― ¿Sam? ― la pelinegra frunce el ceño al no encontrar a nadie más que ellos dos. El lobo gruñe nuevamente sin apartar la vista de la misma dirección, Ev se acerca a paso cauteloso esperando ver algo más, algo que quizás Sam no puede visualizar con claridad. De pronto, sin previo aviso de nada, como tormenta que rompe la calma son atacados, una extraña energía atropella todo lo que se cruza en su camino casi como si se tratase de una avalancha y golpea con crudeza a ambos jóvenes que son tragados prácticamente por la nieve que ha sido removida. La sonrisa del perpetuador no abandona su rostro, dando media vuelta se aleja del lugar sin dejar huellas, esencias ni nada que pueda incriminarlo, no es momento de presentarse ante ellos. ― ¡Evelyn! ― Ivoh ha escuchado el estruendo provocado por el ataque y ha podido localizarlos inmediatamente por lo que en menos de dos segundos está presente en el desastroso lugar. Un tumulto de nieve comienza a moverse y erguirse por lo que el joven Coll deja ver sus colmillos mientras sus brazos se encienden en llamaradas de fuego y su aliento baja una cantidad considerable de temperatura, para sorpresa del vampiro dos orejas platinadas aparecen primeramente para dar paso al hocico de Sam y una posterior sacudida; entre sus patas, casi como si fuera una cuna, se encuentra Ev inconsciente, el lobo empuja levemente el cuerpo de la chica con su hocico y la observa desesperado debido a su inmovilidad. ― Ev, Ev, despierta ― susurra su compañero al tomarla en brazos. ― Estoy bien ― susurra apenas, abre sus ojos lo mejor que puede pero la mueca de dolor que deja ver la obliga a cerrarlos nuevamente. ― ¿Qué paso? ¿Quién hizo esto? ― pregunta alarmado. ― No lo sabemos, fuimos sorprendidos y ni siquiera puedo decir por qué ni quién… ― Sam respira agitado mientras cierra los ojos, él también recibió un buen golpe pero no es necesario que lo sepan. ― Regresemos, somos blanco fácil aquí y lo mejor es tratar esto con cuidado ― Ivoh estrecha a su esposa con cuidado bajo la atenta mirada de Sam quien la desvía en cuanto Ivoh lo observa serio. En la villa las cosas no marchan sobre ruedas, Draco sigue firme en su postura para no dejar salir a sus sobrinos, por más que la preocupación también lo invade y desearía poder ir él mismo hasta donde su hermano se encuentra y darle una mano, Calendra observa el panorama, no es conveniente pelear con los mellizos pero de ser necesario deberán hacerlo puesto que sus impulsos no los dejan pensar con claridad –cualidad que todo paria posee-. Vladimir avanza unos pasos, de los dos hermano él es el más arriesgado y osado y no suele pensar las cosas antes de hacerlas, es quien se avienta a la piscina esperando poder resolver todo estando ya metido en el problema. ― Detente, Vlad ― Draco hace uso de sus habilidades haciendo que sus ojos destellen aquel brillo azulado que lo caracteriza. ― No, tú detente, tío ― Gaia se adelanta hasta quedar entre ambos y es Draco quien se ve obligado a retroceder a la fuerza, notando como sus músculos se tensan al tener que responder de forma obligatoria a las órdenes de la chica. ― Mierda ― susurra. ― ¡Gaia, ya basta! ― Diana abofetea levemente a la pelinegra dejándola totalmente sorprendida, aún más a Vladimir que no se esperaba para nada una reacción así de parte de esa vampiresa –ya que la considera una carga, algo así como una molestia debido a que no tiene ninguna cualidad especial y sus habilidades naturales de la especie son muy escasas debido a la condición pobre de su sangre, a pesar de ser hermana de Kauris-. ― Son tú familia, debes respetarlos y acatar sus órdenes, lo que ambos están haciendo es un acto caprichoso, no están sopesando la situación y pueden caer en una trampa, en las garras directas de algún posible enemigo y lo único que lograrían es poner en riesgo lo que sus padres han tratado de levantar aquí, sin mencionar su seguridad propia. Vladimir chasquea la lengua molesto, desvía la vista, no suele quedarse callado pero cuando no tiene algo que objetar ni con qué defenderse lo mejor es llamarse al silencio, su hermana observa sin expresión a la rubia vampiresa para luego voltear viendo a sus padres ingresar en la villa seguidos de Sam; ambos mellizos no pierden el tiempo y corren hasta sus progenitores cargados de preocupación pero también de alivio por verlos sanos y salvos. ― ¡Papá! ― Gaia se lanza a sus brazos para alcanzar a su madre y estrecharlos a ambos. ― ¿Están bien? ― Sí, no te preocupes cariño ― Eve besa su frente y la abraza con fuerza. ― Eso es bueno ― sonríe su hijo. ― No seas tan rudo ― lo jala en su dirección ― Estoy bien, no te preocupes ― le susurra, Vlad, como respuesta solo suspira casi de manera imperceptible para cerrar los ojos y dejar que su cabeza repose en el hombro de su madre, como si el alivio se asentara en él definitivamente. ― Tío Sam ― la pelinegra lo estrecha con cariño ― Estás herido, ¿Dónde? ― ¿Qué? No, estoy bien… ― niega retrocediendo pero la muchacha toca con fuerza el costado derecho de su torso y suelta un quejido doloroso ― ¡Carajo! ― Allí, no lo sientes pero estás herido ― habla la joven viendo a su madre. ― Te curaré, vamos a casa, necesitamos hablar con claridad ― suspira. ― Puedo regenerarme solo, no hay de qué preocuparse ― sonríe. ― Pero yo puedo hacerlo más rápido ― cruza sus brazos en el pecho. ― Sabes que es mejor que lo haga mi cuerpo y así pueda fortalecer ese aspecto ― rueda los ojos ― Además, también te golpearon. Procura descansar, usa tu poder para sanarte a ti misma. ― Ven, te ayudaré ― Ivoh la carga con cuidado mientras Vlad y Victoria toman la delantera, Calendra y Diana comparten miradas, saben que deben hablar con la pareja sobre lo que pasó con sus hijos y enfrentar esta nueva amenaza que parece asecharlos. Draco es el último en la fila que se dirige a la mansión mientras el resto de los parias que habían sido alertados regresan a sus actividades con algo de preocupación e incertidumbre, el joven observa al alfa caminar lentamente hacia la salida de la villa, es evidente que ha recibido un buen golpe y no le extraña que haya sido el escudo de su cuñada pero, ¿Hasta cuándo ese muchacho podrá seguir de esa manera? ¿En qué momento se volverá solo un títere de la situación que lo aqueja? Siente algo de soledad emanar de Samuel pero no puede hacer más que desearle lo mejor.  ― ¡Sam! ― Gaia lo alcanza. ― Nena, no estoy para juegos, quiero regresar a casa ― trata de sonreírle. ― Déjame ayudarte ― pide. ― Me temo que no tienes los dones de tu madre y no es necesario que te preocupes por mí ― niega. ― ¿Por qué te esfuerzas en hacer que los demás no se preocupen por ti? ― frunce el ceño ― Si lo hacen es porque te aprecian en demasía, ¿No es eso algo bueno? ― Lo es, lo agradezco pero… ― suspira. ― Sin peros, Sam ― coloca su mano en su mejilla mientras sus ojos brillan intensamente para que el líder de los lobos comience a sentir como su corazón se acelera de forma macabra, casi como si estuviera sintiendo una paliza en ese lugar, se ve obligado a caer de rodillas a los pies de la muchacha que lo ve con una sonrisa ― Resiste, todo saldrá bien. Y de la nada, la extraña sensación desaparece, Sam toma una gran bocanada de aire sintiendo que ha dejado de respirar un buen tiempo para agitado dejarse caer sobre la nieve con la vista clavada en las grises nubes del cielo, la pelinegra se arrodilla a su lado y toca su frente cerciorándose de que está consciente. ― ¿Qué me hiciste? ― la observa de reojo. ― Te ayude a recuperarte, hice que tu cuerpo acelerara el proceso de regeneración mediante el bombeo exagerado de sangre que tu corazón realizó ― se pone de pie ― Ahora podrás sanar de manera más rápida. ― ¿Cómo? ― se incorpora, nota que es como si no hubiera sucedido nada, su cuerpo se siente tan liviano como una pluma. ― No tengo las habilidades de mi mamá, las mías son algo… extrañas ― termina para dar media vuelta y marcharse ― ¡Nos vemos, tío Sam! ― le sonríe por última vez y desaparece rápidamente dejando al alfa totalmente asombrado.  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD