Los trámites para su funeral ya estaban listos, solo debían recibir la llamada de que todo estaba listo, toda la familia ya estaba lista para ir al velatorio, solo los niños irían el último día en que los llevarían al cementerio para enterrarlos, no querían verlos llorar mirando a sus padres en el ataúd.
Pero el momento llegó, los niños llegaron minutos antes de llevarlos ya su última morada, se acercaron cada uno al ataúd donde estaban los cuerpos inertes de sus padres, Arthur al ver a su padre allí se soltó en llanto, nadie se metió, lo dejaron descargarse del dolor de perder a su padre, igual paso con Annia que miraba a su padre allí cerrados sus ojos sin moverse parecía que dormía, pero lloró de dolor, sabía que nunca más lo volvería a ver.
Los dos se bajaron de donde estaban situados los féretros y se abrazaron juntos a llorar, solo los dos, ni siquiera sus madres se atrevían a intervenir, caminaron los dos junto a sus madres al llegar al cementerio que era la última morada cada uno se paró en donde estaba la tumba de su padre, para escuchar la homilía del sacerdote y ver cómo bajaban los ataúdes de sus padres para enterrarlos, lloraron al ver eso y abrazaban cada uno a sus madres.
Al regresar a casa sentían la falta de sus progenitores, Arthur se llenó de tranquilidad porque se había resignado, pero Annia al entrar y ya no ver a su padre le dolió en el alma, camino por todo el departamento llena de furia al saber que unos delincuentes lo mataron y se miró en el espejo diciendo
—Juro por Dios, por mi madre y por la memoria de mi padre que algún día encontraré a esos malditos que lo mataron y me vengaré de ellos con todo el odio que tengo adentro de mí, lo juro
Su mirada reflejada en el espejo era malévola, una mirada que jamás nadie se daría cuenta, porque se lo reservaba para ella nada más, ni siquiera a su gran amigo Arthur pensaba decirle nada, actuaría sola.
El tiempo siguió su curso, su amistad férrea seguía, se ayudaban en los estudios, conseguían más amigos, pero Annia salía en la noche desde los 13 años, se juntaba con amigos de mala reputación con la esperanza de que le ayuden a buscar a los que mataron a su padre se integró a una pandilla, pero le entendían y no le exigían mucho.
Arthus ignoraba esta situación, pero la vida a veces no es como la queremos y paso que cuando cumplieron 15 años les hicieron doble fiesta, ambos se estaban divirtiendo con todos sus compañeros de clase y amigos particulares, sin embargo, hubo un momento en que Annia desapareció, dándose cuenta Arthur justo se asomó a la ventana y la vio cruzar el parque junto a unos jóvenes malencarados.
En su inocencia jamás se le cruzó por su cabeza que ella iba en forma voluntaria con ellos, creyó que se la llevaban, bajo corriendo para seguirlos, iba despacio para que no se dieran cuenta, sin embargo, le extraño que ella hablaba con los jóvenes con camaradería, llegaron a un lugar lúgubre y entraron, pero lo que Arthur no contaba era que había vigilantes apostados cuidando a la pandilla, lo agarraron y lo llevaron dentro de la vivienda del jefe
Annia al verlo se llevó una gran sorpresa, se acercó para estar cerca de Él, Jason el jefe lo observo con cara de pocos amigos, no le gustaba para nada los intrusos, se levantó y lo miraba a Arthur y dijo
—¿Quién eres tú? —Arthur contesto —me llamo Arthur, soy amigo de Annia
Jason miró a Annia que asintió con la cabeza y preguntó —¿Qué haces aquí?
—Yo… me di cuenta de que Annia caminaba por la calle y estábamos en nuestro cumpleaños, la seguí porque pensé que se la estaban llevando, pero… ¿Quiénes son ustedes?
Jason se carcajeó diciendo —Tú no estás aquí para hacer preguntas, el jefe aquí soy yo
Miró a Annia y pregunto —¿Es cierto todo lo que dice este pendejo? —A lo que Annia contesto
—Si es cierto, los dos cumplimos años hoy y es nuestra fiesta, pero tenía que venir y por eso obedecí, no me di cuenta de que me vio, Él no sabe nada de lo que hago
—Mmmmm bien, bien… es cumpleaños de los dos, Annia regresa con Él a la fiesta y mañana quiero que vengas trayéndolo, quiero hablar con tu amigo para decirle sus límites ¿entendido?
—Si jefe, mañana lo traigo —miró a Arthur, le dio la mano y dijo
—Corre tonto —salieron de allí corriendo y subieron el edificio hasta su departamento, la buena suerte que nadie se dio cuenta, pues pensaban que estaban jugando en su cuarto, pero Annia lo llevo de verdad a su cuarto, cerró la puerta, le agarro de las manos y comento
—Arthur, por favor que nadie sepa nada de lo que viste, ayúdame con eso, mañana te explicamos todo, ten paciencia, por favor, ¿me lo prometes?
Arthur estaba muy extrañado de todo lo que vio, pero confiaba en su amiga y le prometió callar todo y regresaron a festejar su fiesta de quince años.
Regresaron y en complicidad de su amigo Alan que vivía en el piso de abajo entraron y nadie se percató de su ausencia, llego el momento del Feliz Cumpleaños, ambos estaban frente a su torta de cumpleaños, en ella decía “ARTHUR Y ANNIA”, cuando terminaron de cantar Arthur pidió su deseo que fue: «quiero tener un amor para siempre», en cambio, Annia dijo «deseo matar a los asesinos de mi padre», nadie la escucho salvo su gran amigo junto a ella que se extrañó al escucharla, pero solo sonrió ante todos los que estaban allí aplaudiendo
Cuando la fiesta termino antes de irse a su departamento, Arthur le dijo a Annia que al otro día quería hablar con ella, a lo que ella le contesto que si
Mientras estaba acostado en su cama Arthur pensaba en lo que le escucho decir a su amiga y empezó a entender lo de la pandilla, pero eso era muy peligroso, tenía miedo de que le pasara algo a su gran amiga, esa era una de las cosas de que deseaba hablar con ella, se acomodó a dormir, pues debía ir a clases al otro día.
En cambio, Annia allí acostada recordaba con dolor cuando se asomó a la ventana y vio a su padre sangrando al lado del auto, ese dolor lo llevaba dentro siempre y con ese sentimiento le daba fuerzas para aprender todo en la pandilla, ella misma quería matar a quienes asesinaron a su padre quien lo único que hacía era amar y mantener a su familia, un hombre muy trabajador y esos malditos delincuentes lo mataron
Ya había indicios de quienes fueron, pero el jefe de la pandilla le decía que debían estar muy seguros, sabía y entendía Annia, pero ya estaba descontrolándose, pues sus sentidos estaban tan alterados ahora más que nunca, porque ya se sabía quiénes eran
—Quiero matarlos ya, sin embargo, no me dejan todavía, ya quiero verlos suplicando por sus vidas, estos malditos que mataron a mi papá, como los odio
Cuando amaneció ambos jóvenes desayunaron y ya estaban listos para ir al colegio, en el auto iban muy callados mirándose uno a otro, cuando entraron Arthur le dio la mano y se la llevo cerca de los baños y pregunto
—Annia ¿por qué pediste eso en el cumpleaños? —Ella lo miró muy tranquila y contesto
—Porque ese es mi deseo, quiero matarlos con mis propias manos
—Por eso es que estás metida en la pandilla, pero amiga son peligrosos, a mí me dio mucho miedo y ese quiere verme hoy en la noche… tengo miedo Annia
Ella lo abrazo con amor fraternal de amiga y soltó
—No tengas miedo, yo voy a estar ahí, te ayudaré y si no quieres pertenecer a la pandilla te comprenderá, el jefe si entiende, pero… te propondrá ayudarme
Arthur la observo y dijo —Pues le diré que sí, eso lo haré aunque no esté en esa pandilla y porque te quiero amiga
Annia lo abrazo muy fuerte, pues lo quería, siempre fue su amigo, sonó el timbre y fueron a sus clases.
En otro curso había un chico llamado Axel que se había enamorado de Annia y buscaba un momento para abordarla, pero siempre estaba en compañía de Arthur, Bianca, Hugo, Laila, la quería sola para enamorarla, sería una pieza clave en la vida de Annia y Arthur, pues nadie sabía quién era Él y de donde procedía
LA VIDA DE AXEL
Nadie sabía, pero Axel pertenecía a una familia empoderada y de alto poder económico, no obstante justamente Axel les había pedido a sus padres estudiar en un colegio del gobierno y conocer sus vivencias y carencias, era un estudiante exitoso, muy estudioso, al principio se negaron, no obstante al conocer sus razones divagaron un poco y aceptaron el pedido de su hijo bajo una sola excepción, en cuanto se sienta mal o en peligro lo sacarían de allí a lo que Axel aceptó.
Cuando compraba en el bar sintió un pellizco y era una linda chica que le pidió si le dejaba su puesto, pues deseaba comprar una golosina, estaba muy atrás y a lo mejor no tendría tiempo de hacerlo, a lo que Él accedió enseguida y le dio paso a que ella se ponga frente a su cuerpo para comprar al hacerlo le fue agradeciendo y desde allí se enamoró. Siempre buscaba un momento para acercarse, pero ella estaba acompañada siempre de un chico y a veces con otros más, después averiguo que era solo un amigo y eso le dio esperanzas de llegar a ella y a su corazón
Como dice el dicho, «Siempre hay un roto para un descosido» Axel, un chico de bien, se había fijado en Annia que sin saberlo tendría un brazo más de apoyo para su dolor y quizás desistiría de actuar queriendo hacer justicia por mano propia, pero eso se verá mucho después porque hay mucho camino por recorrer todavía