Las horas pasaban y yo no podía sacarme la imagen de Mar con su cuerpo pegado a la espalda de Ale. Sus dedos acariciando su abdomen, sus pechos pegados a su espalda, de solo recordarlo se revolvía mi estomago.
Los días pasaron y después de mi confesión nuestra relación se hizo más distante. Todavía no sabía cómo demostrarle que no estaba jugando con sus sentimientos y que los míos eran verdaderos.
Pero algo de lo que me había dicho aquella tarde había quedado en lo más profundo de mi mente y era que si de verdad quería intentar algo, tenía que alejar a Carolina de mí de una vez por todas. Todavía no sabía cómo hacerlo, pero era una tarea bastante difícil.
El fin de semana llego, era sábado y junto a los chicos íbamos a ir a bailar.
Entre a ducharme cerca de las ocho de la noche y 15 minutos después estaba eligiendo que ponerme.
Quería verme bien, pero tampoco exagerar. Después de revolver todo el closet opte por un Jean n***o, borcegos de cuero, una camiseta blanca y mi chaqueta de cuero.
Sobre las once de la noche estamos con los chicos en la entrada de una de nuestras discotecas favoritas, Land. Había mucha gente haciendo fila, esperando por entrar.
Hemos venidos solos, sin chicas, por lo que esta noche todos podemos disfrutar sin restricciones o al menos eso es lo que creíamos.
Ni bien atravesamos la puerta, la música nos tapona los oídos. Juntos nos dirigimos a la barra, necesitamos coraje liquido, así es como llamamos al alcohol. Por mi lado una simple cerveza es suficiente, al menos para comenzar.
Con el correr de las horas algunos de mis amigos siguen en la barra tomando, otros están bailando en la pista con algunas chicas y yo estoy saliendo al patio trasero a tomar un poco de aire y así poder fumar un cigarrillo tranquilo.
Quince minutos después regreso con el resto y cuando me acerco a la barandilla que separa la pista del bar, siento unas pequeñas manos acariciar mi abdomen por detrás.
Toda la paz que tenía hasta ese momento se fue por el desagüe al voltear y ver quién estaba detrás de mí.
-Hola mi vida- Dice Carolina poniéndose en puntillas de pie para besar mis labios.
-Hola- Contesto con frialdad volviendo a mirar hacia el frente.
Ella se hace un espacio y se coloca a mi mano. Si tengo que ser sincero, se veía guapa con su pollera negra, su musculosa blanca y sus tacones negros. Su cabello iba suelto, caía hacía un costado y lleva su rostro maquillado de tal manera que sus ojos verdes resaltaban.
Sin mucho preámbulo tomo mi mano en la suya y me arrastro a la pista, estaba llena, pero ella se las arreglo para que el resto nos diera un lugar.
Por los altavoces se podía escuchar a Eiffiel 65 con su canción Blue, movíamos nuestros cuerpos al ritmo de la música mientras chocábamos con el resto. Cuando comenzó a sonar Four to the floor, en la parte alta de la disco sobre La zona VIP me pareció ver un rostro conocido.
Perdí de vista cualquier cosa cuando Carolina me tomo el rostro entre sus manos e hizo que baja hasta su altura para posar sus labios en los míos.
Después de varios minutos nos separamos, al alzar la vista pude ver la mirada de Mar viéndonos desde lo alto e inmediatamente un chico un poco más alto que ella pero más bajo que yo la tomo por detrás y poso sus labios en su cuello. Ese beso hizo que sus mejillas se sonrojaran y que mi sangre hirviera.
Así que ese era el idiota con el que salía, ojos claros como los de Caro, pelo castaño claro, delgado, pero con cara de ser arrogante.
Un tirón en mi brazo me saco de la nube en la que estaba, salí del transe y cuando volví mi vista hacía allí no estaba más.
Acaso ¿Lo había imaginado o ella estaba allí con él?
En silencio arrastre a Caro hacía la barra.
-No, sigamos bailando.- Gritaba ella con disgusto.
-No, me canse. Quiero descansar un poco.- Dije sentándome en un taburete.
-Que aburrido eres.- Ella se cruzo de brazos a mi lado.
-Si no te sientes a gusto puedes irte, yo no te traje hasta aquí.- Dije indicándole al barman que me entregara otra cerveza.
-Eres tan arrogante a veces.-
-Pero cuando estás en mi cama no dices lo mismo.- Mencione con disgusto.
-Iré al baño, necesito refrescarme. Estoy muerta de calor. Ahora regreso.- Ella volteo y se perdió entre la gente.
Por mi parte, volví a pararme junto a la barandilla. Ahora me había obsesionado con encontrar su rostro entre la multitud.
De pronto una mano se poso en mi hombro.
-¡Hey! ¿Todo bien?- Dijo Hernán moviendo su cabeza al ritmo de la música con un trago en su mano.
-No lo sé, me pareció ver a Mar.- Hice una pequeña pausa. –Con alguien. –Complete esperando llamar su atención.
-Sí, está aquí. Vino con sus amigas, pero al parecer esta con un idiota- Su cara de asco apareció de inmediato.
-¿Quién es?- Quería intentar averiguar todo lo que pudiera sobre él.
-Adriel se llama o al menos es lo que menciono.- Él también estaba preocupado, podía sentirlo en el tono de su voz.
- ¿Están por aquí?- Dije con curiosidad.
-No, el tipo consiguió entradas para el VIP y la llevo con su grupo. Sus amigas estuvieron un rato con ella y después bajaron, parece que estaban aburridas allí.
Carajo la dejaron sola con ese tipo, ¿Y si le hacía algo? ¿Podía confiar en que Mar se defendiera si eso pasaba?
Ahora mi buena noche se había ido al demonio, me había visto con Caro después de confesarle que me gustaba y besándonos. Encima la tuve que ver en los brazos de ese, peor no podía ir mi noche.
Habían pasado unos minutos, seguíamos mi amigo y yo uno al lado del otro, en silencio, cuando nuevamente apareció en lo alto Mar.
Estaba sola, lucía un vestido n***o pegado a su cuerpo, sus piernas torneadas y blancas resaltaban, los tacones negros le daban el toque perfecto para destacarla del resto. Tenía un trago en su mano, bamboleaba sus caderas de un lado al otro, de a ratos cerraba sus ojos y se dejaba llevar. Así es como la veía yo, allí arriba, como una diva, lejos, inalcanzable para mí.
Mire a mi alrededor y al igual que yo, pude ver como otros hombres la miraban, ella destilando sensualidad y lo peor de todo era que no necesitaba esforzarse para que eso sucediera, ni cuenta se daba de lo que podía provocar en el otro.
Solo uno segundos después su novio apareció por detrás apoyando su pecho contra su espalda, sus manos vagaban por su cadera y sus labios se posaban en su oreja.
De reojo pude notar como las manos de Hernán se aferraban a la barandilla al igual que las mías.
Él era una especie de hermano celoso y yo, bueno yo quería enamorarla. Que otras manos recorrieran su cuerpo, que otros labios tocaran los suyos, que sintiera por alguien más lo que yo quería que sintiera por mí, era lo que me estaba volviendo loco.
En un acto de impulsividad, me separe de mi amigo y me marche hacía otro sitio. No podía soportar ni un segundo más verla coquetear con él.
De camino al patio exterior, me encontré con su amiga y no pude evitar confrontarla.
-¡Hey Noe!- Dije en voz alta casi gritando.
-¿Ezequiel?- Ella me miraba confundida ya que jamás habíamos hablado.
-¿Has venido con Mar?
-Sí, ella está con su novio ahora.-
-¿Por qué la has dejado sola?- Ella abrió sus ojos como plato pero me enfrento.
-¿Y a ti que más te da? ¿Cuál es tu problema?- Escupió con furia.
-¿Sabes quién es? ¿Lo conoces? ¿Y si le hace algo? ¿Es que acaso no se supone que entre amigas se apoyan?
-¿Qué dic…? Oh ya sé que está sucediendo, estas enamorado de ella.- Dijo con asombro
-¿Qué? No, no lo estoy.- El calor recorrió mis mejillas delatándome.
.Sí, estas celoso. Lo siento, pero tu cara te ha delatado. Te has sonrojado.- Intente librarme de esta situación embarazosa.
-Es que aquí hace mucho calor.- Solté y seguí avanzando hacía el patio antes de que me pusiera aun mas en evidencia.