Reencuentro

450 Words
Había pasado una semana de que la vi por primera vez, no volví a encontrarla desde aquel día. Era raro, intente buscarla pero nunca tuve la oportunidad de cruzarla. Sabía que éramos de ambientes diferentes, pero por alguna extraña razón mi corazón y mi mente no lo entendían. Esa tarde estaba sentado otra vez en la esquina, pero esta vez sin Hernán, cuando nuevamente la vi. Ella aun conservaba la ropa de su escuela, pollera gris, camisa blanca, corbata gris, sweater verde, medias del mismo color y zapatos marrones. Su cabello caía en uno de sus costados y no iba sola. Pude divisarla a lo lejos, iba tomada del brazo con una amiga. Ella estaba concentrada metida en medio de una conversación cuando levanto su vista y pudo verme. A lo lejos, sus gestos me indicaron que posiblemente yo también le gustaba. No pude leer sus labios, pero al cabo de unos segundos su amiga desvió su mirada y también fijo sus ojos en los míos. Pude ver una tenue sonrisa en sus labios cuando esta le menciono algo, pero inmediatamente bajo su mirada al nivel del suelo y me prohibió el hecho de admirar sus bellos ojos. Al pasar a unos metros de mi no pude evitar silbarle, en ese instante fue lo único que paso por mi mente. Ella se ruborizo y sonrió nerviosamente. Ese simple gesto hizo que mi corazón diera un vuelco, fue como si mi ritmo cardiaco hubiese aumentado. Sé que tenía prohibido poner mis ojos en ella, pero mis sentimientos no entendían de reglas y querían ir más allá de cualquier advertencia. Claro su primo me conocía a la perfección y a esa edad estaba con las hormonas alborotadas y quería estar con cualquier chica. Pero este caso era diferente, podía sentirlo dentro de mí. Tenía suerte de ser algo atractivo y en ese entonces todas las chicas querían acercase a unos de los chicos más populares y yo era uno de ellos. En cambio ella era todo lo contrario a mí, introvertida y siempre intentaba no llamar la atención. -¿Te gusta de verdad? Pronuncio uno de mis amigos, Tato. -No sabes cuánto. Conteste sinceramente, con él podía hablarlo sin medirme. -¿Sabes que si Hernán se entera te va a cortar el amigo no? -No lo hará, esto solo sucederá cuando él no esté presente. -No cambias, cuando más te lo prohíben mas te atrae. Comento negando con su cabeza. Lo que ellos no comprendían es que para mí no era un maldito juego. Lo que sentía era realmente fuerte. Y si… pensaran que a los 13 esto era algo pasajero pero no, estos sentimientos se extendieron por largos años.
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