Capitulo III

901 Words
—  Entiendo que es poco conveniente un enlace y más aún con la muerte precipitada de su padre, pero no tengo intención de prolongar el compromiso por más de un año, hasta que usted  levante su luto. —Mi Lord, es un tanto apresurado y la sociedad puede pensar que me caso por otra razón. —Estoy consciente de la situación, pero si lo que le preocupa son las habladurías, estás cesarán. Además no tengo intención de ir a Londres salvo que así lo desee. Ana, se quedó callada, ya que hace muchos años no iba a Londres, y que no había sido presentada en sociedad. Sin embargo, seguía pensando que un matrimonio tan rápido era algo inapropiado. —Mi Lord, deberíamos esperar, somos aún personas jóvenes que tienen toda una vida por delante. Essex se puso sombrío y rígido, era como si una punzada le atravesara el cuerpo. —No tengo intención de esperar más, estoy determinado a casarme con usted. Ana, no sólo había aceptado el compromiso, sino también la fecha  de matrimonio que sería en tres meses, no pudiendo objetar  la determinación del Duque. El Duque de Essex, se retiró del lugar, y en cuanto abandono aquel salón,  Ana llamó a Lucrecia para comentarle lo acaecido. Ésta se alegró, mientras la observaba con cierta inquietud, sin embargo asintió con la cabeza por la buena noticia. Por otro lado, mientras  Essex caminaba pensó en  que pudo haber sido un tanto egoísta. Sin embargo, no podía permitirse esperar un año, tiempo que no tenía. Por primera vez en muchos años sintió la necesidad de brindar protección. Sí bien, no estaba enamorado, sabía que ese sentimiento pronto nacería  debido a que Ana parecía una mujer fácil de amar. Durante el trayecto, Essex tocó su nariz y sintió una sensación fría, era sangre que brotaba a borbotones,   meses antes esa situación no le hubiera preocupado  pero con el diagnóstico de muerte que le dió el Doctor, se sintió aterrado e hizo una breve pausa antes de seguir su camino.  -------- —Walker, reacciona. —¿Dónde estoy? —En un hotel, pero no puedes quedarte mucho tiempo, la policía te está buscando por todo París. — Fue un accidente ¡Maldita sea! — Te advertí, que no te metieras con  Adele. —Lo sé, pero es muy buena en lo que hace— sujetándose la cabeza —Tenemos poco tiempo, y tengo el escondite perfecto. ---- Las semanas pasaron, y los lazos entre Essex y Ana se hacían cada vez más fuertes, las visitas se hicieron algo cotidiano. No tardarían mucho en ser cómplices, amigos y muy pronto amantes. Una tarde, Ana y  Essex decidieron caminar por sus tierras, en compañía de Lucrecia, quien los vigilaba sigilosamente, sin embargo, particularmente aquella tarde, Essex estaba muy perspicaz y bastante misterioso. –Damas, les propongo que hagamos un juego, para que la tarde sea más entretenida... Usted señora Lucrecia será la que llevé el conteo, mientras Ana y yo buscamos un escondite— arqueando la ceja. -—Usted es muy astuta y nos encontrará enseguida— exclamó. —No es necesario tanto elogio— sonrojándose. Por otro lado, Ana sonría de forma tonta, aquel juego le parecía de lo más divertido, no sólo porque podría estar a solas con Essex, sino porque la imagen de la Señora Lucrecia buscándolos que era de lo más graciosa. — Esta bien, vayan.. verán que los encontraré muy rápidamente— exclamó con voz enérgica. Essex tomó la mano de Ana. —¿Lista?. —Claro que sí. —Corre. Ambos corrieron tanto, que desaparecieron entre los arbustos. Essex se detuvo un momento, como si tratará de ubicar algún lugar. —Vamos por aquí. Ana, siguió a John sin cuestionamiento alguno, no importaba donde fueran al cielo o al infierno, daba igual mientras permaneciera con él. Pero el clima estaba desmejorado y el viento soplaba con mucha intensidad, por lo que Essex pidió a Ana apresurar el paso, cuando los pasos se hacían más intensos se detuvieron en una pequeña casa. —¿Donde estamos?— preguntó curiosa — Estamos en mi escondite secreto, mi lugar preferido... y de Alexander. — Nunca vi este lugar, conoces muy bien la región,  por cierto ¿Quien es Alexander?— preguntó Ana —Es mi hermano, a quién no veo hace bastante tiempo— recalcó. —Solíamos escondernos de mi madre y de Lucy, mi institutriz.... Me trae tantos recuerdos... Tiempos muy felices— suspiró. Ana estaba demasiado inquieta— No quiero oírme aguafiestas, pero no podemos quedarnos mucho tiempo,   la Señora Lucrecia  se preocupará y me regañara bastante cuando volvamos. — No te angusties, sólo será un momento, ¿entramos? Una vez adentro, Ana miró con detenimiento cada rincón, tratando de imaginar a Essex y a su hermano. Aquellos dos seguramente eran unos diablillos, y a más de uno hicieron perder la paciencia, sonriendo. — Ana, acércate... siéntate aquí— enfatizó. — Estoy un poco nerviosa, este... No deberíamos estar solos— puntualizó. Essex sonrió. —No tengas miedo, sólo quiero tenerte un instante para mí. Tomó la mano  de Ana y con movimientos delicados la acercó  para que se sentará a su lado. Ella hizo caso y se sentó junto a él girando su cabeza para mirarlo directamente a los ojos, lentamente sus labios se juntaron rozándose suavemente,   Ana sintió placer de tener esa boca tan cerca. Sin embargo, algo dentro de ella le advertía que no era correcto. Lamentablemente, sus piernas,  no respondían se habían doblegado a la pasión  vibrante y excitante del lugar. Essex,  prosiguió con lo suyo,  la envolvió entre sus brazos y fue bajando lentamente hacia los pecho de Ana llenándolos con besos y caricias que difícilmente podía negarse. La ojiazul, comenzó a llevarse por el momento, acarició  el cuello y los hombros, hasta que un arrebato comenzó a desabrochar la camisa de Essex, deseando poder acariciar ese pecho desnudo.
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