—Bien, es hora de revisar el contrato —dijo el hombre con firmeza.
Los ojos de Virginia le miraron con intriga, ese documento parecía tener muchas hojas.
—¡Eso parece una biblia! ¿Me casaré con usted o con el príncipe de Inglaterra? —exclamó
—Compórtate —sentenció
Ella se quedó callada.
El hombre le mostró el contrato.
—Te explicaré el contrato; nos referimos a nosotros mismos como parte A y parte B.
—¿Parte A y B? —exclamó embrollada
—Tú serás la parte A, y yo la B.
Ella le miró confusa.
—¿Y por qué no puedo ser yo la B? —dijo con duda.
—Basta, concéntrate, Virginia —sentenció el hombre
Ella lanzó un suspiro. Él prosiguió,
—Parte A y parte B han convenido celebrar un contrato de matrimonio bajo las siguientes cláusulas:
Uno. La parte A firmará un documento donde renunci
