En este momento, tenía al mismísimo Austin Evans, frente a mis ojos.
¿Recuerdan cuando dije que ya no sentía nada por él?
Pues me equivoqué.
Mis piernas comenzaron a temblar, pero me vi obligada a tranquilizarme y parecer lo más dura posible.
Al igual que todos, él estaba bastante cambiado. Se ve mucho mayor que la ultima vez que lo ví, tiene barba de varios días y eso lo hace ver atractivo.
Aún no podía creer que la persona parada frente a mí, es la misma persona de la que me enamoré perdidamente, la persona que me traicionó, la que causa miles de sensaciones agradables en todo mi ser, pero a la vez, causa una gran decepción y vacío en mi pecho.
Esto no me está gustando para nada.
Luego que dijera su nombre, busqué torpemente en todas las carpetas su nombre y la encontré casi de última.
La abro y leo un par de cosas, lo que más llamó mi atención fue su estado civil. Casado.
Algo en mi estómago se revuelve y se siente terrible. Trato de disimular todo lo que he sentido hasta ahora y actúo normal.
Como si no lo conociera.
-Ok, Sr. Evans. Aquí dice que estudió administración ¿Se siente con la suficiente capacidad de administrar una empresa tan importante? -pregunté leyendo lo más importante de su hoja de vida.
Hubo un silencio por largos segundos.
-Eh, sí tengo conocimiento en la administración. -dijo nervioso. Lo miré y pude notar una pequeña capa de sudor en su frente, creo que está nervioso.
-Esa no fue mi pregunta. -traga saliva sonoramente. Esta situación me estaba causando tanta gracia, que podría seguir toda la tarde.
-Sí. Estoy seguro que si. -vuelvo mi vista a las hojas, para seguir inspeccionando su hija de vida.
-De acuerdo ¿Por qué quiere el trabajo? -dije sin mirarlo.
-Pues, me gradúe hace poco, necesito el trabajo y por otro lado me encantaría administrar una empresa tan importante como lo es Jolie Collection.
"Necesito el trabajo" claro que lo necesita, lo necesita para su hijo y su esposa.
Bueno y eso que te importa, Julieth.
-Ok. -anoté su respuesta en una libreta y seguí con las preguntas. -¿Edad? -pregunté como si no lo supiera.
-24. -respondió casi de inmediato.
-¿No es muy joven para administrar una empresa tan importante y famosa como ésta? -entrelacé mis dedos y reposé mi barbilla encima ellos, lo escudriñé con la mirada, esperando una buena respuesta de su parte.
-Y usted ¿No es muy joven para ser la vicepresidenta de una empresa tan importante y famosa como ésta? -levanté una de mis cejas y bajé mis manos al escritorio sin desenlazar mis dedos.
-Buen punto. -él sonrió victorioso, cómo si hubiese dicho la cosa más inteligente de su vida. -Bien, Sr. Austin nosotros lo llamaremos.
-¿Es todo? -asentí, mirándolo con el ceño fruncido por su pregunta. -Yo no confío en el "nosotros lo llamaremos".
-Yo no confío en ti. -Murmuré apartando mi vista, había sido más para mi misma, pero él me ha escuchado.
-¿Qué? O sea, que esto no se trata de mi carrera o lo que puedo aportar para esta empresa. Ya esto es personal. -suspiró. Abrió la boca para hablar pero de inmediato la cerró. Yo solo lo miraba esperando que dijera algo más. -Dame una semana de prueba. -Suplicó, después de batallar con su mente por varios segundos.
-¿Por qué debería hacerlo?
-Oh vamos Julieth, soy bueno en esto y creo que ya te has dado cuenta por mi hoja de vida. -y era cierto, tenía recomendaciones de empresas importantes. -No seas cruel conmigo. Se que me tienes rencor, pero esto no solucionará nada, sé profesional. -vagos recuerdos de la última vez que lo vi en mi fiesta en la playa pasan por mi mente.
Aunque me cueste aceptarlo, él tenía razón, no estaba siendo profesional. Además, esto de las entrevistas me estaba cansando.
Descuelgo el teléfono y presiono la tecla cero.
-Abby, ya tenemos un administrador, por favor haz que se retiren los demás. Ah y trae el contrato. Gracias.
-Gracias. -me sonrió y algo dentro de mi se revolvió con solo ver su perfecta sonrisa, que hacía muchos años no veía. Soy una jodida tonta, es obvio que él ya no siente nada por mí. Sacudo mi cabeza y lleno unos papeles con información de Austin. -Oye. -lo miro. -Crees que podamos hablar.
-Adelante. -vuelvo mi atención a los papeles.
-Aquí no, podem... -los toques en la puerta lo interrumpieron.
-Pasa Abby.
-Con permiso. Aquí tiene el contrato, Julieth. -me extendió unos papeles, el contrato de Austin.
-Gracias. Ya te puedes retirar. -Sonreí amable. -Bien, este es tu contrato, si gustas leerlo detalladamente, luego solo firma ms acá abajo y estas contratado.
Él se acercó y firmó sin ni siquiera leer una línea del contrato.
Podía estar vendiéndole el alma al diablo y él ni cuenta se daba.
-Julieth ¿Crees que podamos quedar? Y así conversar mejor.
-Mañana en el descanso, búscame si estas muy interesado. -asintió con una leve sonrisa que sentí tan sincera. -Bien ya puedes retirarte, aquí está el horario.
-Gracias, hasta mañana. Julieth.
-Adiós. -caminó hasta la puerta y antes de salir se volteó hacia mi.
-Julieth. -lo miré y esperé que hablara. -Te he echado mucho de menos. -sonrió una vez más y salió de mi oficina.
Mierda.
.
.
-¿Alguna duda? -pregunté a todo el personal en la reunión, estaba dando instrucciones a todos para comenzar las labores. Al no obtener respuesta alguna, hablé. -Bien, ya pueden comenzar, si tienen una pregunta pasen por mi oficina.
Sin más que decir, salgo de la sala de conferencias rumbo a mi oficina.
Lucia ya me había mandado varios trabajos para el siguiente proyecto.
Comienzo a trabajar con algunos diseños pero unos toques en la puerta, me interrumpen.
-Adelante. -al principio pienso que es mi secretaria, pero esfumo esa idea al ver Austin entrando por la puerta.
-Buenos días. -Saludó sonriente.
Definitivamente, trabajar cerca de él iba a ser complicado, pero debía ser profesional ante todo, ahora es mi empleado y nada más.
-Buen día ¿Qué se le ofrece? ¿Tiene alguna duda? - pregunté apartando la mirada de él y buscando cualquier cosa en mis papeles, me era difícil observarle y no recordar nuestro pasado.
-Eh, sí, algo así. -suspiró pesadamente y parecía tener una batalla interna, ya que no habló sino después de varios segundos que se me hicieron eternos. -¿Quieres almorzar conmigo? -vaya que no me lo esperaba. Lo miro pensando que es una broma, pero su cara demuestra todo lo contrario. Suspiro.
-Ok. Pero como te dije ayer, si estás realmente interesado búscame, ahora estoy muy ocupada. -no puedo creer que haya aceptado y esperaba no arrepentirme. Su sonrisa es tan grande que ya me estaba asustando.
-Genial, paso al mediodía por ti. Seguiré con mi trabajo.
-De acuerdo. -dije sin más, tampoco le iba a sacar conversación a la persona que me causó tanto daño, caminó hasta la puerta y se fué.
Sin duda alguna, trabajar cerca de él será muy difícil.
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Faltaba poco para las doce y yo estaba más que nerviosa, pues sabía lo que me esperaba.
¿Qué querrá hablar conmigo?
Ni siquiera me pude concentrar en mi trabajo y eso me frustraba, tenía que poner toda mi atención en el nuevo proyecto y sólo pensaba en Austin.
A cada rato veo la hora
¿Por qué acepté?
Trágame Tierra.
Tocan la puerta y yo me pongo alerta, j***r, llegó puntual, peino mi cabello con mis manos casi por inercia, a pesar que sabía que estaba bien arreglado.
-Adelante. -dije después de tomar un largo respiro y preparándome mentalmente para lo que venía ahora.
Inhala, exhala. No te mueras aún.
Un sonriente Austin aparece en la puerta ¿Por qué siempre está sonriendo? quería corresponder, pero no lo haré.
-Llegue puntual ¿Lista? -pregunta cuando está cerca de mi escritorio.
-Si, déjame guardar unas carpetas. - Qué carpetas ni que demonios, cuando vuelva las necesitaré, guardo una carpeta con mis manos temblorosas, sólo esperaba que no se diera cuenta lo nerviosa que estaba ante su presencia. -Ahora sí, lista.
-Me informaron que en la terraza hay un restaurante ¿Quieres ir ahí o a otro lugar?
-Está bien en el restaurante de acá.
-De acuerdo. -Miré a Austin, se veía un poco confundido y desesperado como si no supiera que hacer, reprimí una carcajada y empecé a caminar hacia el ascensor seguido de Austin.
El silencio reinaba de camino al restaurante. Acepto que estaba nerviosa pero a diferencia de Austin yo lo disimulaba mejor.
Pasaba sus manos por su cabello desordenándolo una y otra vez y movía sus dedos nervioso.
Pobre chico.
El ascensor se abrió y salimos en busca de una mesa libre, lo cuál no fue tan difícil.
Pedimos nuestras comidas al mesero y volvimos a quedar en silencio, uno muy incómodo, en realidad.
Yo no hablaré, él dijo que quería hablar conmigo así que esperaré a que hable.
Poco tiempo después se digna a hablar.
-Y ¿Cómo has estado? -¿en serio? ¿No se le pudo ocurrir otra pregunta?
-Bien, bien. ¿Tú?
-No tan bien como a ti, pero no me quejo. -asentí. No estaba segura de la pregunta que iba a hacer pero qué mas da.
-Y ¿Tu familia? - luego de esas palabras se me forma un terrible nudo en la garganta, soy una masoquista, lo sé, desvío mi mirada a cualquier otra parte del lugar, no quería tener contacto visual con él.
-Bien, mi padre un poco enfermo pero nada grave. -Oh Dios mío, no entendió mi pregunta o está disimulando.
-No me refería a esa familia. -siento la tensión en el ambiente y el silencio vuelve a reinar. Él baja su mirada y luego la cruza con la mía. El brillo que tenía hace poco se ha esfumado y eso me da a entender que no es del todo feliz como yo pensaba. Suspira pesadamente y habla.
-Yo. Pues. Se siente genial ser papá pero. -guardó silencio por unos segundos. -Pero no es como yo pensaba, sabes. -esta vez él fue quién desvío la mirada, mientras yo lo miraba atentamente. -Fuese increíble, genial, hermoso y perfecto si mi hijo fuera de la mujer que amo. -me miró fijamente a los ojos y mi alocado corazón latió rápidamente como lo ha hecho desde que lo volví a ver.
Nos quedamos de nuevo en un silencio incómodo, pero el mesonero llegó para salvar el día y traernos la comida.
Mientras comía no dejaba de pensar en las palabras de Austin. No es feliz del todo, pero no hay nada que yo pueda hacer.
-¿Y cómo lograste el puesto de vicepresidenta? -preguntó luego de tragar su bocado.
-Estudiando, buenas calificaciones y esmerándome en mi trabajo.
-Oh, pero claro. Hablamos de Julieth la cerebrito Salvatore. -eso me hizo recordar cuando estábamos en la preparatoria y él solía molestarme por ser la nerd.
Malos recuerdos
-Sigo siendo una "nerd"- dije haciendo comillas con mis dedos. No pude evitar reír por mi comentario y Austin me mostró una sonrisa sincera.
-Sí, aún amo tu sonrisa. -El calor subió de pronto a mis mejillas y es inevitable no sentirme nerviosa. No digo nada, ignoro por completo lo que acababa de decirme y sólo sigo comiendo y Austin me imita sintiendo la incomodidad de su comentario. -Julieth, quiero pedirte algo.
Lo miró, espero que no sea lo que estoy pensando, me pedirá ser su amante. Oh, no, no, no, no. ¡No! Eso si que no.
-Dime. -Digo esfumando esas ideas locas de mi cabeza y luego doy bocado de comida. Él suspira.
-Quiero que conozcas a mi hijo. -suelta sin más y de la sorpresa me atoro con el pollo que estaba triturando con mis dientes.
Esto es mucho peor que ser su amante.
¿Acaso se ha vuelto loco?
Sólo tengo que rechazar su descabellada oferta, estaba loco, de sólo imaginarme a mi junto con su hijo me daba escalofríos y no lo digo en mal plan, pero no era buena idea.
Recupero el aliento y lo miro a sus ojos azules, lista para mi rotundo no.
-Si claro, encantada.
Maldición.
Soy una idiota.