Toco la puerta de madera un par de veces con mis nudillos y escucho pisadas apresuradas aproximándose, esto es una locura, la puerta se abre dejando ver a un Austin muy bien vestido.
-Julieth, viniste. -Me sonrió ampliamente.
-Pues en eso quedamos. -dije sin corresponder su sonrisa.
-Sí, claro. Pero pasa, estás en tu casa. -entro a la sala de estar, que tenía años sin ver y por mi mente pasan recuerdos fugaces. -Espera un momento, llamaré a Liam. -dice y se va escaleras arriba.
Pero que alguien me diga que hago aquí, esto no es mas que una locura.
¿Por qué siquiera vine?
Pude quedarme en mi casa viendo películas o hablando con Alfred.
Pero no, en vez de eso estoy en esta casa, esperando conocer al hijo de Austin.
En serio, no sé por que acepte.
Escucho unos murmullos y luego unos pasos en la escalera.
Ahí vienen, por Dios.
Actúa normal, Julieth.
Austin llega al piso de abajo tomado de la mano de un niño pequeño, que al parecer, es Liam.
-Saluda. -le susurró Austin al pequeño.
-Hola. -dijo tímido mientras se escondía detrás de Austin. Ay, pero que niño tan adorable.
No hacía falta detallarlo para saber que Sophie no mentía al decir que no se parecen en nada.
-Hola pequeño ¿Cómo te llamas? -me agaché para estar a su altura. No, no se parece en nada a Austin, ni a ningún m*****o de la familia.
-Soy Liam. -dijo sin mirarme y apenas le escuché por lo bajo que salió su voz.
-Me llamo, Julieth. Y soy una vieja amiga de tu papá y tu tía Sophie. -su vista viajo de mi hacia Austin. -Es tímido ¿No es así? -pregunté, aunque era lo más obvio del mundo.
-Oh, sí que lo es. Pero cuando se siente en confianza no queda ni rastro de su timidez. -reí imaginando un niño dejando un desastre a su paso.
-Papá, eso no es cierto. -le murmuró el pequeño. Un escalofríos recorrió por mi columna al escucharlo decir papá. -¿Dónde está mi mamá?
Otro escalofrío, en menos de un minuto.
-Está con sus amigas.
-¿De nuevo? ¿Prefiere pasar tiempo con sus amigas que conmigo? Ella no me quiere, nunca está conmigo. -sus ojos se cristalizaron y no hubo nada más que me doliera en el pecho que escucharlo decir aquello. Éste niño es muy inteligente, no me lo esperaba.
-Pequeño, si te quiere solo que. -no sabia que decirle al pobre niño. -Está con sus amigas para contarles el maravilloso hijo que tiene.
-¿De verdad? -preguntó Liam alegre y limpiando una lágrima que había escapado de su ojo derecho.
-Por supuesto que sí pequeño. Ahora, vamos por un helado ¿Te parece? - él asintió repetidas veces, ahora se le veía muy animado. -Busca tu abrigo y vamos. -Liam corrió escaleras arriba con una gran sonrisa. -No corras, ten cuidado con las escaleras.
-Wow, eres, eres un buen padre, es admirable. -dije con toda la sinceridad, él sonrió de medio lado.
-Pues sí, al principio no sabía qué hacer pero con el tiempo aprendí, no es fácil ser padre tan joven.
-¿Y Bella? Al parecer no pasa mucho tiempo con Liam.
-Es así. No le presta atención, solo lo ve en las noches cuando llega de donde sus amigas y no lo trata muy bien que digamos.
Eso era tan terrible, que me daba pena que a ese niño tan maravilloso le tocará una madre como Bella.
-Ya estoy listo papá.
-Te pusiste el abrigo al revés. Ven y te lo arreglo. -sonreí con ternura al ver esa escena. -Listo campeón. Julieth ¿Nos acompañas?
-¿Eh? ¿yo? -a duras penas acepté venir aquí y ahora me invitaba a pasear con su hijo.
-Qué otra Julieth hay aquí. Vamos sólo un helado. -su labio inferior se dobló en modo de súplica. Qué lindo.
-Está bien, vamos.
Cada vez estoy más loca.
Caminamos hasta el auto de Austin, donde yo me subí en el puesto de copiloto y el pequeño Liam, atrás.
Llegamos a una heladería cerca de un parque.
-¡Yo quiero de cocholate! -gritó el niño mientras daba pequeños saltos, su emoción por comer helado era más que evidente y eso me enterneció.
-Que sean dos. -digo sonriendo al ver al pequeño tan alegre.
-Entonces tres. -dijo Austin haciendo el pedido. Busqué el dinero en mi cartera para pagar los helados. -¿Qué haces?
-Busco el dinero para pagar. -digo obvia.
-No, no, no, no de ninguna manera, yo pagaré. -pongo los ojos en blanco.
-Aunque sea el mío. -suplico.
-Esta bien, busca el dinero. -sonrío y sigo con mi búsqueda en mi bolsa.
-Gracias por su compra.
-Gracias a usted. -escuché la voz de Austin, levanto la mirada y él me extiende uno de los helados. -Eres muy lenta. De nada. -me guiñó un ojo y sentí mis mejillas arder.
Quería reclamarle por adelantarse, pero no quería discutir sobre ello al frente de Liam, así que sólo me tragué mis palabras.
-Gracias. -Murmuré.
Nos sentamos en unas bancas en el parque mientras comíamos nuestros helados.
-Papá ¿Por qué mi mamá no sale a comer helados con nosotros? - preguntó el pequeño. Me sentía mal por el niño. Por alguna razón me recuerda cuando mi madre nos abandonó, es el peor sentimiento que pueda existir.
-Ella tiene. Eh. Está ocupada. En. Trabajando. -mintió Austin.
-¿Trabaja con las amigas?
-Así es. - vuelve a mentir. -¿Quieres ir al columpio? -preguntó en un intento por desviar el tema, el pequeño asintió. -Termina tu helado y vas, tienes mi permiso.
Pobre pequeño. No merece eso.
Debería tener una madre que estuviera para él cuando lo necesitase, una madre a la cuál no echara de menos, ni mucho menos se preguntase el por qué no pasaba tiempo con él.
Cuando Liam terminó de comer su helado, se fue a jugar mientras Austin y yo hablábamos de trivialidades.
-¿Puedo hacerte una pregunta? -preguntó Austin.
-Ya la estás haciendo. -él me mira serio y es inevitable no reír. -Vale, pregúntame.
- Primero te diré unas cosas. Quizá te parezca extraño que te invité a conocer a mi hijo, pero para mi significa mucho. -lo miro sin entender. No sé a qué viene todo esto. -Hace tiempo he estado dudando de mi paternidad, todos dicen que Liam no se parece a mi y creo que es cierto. La pregunta es ¿Tú crees que Liam sea mi hijo?
Lo miro con el ceño fruncido ¿Por qué me lo pregunta a mi? Esto es incómodo.
¿Le digo la verdad?
Por supuesto.
-Pues, la verdad. No le veo ningún parecido. Absolutamente nada. Pero en realidad no sé. Si tanto dudas, hazte una prueba de ADN.
-Tienes razón. Solo quería saber tu opinión, es muy importante para mi. Puedo hacerte otra pregunta. -asiento con mi cabeza y termino el helado. -Si en realidad Liam no es mi hijo ¿Tú lo intentarías de nuevo conmigo?
Esa pregunta me cayó como un balde de agua fría.
Dios mio, esto no es cierto.
¿Que le digo?
-Tienes esposa. -respondo sin pensarlo.
-Eso no sería problema si resulta que no soy padre de Liam.
Joder, me ha dejado callada.
-Pues, dejemos que el tiempo lo decida. -esto me tiene tan desconcentrada que no sé lo que digo.
Austin sonríe entusiasmado.
-Julieth. -me llama Austin y lo miro directo a los ojos.
-¿Si? -una perfecta sonrisa se dibujó en su rostro y mi corazón se aceleró tanto, que podía escucharse por todo el lugar.
-Aun te amo.
.
.
Ya es fin de semana, y estoy feliz porque no hay trabajo.
Mi plan es quedarme todo el día en pijama viendo películas románticas o quizá alguna de terror, pero no todo es color rosa.
Sophie ha llegado a mi casa a las cinco de la tarde, diciendo que iremos a un antro, sin pedir mi opinión, iríamos sí o sí.
Cómo extrañaba a esta chica.
-Qué tal esto. Se te debe ver tremendamente sexy ¡Pruébatelo ya mismo! Me estás sacando de quicio. -Reí ante lo graciosa que se ve mi amiga desesperada porque aún no me decido que poner.
En realidad esto de diseñadora de modas me ha hecho tener mejores gusto y estar inconforme con muchas prendas de vestir.
-Bien, bien. Si no me gusta esto me pondré el vestido n***o con plateado. -El vestuario consistía en un crop top blanco y una falda de flores que me llegaba a la mitad de los muslos, muy juvenil, pero tampoco vestiría como una señora de treinta y tantos años. ─Me gusta, no me veo como una ramera, aunque es un poco juvenil ¿Qué tal? -le pregunto a Sophie que seguía buscando en mi armario.

Volteó a verme y sonrió ampliamente con el resultado.
-Eso te queda súper sexy. Dios, qué cuerpo. -la miré con cara de ¡No me jodas!
-Sí, mucho bla, bla, bla. Ahora me faltan unos zapatos.
-Problema resuelto. -Giró de nuevo a mi armario y sacó unos tacos que ni siquiera sabía que tenía color fucsia. Me los coloqué y me miré en el espejo. Bien, no se veía tan mal.
Además, no iba a una gran fiesta. Iba a un antro.
Ya qué.
-¿Sabes? Mi plan era quedarme como una morsa en casa viendo películas.
-No todo es perfecto en esta vida. -dijo encogiéndose de hombros, me guiño un ojo. ─ ¿Necesitas ayuda con tu cabello?
-No, yo puedo sola.
Planché mi cabello y me maquillé no muy exagerado; mascara para pestañas, delineador y labial rojo suave.
-Lista para ir a bailar. -dije tomando mi cartera y mi teléfono.
Llegamos a un lugar que estaba lleno de personas a sus alrededores un guardia en la puerta y a su izquierda había una inmensa fila de personas esperando por entrar.
No recordaba lo que era estar en un antro.
- Sophie, ni loca haré esa fila. –dije sorprendida, en serio es demasiada gente.
- Concuerdo con mi hermana, mejor vamos a otro lugar. –habló mi hermano a mi lado.
- Hagan silencio y observen. –Sophie bajó del auto seguido de mi hermano y por último, yo.
Ésta mujer está cada vez más loca.
Se acercó al guardia, le dijo un par de cosas al oído el guardia asintió sonriendo. Ella hizo una seña con la mano para que nos acercáramos y eso hicimos.
- Ellos vienen conmigo, Tom. - él asintió y nos dejó pasar, ganándonos varios gritos de las personas que esperaban.
- Saluda a tu papá de mi parte. -dijo Tom cuando estaba a punto de cerrar la puerta.
- Con gusto. - sonrió y entramos al antro.
Si afuera había muchas personas, aquí adentro era el doble.
Caminamos como pudimos hasta la barra, que por suerte no estaba tan llena.
Pedí un ron con coca-cola.
-Hey ¿Desde cuándo bebes ron? -preguntó mi hermano gritando por encima de la música que sonaba en todo el lugar.
-Ay, no seas tonto ya soy mayor y tomo lo que quiera. -le guiñé un ojo y giré a ver a las personas bailando.
-Alfred y yo vamos a bailar, no te muevas de aquí. - rodee los ojos tomando un sorbo de mi bebida.
Siempre es lo mismo. Debí quedarme en casa viendo películas.
Sí, hubiese sido una mejor idea, que estar sola rodeada de personas que ni conocía.
-¿Qué hace una señorita tan linda como usted aquí tan sola? - me susurró una voz masculina al oído. Sabia de quien era esa voz.
Me giré sonriendo encontrándome con el rostro sonriente de Matt.
-¡Matt! Qué sorpresa ¿Qué haces aquí? -pregunté en cuanto lo abracé.
-Sophie me invitó, así que aquí estoy. -Esa mujer, es todo un caso, ahora entendía porque tanta insistencia que yo viniera. -¿Quieres bailar? Te noto aburrida. Por cierto, estás muy hermosa.
-Gracias. -dije sonrojándome. - Y claro. Vamos. -lo tomé de la mano y caminamos a la pista de baile.
Bailamos lo que yo calculo como una hora, no sé cómo aguante mis zapatos tanto tiempo, mis pies estaban rogando porque quitara los tacos.
-Oye. -habló Matt, después de un buen tiempo. -¿Quieres salir conmigo, como algo más que amigos? - no sabía que decir, en realidad no esperaba eso, para nada.
Matt es un buen amigo.
Desde que lo conozco ha querido salir conmigo, pero mi mente pensaba en otra persona, no estaba segura de estar preparada para tener una relación o siquiera para salir con alguien. Aunque debería darle la oportunidad a Matt.
-Sí, claro. -respondí mirándolo.
Espero que esto no sea una mala idea.