Llegamos al piso donde estaba Eden -¡Emma! –Escuché la voz insolente de Eric detrás de nosotros. Me detuve -Señor Butler, puede pasar a la oficina de Eden, para verificar pautas respecto a la transacción –Extendí mi mano para estrecharla, a manera de que se hiciera oficial el trato. Butler correspondió, y se adentró al lugar, justo a tiempo. Me giré para tener a Eric frente a mí. Sus ojos ya no se asemejaban a los carismáticos, inocentes y juguetones que recordaba; de aquel niño con el que me divertía, con el que compartía, molestaba y peleaba ya no quedaba rastro. El hombre en el que se había convertido lucía físicamente como mi padre; a excepción de su mirada, en la que se detectaba la tristeza, la amargura y el rencor. -¿Qué haces aquí? ¿Por qué regresaste? –No disimuló su coraje; la