Narra Eliot. Para cuando llegué a casa, había sacado a Vanessa de mi mente y en cambio, me enfoqué en ser un padre para mi dulce hija. —Papá, papá—gritó Marcela mientras corría hacia mí cuando entré en nuestro casa. —Mi princesa— la recogí y la llevé a la cocina donde su abuela estaba preparando la cena. — Gracias por cubrirme hoy—le dije a Carmen mientras miraba por encima de su hombro para ver qué estaba haciendo para la cena. —Sabes que nunca es un problema cuidar de mi nieta—sirvió tres platos de espagueti. —¿Jaime no viene?—pregunté por su esposo. —Es la noche de pokar—me entregó un plato y luego llevó el suyo y el de Marcela la mesa del comedor. —¿Como se dice espagueti en francés?—preguntó mi hija una vez que estuvo en su asiento. —No sé—respondí. —Marcela está encantada c