Capítulo I
Narra Vanessa.
Decidí hacerle una visita sorpresa a Alex, mi novio. Giré el pomo de la puerta. La mirada en su rostro no tendrá precio o al menos eso es lo que pensé antes de abrir la puerta de un empujón, asimilando la imagen mental que se me estaba presentando. Esto no es real. Alex no me haría esto. Parpadeando un par de veces, observé como mi novio agarró el cabello de una morena que le esta haciendo un oral ¿Cómo pudo hacerme esto?
—¡No puede ser!—exclamé, ni siquiera reconozco mi propia voz—.Tú, mentiroso, pedazo de basura.
Él me miró, mientras los ojos de la chica se agrandaron en estado de shock. Ella finalmente tiene suficiente sentido común para quitar su boca del pene de Alex. El color desaparece del rostro de mi novio cuando me mira a los ojos y se da cuenta de que ha sido descubierto.
—Vanessa, no es...—dice. Se ahoga con las palabras, pero lo interrumpí.
—No es lo que parece. ¿Es eso lo que ibas a decir? Porque esto es exactamente lo que parece. Entiendo que has estado trabajando hasta tarde, pero me parece que has estado trabajando en otras cosas.
—Sandra es mi secretaria—dice a la defensiva, poniéndose de pie mostrando su diminuto atributo. Ojalá pudiera tomar una foto y capturar este momento para que todos lo vean. Ver a Alex vulnerable y con su triste pene a la vista no tiene precio. Nunca tuve sexo con él porque no me sentí preparada y me alegro de no haberlo hecho. Tomé las libretas y lápices de su escritorio y se lo lancé. Él trató de esquivarlo. Y su amante se alejó.
—¡Vete a la mierda Alex!—le grité. Quería hacer mas, pero no valía la pena. Salí de ahí furiosa y decepcionada de haber creído en él. Me equivoqué con este hombre y la vida perfecta que pretendíamos tener.
***
Alcance mi teléfono celular en la cama junto a mí, verifiqué si Alex se había molestado en llamar. No lo hizo. Lo que es un bastardo. Decidí llamar a mi madre. Ella odiaba a los hombres por excelencia, especialmente después de que mi padre la dejó sin una palabra y sin dinero a su nombre. Mi visión se volvió borrosa cuando presioné el botón de mi madre en mis Contactos, presioné el teléfono contra mi oreja y esperé, con la esperanza de que respondiera.
—Hola, cariño— es pasada la medianoche—.¿Está todo bien?
—¡No! —grité ahogándome en lágrimas—.Alex me está engañando con su secretaria. Entré en su oficina...
—¿Él hizo qué? Voy a matar a ese idiota.
—Mamá, cálmate. Lo hecho, hecho está. Solo quería hablar contigo. Sé que has pasado por esto antes con papá. ¿Cómo seguiste adelante?
Ella suspiró en el auricular.
—Cariño, nunca seguí adelante. El dolor de su partida siempre estuvo ahí. Pero a medida que pasa el tiempo, cada día se vuelve más fácil. Además, te tenía a ti para hacerme compañía. No estoy segura de cómo habría lidiado con las cosas si no hubiera tenido que criarte.
—Estoy segura de que tu vida habría resultado mejor si no me tuvieras cerca. ¿Desearías que las cosas hubieran resultado diferentes?—pregunté.
De alguna manera escuchar sobre su pasado me está ayudando a lidiar con el presente. Necesito que siga hablando hasta que me quede dormida, lo que puede ser pronto dada la cantidad de pastillas para dormir que he tomado en las últimas dos horas.
—Por supuesto. Si pudiera hacer las cosas de nuevo, habría tomado mejores decisiones. La única decisión de la que nunca me arrepentiré es la tuya, si eso es a lo que te refieres.
—Mamá, solo quiero que sepas que te amo. Por si me pasa algo.
—Yo también te amo, cariño, pero ¿de qué estás hablando?— su preocupación e irritación son evidentes en cada palabra—.No digas cosas así sin darte explicaciones.
—Quería adormecer el dolor, de la misma manera que lo haces tú.
Mi cuerpo se siente como si estuviera flotando sobre mí, elevándose a nuevas alturas. No me había emborrachado o drogado tanto desde la universidad, y me encanta la sensación. Todos mis problemas se desvanecen. No más novio mentiroso.
—¡¿Qué tomaste, Vanessa?!—mi madre gritó en el teléfono—¡Respóndeme!
—Solo unas pastillas para dormir—dije. Me río para mis adentros, inclinando mi cabeza hacia un lado para poder descansar un poco—. Y media botella de vodka. Quizás más—agregué.Alfileres y agujas recorrieron por mis brazos y piernas. Apenas podía sentir mi cara.
—Yo no estoy riendo. Esto no es gracioso. Estoy preocupada. Prométeme que estarás bien por la mañana. No puedes tirar tu vida por la borda por culpa de Alex.
—Lo estaré—dije, luchando contra el sueño y tan cerca de un poco de paz y tranquilidad—.Te llamaré cuando me despierte.
—Vas a volver a casa. Empaca tus maletas mañana y trae tu trasero aquí. Te echo de menos. En un momento como este, necesitas a tu madre.
Si pudiera mantenerlos abiertos, pondría los ojos en blanco.
—De acuerdo mamá. Buenas noches.
—Buenas noches.
Hice clic en el botón Finalizar de mi teléfono y me puse de lado, acurrucándome como una bola en medio de la cama. Los pensamientos de Alex invadieron mi cabeza una vez más. Apartándolos, cerré los ojos con más fuerza, enfocándome en tiempos más felices.
***
Volver a la casa de mi madre no es uno de mis mejores momentos. Renuncie a mi trabajo como mesera para regresar a mi ciudad de origen y así olvidarme de Alex. Me detuve frente a la casa donde crecí. Limpié las lágrimas de mi cara, traté de recomponerme antes de que mi madre se asustara de nuevo. Miré por el espejo retrovisor y alisé mi maquillaje, el rímel comenzó a mancharme las mejillas. Odio a Alex por hacerme esto. Odio a los hombres en general. Pero tengo que hacerme mujer y hacer que mi lamentable trasero vuelva a vivir.
Antes de salir de mi auto, escuché a mi madre gritar mi nombre a mi derecha. Fingí que ella no estaba allí durante unos segundos antes de que volviera a hacerlo. Miré por la puerta del lado del pasajero mientras me saludaba desde la acera frente a su casa de la manera más dulce. Ella puede ver a través de la fachada cuando trato de ocultar mis sentimientos. Mi madre no me ha dejado vivir lo que sospecha que fue mi intento de suicidio. No lo fue Ahora, está aterrorizada de que intente suicidarme con pastillas y alcohol. No estaba pensando en ese momento. Quería que el dolor desapareciera, y lo hice posible. Incluso si la solución era sólo temporal.
Al salir del auto, me temblaron las piernas.
—Vanessa —me dice al oído mientras se abalanzaba sobre mí. Envolví mis brazos alrededor de ella. Mamá me da un beso en la mejilla y luego me mira—.Te ves horrible, cariño. Odio verte así.
—Estaré bien, mamá—finjo una sonrisa para su beneficio—.Una vez que deshaga las maletas y me instale en mi antigua habitación, podemos hacer un poco de café y ver sus películas.
—Me parece bien. Entra—dice, dejando caer los brazos a los costados y mirándome a los ojos.
Mi cuerpo estaba tan cansado y pesado, como si lo cargara arena. Arrastré los pies hacia la puerta principal. Después de escuchar a mi madre divagar sobre mi padre, a quien ya ni recuerdo, seguido de Alex. Cansada e irritada, subí las escaleras hasta mi antiguo dormitorio, desesperada por dormir en la cama. Respiré hondo mientras encendía el interruptor de la luz y entré. La habitación todavía tenia el edredón rosa pálido de cuando estaba en la escuela secundaria, muchas cosas todavía estaban en su lugar. Me tire a la cama. Mis párpados se volvieron pesados poco a poco. Cerré los ojos, me concentré en imaginarme en comenzar una nueva vida.