Narra Vanessa. Después del almuerzo, regresé a la oficina y volví al trabajo. Esta vez decidí trabajar en la sala de descanso que tenia unos sofas, mesa y una mini cocina donde preparaba el cafe de Eliot. Poco después llamaron a la puerta y me saludaron. —Dylan—dije. Estaba feliz por la distracción y por tener otro intento de librar a Eliot de mi sistema. —¿Terminaste?—preguntó con una sonrisa. Me pregunté si siempre fue tan jovial o si simplemente estaba contento de que la jornada laboral hubiera terminado. Tal vez estaba feliz de verme. ¿No sería eso algo? —¿Ya es esa hora?—dije. Miré mi reloj y me di cuenta de que eran casi las seis. Entró y se sentó a mi lado en el sofá. —¿Cómo evitas que tu cerebro se derrita al mirar todo esto?—señaló con la cabeza los papeles en mi mesita de