Los hombres lanzaron gritos de guerra. Venían de todas partes, incluso de arriba. En el cielo, los halcones volaban en círculos. Era como si los cazadores presintieran la c********a que se avecinaba y esperaran pacientemente a que llegara la comida caliente. La mañana debía de estar cerca, o las aves planeaban renunciar al sueño en busca de carroña. —A eso —dijo Eadric. Mykal vio cómo el barco rebotaba en el oleaje del mar. Estaba muy cerca de los muelles. Llegaría pronto. No estaba seguro de si eso era bueno o malo. La Guardia entró en los muelles a caballo y con las espadas desenvainadas. Las flechas volaron hacia la Guardia con un ligero silbido cuando la punta ancha y el emplumado cortaron el aire. La Guardia levantó los escudos, desviando los intentos de los arqueros. Una flecha