El ceño del príncipe Won Goo se frunció cuando la doncella Jo lo recibió en la puerta de la residencia de sus padres, la mujer hizo varias reverencias mientras le decía que no podía ver al Rey debido a que este se encontraba enfermo y que fue algo que el niño no creyó y le molestó que aquella excusa tan vieja fuera usada para evitarlo. —El Emperador ordenó que viniera —dijo —el Rey debería estar esperándome. —Lo siento, su alteza, pero el Rey no se encuentra bien de salud y por eso no puede recibirlo. La doncella Jo volvió a hacer una reverencia, el Rey le había ordenado que despidiera al príncipe, y aunque ella no había entendido la razón de que lo hiciera si sus ojos el día anterior gritaban ansiosos por olvidarse de las etiquetas, tampoco pudo preguntarle directamente, sólo acatar la