Escuchó una respiración agitada junto a su oreja, haciendo que su brazo derecho se afirmara en aquella delgada cintura que le gustaba tanto, porque parecía estar hecha para ser sostenida por él como en ese momento lo hacía, provocando que sus labios se curvaran ligeramente cuando un suave gemido salió de los labios del doncel en sus brazos. —Su Majestad debería ser menos ruidoso si no quiere que el Ministro de justicia nos escuche —susurró el Emperador. Las mejillas de Tae Young se calentaron más y apretó sus labios entre sí, viendo una sonrisa ladina aparecer en el rostro del Emperador, antes de que la mano libre de este tomara su barbilla, acercándolo un poco más para besarlo y así acallar sus gemidos, que no debían ser escuchados por el Ministro de justicia que no dejaba de hablar al